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Rubalcaba tacha de vileza la postura del PP en el proceso de paz y dice que perjudica al Estado

García Escudero admite que su ataque "fue duro" pero culpa al PSOE por aislar a los populares

El ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, tachó de "vileza" e "infamia" la acusación "falsa" que el miércoles lanzó el PP en el Senado de que José Luis Rodríguez Zapatero autorizó contactos con ETA mientras la banda asesinaba al socialista Joseba Pagazaurtundua. El ministro se preguntó en el Congreso a quién beneficia la estrategia del PP contra el proceso de paz. "Ni al Estado, ni a la lucha antiterrorista", contestó. El portavoz del PP en el Senado, Pío García Escudero, admitió ayer que su acusación "fue dura", pero culpó al PSOE por aislar a su partido en el proceso de paz.

Las acusaciones del PP a Zapatero indignan al presidente del Senado por su "crueldad"

Rubalcaba había acudido a la Comisión de Interior del Congreso para hablar de la remodelación de la estructura de su departamento. Pero se encontró con que la diputada del PP Ana Torme sacó a pasear el 11-M, los GAL, el proceso de paz e incluso las supuestas órdenes de Interior para que no se investiguen las cartas de extorsión de ETA, para detener ilegalmente a militantes del PP y para falsificar el informe del ácido bórico.

El ministro rehusó la mayor parte de los capotes tendidos por Torme, incluso a pesar de que el diputado del PNV Emilio Olabarría le pidió que fuera contundente en su respuesta ante las imputaciones del PP, algunas de ellas "los delitos más graves del Código Penal de 1995", a su juicio. Rubalcaba dijo que del 11-M no iba a hablar -sí dijo que "las mentiras" del PP sobre este atentado tienen "preso" a dicho partido- y continuó: "Ahora le voy a decir un par de cosas sobre el proceso de paz".

El titular de Interior recordó que mientras el PP abría contactos con ETA "había kale borroka a punta de pala", y subrayó que nunca el PSOE pidió a ningún ministro del Interior del PP que explicara en el Congreso la lucha callejera o los movimientos de presos que hizo José María Aznar durante la tregua de siete días con la que ETA recibió a su Gobierno en 1996.

Tras asegurar que el debate que se estaba planteando en la comisión no le interesaba, se refirió a la acusación del día anterior de García Escudero: "¿Se han parado a pensar a quién beneficia lo que ayer hicieron en el Parlamento? Yo le digo a quien no beneficia: ni al Estado ni a la lucha antiterrorista". Y siguió: "Ayer se formularon un conjunto de acusaciones falsas. Son tan fuertes..., son una auténtica infamia. Cuando se habla en el Congreso o el Senado sobre un tema de política antiterrorista y se habla de atentados mortales, se está cometiendo una vileza".

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Como Torme, al replicarle, le volvió a citar el GAL, el 11-M y el asunto de Pagazaurtundua, Rubalcaba volvió a la carga. "Creo que no hay ningún país democrático donde un presidente del Gobierno haya soportado una vileza como la que escuchamos ayer. Pensé que ya no podíamos subir más pero el PP no nos falla nunca, siempre puede subir un escalón más".

Rubalcaba recordó que en ocho años de Gobierno popular "jamás ningún portavoz ni ministro del PP habló en el Parlamento del proceso de paz", ya que si el PSOE tuvo alguna duda sobre aquella negociación la resolvió en reuniones bilaterales con el PP. Y añadió algo que pareció un aviso a navegantes: "Como yo fui el que planteó las dudas, nunca se sabrán, nunca, y estoy pensando en una mañana concreta y en un desayuno concreto".

La diputada Torme utilizó similares argumentos a los del portavoz del PP en el Senado, a pesar de que éste admitió ayer que la acusación que le lanzó a Rodríguez Zapatero "fue dura". Incluso otros dirigentes del partido admitieron en privado que esas palabras tal vez fueron "excesivas", si bien insistieron en que la causa hay que buscarla en la sensación de que el PSOE aísla al PP.

García Escudero tiene fama de moderado, pero el miércoles lanzó una grave acusación, que ha indignado a los socialistas. Javier Rojo, presidente del Senado y dirigente del PSE, aseguró ayer en la cadena SER que le han llamado dirigentes del PP, especialmente del País Vasco, para desmarcarse de la frase de Escudero. "Tengo un gran afecto por Pío, pero hay cosas que no se pueden decir. Yo he compartido mucho sufrimiento con la gente del PP del País Vasco, hemos estado en la misma trinchera. Me duele ver cómo caminan hacia la soledad, que es dura; pero no pueden estar todo el día con esta crueldad y pensar que nosotros somos de hielo. Todos debemos empujar para que llegue la paz", comentó a EL PAÍS.

El propio García Escudero admitió ayer en declaraciones a Onda Cero que había dudado antes de pronunciar sus palabras. "Fue duro, y yo dudé si hacer mención a ello, pero claro, cuando estamos asistiendo a lo que estamos asistiendo, que es mucho más duro, a cómo se está marginando de este mal llamado proceso al partido de la oposición, que representa a más de diez millones de españoles; cómo se está marginando a las víctimas, los familiares de casi 1.000 muertos, que están empezando a pensar si ese sacrificio ha merecido la pena o ha valido para algo; cuando resulta que a quien se está contentando es a una organización ilegal y que cuando era legal tenía 154.000 votos... Al PP se le ha apartado y a las víctimas se las ha quitado de en medio, porque al señor Zapatero, en su mal llamado proceso de paz, le estorbamos".

Varios dirigentes del PP coincidían ayer en señalar en privado que las palabras de García Escudero fueron "excesivas". Todos admitían que siempre es delicado hablar de los muertos que uno y otro partido se han dejado en el camino. Sin embargo, hay dos elementos que para los dirigentes del PP son imprescindibles para entender dichos excesos. Por una parte, la comparecencia en el Senado del fiscal general del Estado, Cándido Conde Pumpido, en las que dejó caer que "a algunos se les puede notar las ganas de que haya" más muertos a manos de ETA, una presumible alusión a la actitud del PP.

El otro elemento es que, según estos dirigentes, el Gobierno no informa al PP de la marcha del proceso de paz. "Eso está generando mucha desconfianza en el partido. Nos están dejando fuera de juego", señalaba otro dirigente. Según el PP, Mariano Rajoy y Zapatero no hablan desde agosto, cuando el presidente llamó al líder del PP para pedir apoyo al envío de tropas a Líbano. "Estamos llegando a un nivel de enfrentamiento inasumible. Lo de Fraga del otro día es muy preocupante. Alguien tiene que parar esto, pero el problema es quién da el primer paso con la que está cayendo", señala un miembro de la dirección del PP.

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