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Alemania 2006

La quiebra de Varig complica el triste regreso

Ricardinho, Robinho, Luisao, Mineiro Cicinho, Cris, Fred y Moracir Sant'Anna, el preparador físico, volaron anoche, desde el aeropuerto de Francfort al de Sao Paulo. Hoy, a la una del mediodía, con destino al de Tim Jobim, en Río de Janeiro, viajarán Parreira, Zagallo, sus ayudantes y el lateral Gilberto. El resto de los componentes de la selección marchó en avión privado, como Ronaldo o Ronaldinho, que ayer por la mañana llegaron a España. Mientras, unos 10.000 brasileños, incluidos cientos de periodistas, entre ellos la cadena O'Globo, -uniformados con camisetas verdes o sea, los más de 197 periodistas uniformados con camisas de ese color que identifican en la distancia a los trabajadores de ese periódico- siguen en Alemania. Lo malo es que a muchos, a todos los que pusieron rumbo al sexto título con un vuelo de Varig, les invade cierta angustia: no saben cuando podrán abandonar Alemania. La compañía aerea Varig quebró la pasada semana.

"Lo peor no es llorar. Lo peor es no poder dejar de hacerlo", aseguraba un seguidor brasileño en el vestíbulo de un hotel de Francfort, con las maletas preparadas para volver a casa. El sueño del hexacampeonato deberá esperar al menos cuatro años más, hasta Suráfrica. Entonces, Brasil volverá a intentarlo. Ayer, de vuelta a la dura realidad, con el equipo eliminado, a Joao Leite, un millonario de Florianópolis, le preocupaba más bien poco abandonar todo eso. "Sabía que tenía un vuelo de Varig abierto para volar desde Múnich. La línea regular ha sido suspendida. Me han dicho que me sirve el billete para volar desde Francfort, pero no me lo creo, claro" comentaba en el Hotel Sheraton la noche del sábado. Él no tiene problema. Tiene dinero para volar con cualquier compañía, pero sabe que hay bastantes compatriotas angustiados.

Oficialmente, portavoces de Varig aseguran que todo el que haya pagado un billete volverá a casa. La Confederación Brasileña está tranquila y por medio de un portavoz, ha reconocido: "Lo último que van a hacer es dejar a un jugador en tierra. Si están intentando vender la compañía, la publicada sería negativisima". La torcida aboga porque Varig, patrocinador de la federación, deje a Parreira castigado en Alemania, pero parece poco probable. Por si acaso, Waldir Peres, ministro de Defensa, ya ha ofrecido aviones Hércules de las Fuerzas Aéreas para repatriar a los aficionados si Varig falla. La reacción ha sido inmediata y numerosos humoristas se han hecho eco del asunto, asegurando: "Si viajan con nuestros aviones, no llegan a casa, te lo aseguro", le decía, en una tira cómica un piloto del ejercito a uno de Varig, lloroso por la quiebra, en un dibujo colgado en Internet.

De los 61 aparatos de la flota aerea de Varig, al parecer sólo están operando 19, según informaciones aparecidas en diversos portales de Internet. Al menos 16 estarían estropeados, unos 20 en paro para evitar ser embargados si terminan pisando suelo de Estados Unidos por culpa de las deudas que Varig ha contraído con la empresa Boeing, y una cifra no cuantificada no podría volar por falta de combustible. Este último aspecto ha sido desmentido por fuentes de la compañía, que ha sido puesta en el mercado por el juez que atiende el caso de su quiebra.

Varig, que en su día pagó a Romario para que celebrara sus goles simulando el vuelo del avión, está en quiebra y Brasil, eliminada; la torcida llora, las maletas están hechas y no hay vuelos para dejar Alemania. Y lo peor, ya se sabe, no es llorar; lo peor es no poder dejar de hacerlo.

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