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Crítica:
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Historias de la Mafia

Guillermo Altares

¿Por qué nos fascina la Mafia? La Cosa Nostra ha sido uno de los grandes imanes de nuestro tiempo. La Mafia representa la fuerza bruta, el terror, la violencia, la sordidez criminal, pero también el interés por un poder antiguo que crece en los márgenes del Estado o, mejor dicho, alimentándose de la debilidad de la sociedad. Las historias de la Mafia lo tienen todo, como las tragedias shakespearianas: crímenes, traiciones, actos de heroísmo, venganzas bíblicas... No tienen ningún glamour, ningún encanto -hablan de crímenes por dinero y de niños asesinados cuyos cadáveres son disueltos en ácido-, pero nos gustan porque se sumergen en los rincones oscuros, porque son relatos de situaciones al límite, que se mueven entre la vida y la muerte. Esta fascinación ha hecho que se confundan muchas veces la realidad y la ficción, como ocurrió con el cruel y poderoso padrino neoyorquino John Gotti, conocido como el Don de Teflón, por su habilidad para evitar los cargos, asesino despiadado con trajes a medida de mil dólares, pero que fue tratado a veces como una estrella de cine aunque sus crímenes no eran nada imaginarios.

COSA NOSTRA. HISTORIA DE LA MAFIA SICILIANA

John Dickie

Traducción de Francisco Ramos

Debate. Barcelona, 2006

495 páginas. 21 euros

COSAS DE LA COSA NOSTRA

Giovanni Falcone

Traducción de Miquel Izquierdo

Ediciones Barataria

Barcelona, 2006

164 páginas. 15 euros

Pese a que ha sido una enorme fuente de ficciones, desde El Padrino (utilizado en las escuelas de negocios junto a El arte de la guerra) hasta los Soprano o Uno de los nuestros pasando por Scarface o Con faldas y a lo loco, a la hora de acercarse a la mafia no hay nada tan apasionante como la realidad como demuestran dos libros que acaban de publicarse en castellano: Cosa Nostra. Historia de la mafia siciliana, del profesor británico John Dickie, y Cosas de la Cosa Nostra, el testimonio de Giovanni Falcone, el juez que más hizo por combatir a la Mafia, junto a Paolo Borsellino, una lucha que terminó costándole la vida a los dos magistrados, que fueron asesinados en 1992 en un plazo de pocos meses.

Se trata de dos libros tan difer

entes como complementarios. Dickie, profesor de estudios italianos en el University College de Londres, relata, a veces como un periodista, otras como un académico, la historia de la Mafia contemporánea, desde sus orígenes a finales del siglo XIX hasta Bernardo Provenzano, el último de los grandes capos corleoneses, conocidos por su implacable crueldad, capturado el pasado abril tras 43 años de fuga. La mejor descripción que se puede hacer del libro es que sus 500 páginas se hacen cortas y que el contexto -político y social- está perfectamente descrito, algo imprescindible para moverse en los complicados recovecos de la historia reciente de Italia.

El libro que Falcone escribió ayudado por la periodista Marcelle Padovani, y que publicó pocos meses antes de su muerte, es una experiencia completamente diferente. Es una obra de una sabiduría digna del hombre que consiguió romper décadas de silencio y horror, incluso después de su desaparición física porque su asesinato representó una victoria pírrica de la Mafia, que tras el magnicidio se enfrentó a la peor ofensiva del Estado italiano desde el final de la II Guerra Mundial. Falcone relata su viaje de la mano del arrepentido Tommasso Buscetta al mundo de los hombres de honor - "no olvide que la cuenta que ha abierto con la Cosa Nostra no se cerrará jamás. ¿Sigue teniendo la intención de interrogarme?", le dijo en su primera conversación-, pero también es un recorrido por las tripas del Estado italiano. Saber que Falcone, Borsellino y tantos otros murieron en el empeño hace todavía más impresionante este testimonio, lleno de referencias a las amenazas en medio de las que siguen viviendo todos los magistrados y fiscales que se enfrentan a la Cosa Nostra en Sicilia.

"Normalmente mueren porque es

tán solos o porque han entrado en un juego que les queda grande. A menudo mueren porque no disponen de las alianzas necesarias, porque les faltan apoyos. En Sicilia, la Mafia se ensaña con los servidores del Estado que el Estado no ha logrado proteger", son las palabras finales de un libro que, en muchos aspectos, podía ser un manual para cualquiera que trate de comprender el mundo tenebroso de la criminalidad organizada, sea política o económica. "Los hombres de honor no son ni diabólicos ni esquizofrénicos. No matarían a sus madres por unos gramos de heroína. Son hombres como nosotros. La tendencia del mundo occidental y del europeo en particular consiste en exorcizar el mal proyectándolo sobre etnias y comportamientos que se antojan diferentes a los nuestros. Por contra, si queremos combatir a la Mafia de manera eficiente no debemos transformarla en un monstruo ni pensar que sea un pulpo o un cáncer. Debemos reconocer que se nos parece", escribe el magistrado en una reflexión realmente impresionante y aplicable a espacios lejanos de la isla más grande del Mediterráneo.

La criminalidad organizada es un fenómeno mundial, pero la Mafia, la organización que se rige por implacables reglas centenarias y está obsesionada por el control sobre el territorio como fuente de poder, es exclusivamente siciliana y es una lacra que ha acompañado a la isla durante los últimos 200 años. Quizá por eso sus códigos, sus historias, sus crímenes tengan una lectura tan universal, quizá por eso estos dos libros acaben por resultar tan cercanos. Son obras que ayudan a alejar muchos tópicos, cargadas de información y de historias, de personajes inolvidables, empezando por Falcone. Son obras llenas de realidad.

Familiares de Salvatore Valente, jefe de la Ndrangheta (Mafia calabresa), lloran sobre su cadáver en febrero de 2000.
Familiares de Salvatore Valente, jefe de la Ndrangheta (Mafia calabresa), lloran sobre su cadáver en febrero de 2000.AP

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Sobre la firma

Guillermo Altares
Es redactor jefe de Cultura en EL PAÍS. Ha pasado por las secciones de Internacional, Reportajes e Ideas, viajado como enviado especial a numerosos países –entre ellos Afganistán, Irak y Líbano– y formado parte del equipo de editorialistas. Es autor de ‘Una lección olvidada’, que recibió el premio al mejor ensayo de las librerías de Madrid.

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