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Reportaje:

Los búlgaros de Madrid se olvidan de su presidente

Las elecciones presidenciales del país que en enero entrará en la UE atraen sólo a un 3% de los 30.000 residentes en la región

Luis Doncel

Una cabina con una cortina color hueso, una mesa y un sofá, tres banderas -la búlgara, la europea y la de la OTAN- y una bandeja con dos cafés fríos sobre un austero aparador. Es el atrezo que rodeó a los búlgaros residentes en Madrid que ayer se acercaron a su Embajada, un edificio de corte soviético en el distrito de Chamartín, para elegir al presidente de su país. De los 30.000 censados en la región, votaron menos de un millar, 600 en Madrid y 200 en Collado Villalba.

A pesar de que únicamente el 3% de los empadronados en la región se olvidaron de la lluvia e introdujeron el nombre de su favorito en la urna, el consejero de Asuntos Políticos de la Embajada, Alexander Raikov, estaba exultante con la participación: "En 2001 votaron 160 personas. Lo de hoy ha sido un éxito".

Krasimir, uno de los 120.000 búlgaros residentes en España, tiene su explicación para explicar la apatía electoral. "La organización ha sido malísima. Estuvimos 20 minutos haciendo cola bajo la lluvia. Cuando fui a protestar a unos señores muy elegantes, que estaban con su trajecito bajo cubierto, me dijeron que debería haber pedido una cita". Krasimir, su mujer e hijo se negaron a seguir esperando y se fueron a Collado Villalba, donde había otra mesa electoral. Allí el proceso fue más rápido.

"No puede ser que un país que va a entrar en la Unión Europea dentro de tres meses funcione tan mal y con tanta burocracia", comenta este albañil que lleva ocho de sus 48 años viviendo en Alcorcón.

Tina, que con su título de licenciada en Historia bajo el brazo, limpia casas en Madrid desde hace cinco años, también critica la organización. "He venido con mis tres hijas y no nos dejan ni utilizar el baño", dice mientras las pequeñas se resguardan bajo sus paraguas. El consejero Raikov, que habla un español exquisito, no comparte su visión: "No podemos meter a todo el mundo en la Embajada. La gente nunca está contenta". Según su versión, los funcionarios y él han hecho lo necesario para que todo funcione bien.

Seis chicos acaban de estrenarse. A sus 18 y 19 años, es la primera vez que votan fuera de casa. Hace un mes que viven en Madrid, donde van a estudiar. Gabriela, que ha elegido Filología Árabe, se queja de los tópicos que rodean a su país. "Cuando buscaba piso y decía que era búlgara, el casero me ponía una cara rara. Sólo se habla de nosotros cuando alguien comete un delito". El estudiante de Empresariales Svetlozar, en cambio, está encantado con el funcionamiento de las instituciones en España. "Perdí mi pasaporte y la policía me lo devolvió rápidamente; en Bulgaria sería imposible", añade con una gramática impecable aprendida en un colegio bilingüe de Sofía.

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Uno de los puntos conflictivos es la postura ante el líder del partido ultranacionalista Ataka, Volen Siderov, que ha pasado a la segunda vuelta. "Desde luego que con nuestro voto no será presidente", dice Svetlozar. Tina, la licenciada en Historia, cree, en cambio, que es el único político que puede luchar contra la corrupción. "He votado por él porque necesitamos un cambio", comenta casi susurrando.

Por cierto, al no haber alcanzado el 50% de participación, el próximo domingo Siderov disputará la segunda vuelta al presidente socialista Georgi Parvanov.

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Sobre la firma

Luis Doncel
Es jefe de sección de Internacional. Antes fue jefe de sección de Economía y corresponsal en Berlín y Bruselas. Desde 2007 ha cubierto la crisis inmobiliaria y del euro, el rescate a España y los efectos en Alemania de la crisis migratoria de 2015, además de eventos internacionales como tres elecciones alemanas o reuniones del FMI y el BCE.

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