Una guía analiza los claroscuros de la arquitectura del siglo XX en Santiago
La publicación agrupa más de 150 proyectos urbanísticos de los últimos 100 años
A pesar de sus reconocidas obras maestras arquitectónicas, la ciudad de Santiago cuenta entre su patrimonio con construcciones poco afortunadas creadas en los últimos cien años. Así lo refleja la publicación Santiago de Compostela: Arquitecturas del siglo XX presentada ayer por la delegación de Santiago del Colegio Oficial de Arquitectos de Galicia (COAG). Se trata de un recorrido por el urbanismo y la arquitectura moderna compostelana, desde la primera década del pasado siglohasta las creaciones más recientes y los proyectos de futuro de la ciudad.
La guía ha seleccionado 150 proyectos contemporáneos de Santiago a través de los que se intenta "reflejar la ciudad tal como es, con sus cosas buenas y malas", según explica el coordinador de la publicación Xosé Allegue, arquitecto del Consorcio.
El libro, que pretende servir de consulta tanto para autóctonos como para turistas, ofrece una visión global del crecimiento de la ciudad. Huye de realizar una selección de construcciones ejemplares; por el contrario, muestra cómo la ciudad ha ido evolucionando en función de los variables planes de ordenación urbanística, ordenados de forma cronológica. Allegue asegura que Santiago ha sido particularmente sensible a los cambios en los movimientos arquitectónicos, una característica que hace que, junto a los numerosos edificios del Ensanche de estilo racionalista, encontremos ejemplos de construcciones historicistas, regionalistas y modernistas. Esta mezcla de estilos hace que la ciudad presente en ocasiones una imagen de "poca uniformidad", algo que "caracteriza también a otras ciudades de Galicia".
Entre los más de cien arquitectos de cuyas obras se hace eco esta guía figuran Álvaro Siza, Rafael Baltar, Manuel Gallego Jorreto y Peter Eisenman. Su contenido, dividido en cinco partes, muestra los planes urbanísticos que condicionaron el crecimiento de la ciudad, espacios públicos, obras de nueva planta y las intervenciones de restauración e interiorismo del casco antiguo. Incluso existe un apartado dedicado a las obras finalmente no construidas, como el proyecto de 1932 que pretendía conectar directamente Porta Faxeira con la plaza del Obradoiro, y obras destruidas, como el polémico edificio de Castromil. Según Xosé Allegue, "éste es un debate superado", aunque la Plaza de Galicia "necesita una seria reflexión".
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