La pirámide del Louvre, desbordada
El número de visitantes dispara las previsiones y fuerza su reforma.
Es en 1983 cuando Ieoh Ming Pei le presenta al presidente Mitterrand su proyecto para ampliar el Museo del Louvre, gracias a una pirámide de cristal de más de 30 metros de altura situada en el centro del patio principal -la cour Napoleon- que comunica las distintas alas del gigantesco edificio. Una de ellas, la que entonces ocupaba el Ministerio de Finanzas, sería recuperada por el museo y había que repensar el acceso, acogida y circulación de visitantes, que entonces se estimaba que se situaría entre los 3,5 y los 4 millones anuales. Mas de 20 años después el éxito pone en peligro el invento: en 2005 el Louvre recibió a 7,5 millones de personas.
A Pei le pidieron que imaginase una solución que no interfiriese en los edificios. Éstos se mantendrían intocables, porque por algo tenían la catalogación de Monumento Nacional. Construir una pirámide y explotar el subsuelo del antiguo palacio fueron las ideas de genio de Pei. Creó así un enorme vestíbulo, un distribuidor que comunica los cuatro puntos cardinales, las alas Sully, Denon, Richelieu y una nueva zona destinada a un área comercial.
Ahora, el Gobierno galo le pide a Pei que revise su obra y la adapte no sólo al crecimiento de visitas que ya se ha producido, sino que añada al total un 20% más que se da por descontado que llegará de aquí al 2010. Además, el Louvre ha sido dotado, al fin, de un departamento de Arte Islámico que se abrirá al público en el transcurso del 2009 y que obliga a reorganizar el flujo de visitantes.
El Pompidou ya sufrió hace cinco años un problema parecido. Hubo que cerrar el museo para evitar, por ejemplo, el hundimiento de unas escaleras mecánicas que habían subido a lo largo de 20 años a un número de turistas cuatro veces superior al previsto por los arquitectos, a partir de las estimaciones proporcionadas por los responsables del museo. Y esto mismo es lo que ocurre ahora en otro gran museo parisino: el Picasso. Este centro tendrá que cerrar durante un año para adaptar sus instalaciones a las exigencias modernas y a la creciente demanda de exposiciones temporales.
Desgaste
El Louvre abordará estas modificaciones, exigidas por el desgaste que significa el éxito, asociándolas a dos proyectos importantes. Por un lado, la apertura de una prolongación del museo parisino en la ciudad de Lens. Esta nueva y pequeña sede debiera estar terminada en 2009 y supondrá un equipamiento cultural de primer nivel para el deprimido norte de Francia.
Por otro lado, las reformas previstas en el edificio coincidirán con la puesta en marcha del acuerdo firmado con el Museo de Atlanta. Así, un número importante de obras maestras de la colección francesa se instalarán -sometidas a un régimen de rotación- en las salas de la principal institución pictórica de la ciudad estadounidense.
El Estado ha aumentado en 10 millones de euros su subvención al Louvre para ayudarle a financiar su despliegue y modernización. La dotación oficial ha pasado de 103 millones de euros a 112,7 millones, para un presupuesto global que ascenderá a 186 millones en 2006, 198 en 2007 y 214,2 en 2008.
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