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Globalización financiera

El petróleo impulsa la banca fiel a la 'sharía'

Los circuitos financieros que cumplen la ley islámica mueven activos por 316.000 millones

Ángeles Espinosa

Los elevados precios del petróleo están contribuyendo al crecimiento de la banca islámica y a la expansión de los servicios que ésta presta en Oriente Próximo y Asia. Desde alternativas a las cuentas de ahorro y las hipotecas tradicionales hasta bonos, índices financieros o fondos inmobiliarios y de activos, los nuevos productos bancarios acordes con la ley islámica sharía tratan de conquistar parte de la liquidez generada en la región (2,5 billones de dólares en Oriente Próximo y el norte de África). Aun así, su participación en el mercado global sigue siendo pequeña.

"La demanda de productos bancarios islámicos está creciendo sobre todo en Arabia Saudí, Kuwait, Emiratos Árabes Unidos y Qatar", declara Mushtak Parker, director de la revista especializada Islamic Banker. Este experto destaca que entre los productos cuya demanda ha aumentado más están las hipotecas islámicas bajo el concepto de musharaka (copropiedad) decreciente, los seguros islámicos o takaful, los bonos islámicos o sukuk y la financiación a la construcción (istisna).

La banca islámica no ofrece intereses ni invierte en casinos, destilerías o tabaqueras
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"Los musulmanes suponen casi una quinta parte de la población mundial, 1.300 millones de habitantes, y además una cuarta parte de las reservas mundiales de petróleo se hallan en países islámicos", señala Celia de Anca, directora del Centro de Diversidad del Instituto de Empresa. "Se trata, pues, de una gran población, con un poder económico significativo y una amplia participación en los mercados financieros internacionales".

Fuerte potencial

Según un reciente estudio sobre banca islámica de la consultora McKinsey, un 25% de los habitantes de Malaisia, Indonesia y los países del Golfo busca servicios financieros plenamente respetuosos con la sharía, otro 25% se muestra indiferente y el 50% restante prefiere los productos islámicos sin llegar a sacrificar rendimientos o servicio. El informe da una idea del potencial que tiene esa opción financiera, más aún cuando su índice de penetración es todavía muy pequeño en el contexto global.

La principal característica de la banca islámica es que no ofrece intereses, ribaa. Dado que la sharía prohíbe la usura, los bancos que la respetan no pueden ni cobrar por los préstamos ni pagar por los depósitos, pero eso no quiere decir que no se remunere el capital o que sus servicios sean gratuitos. Algunos expertos añaden que tiene por objetivo contribuir a una distribución más equilibrada de la riqueza.

"Es cierto que el titular de una cuenta o el inversor no reciben interés, pero sí que tienen derecho a un porcentaje del beneficio, o participan en la eventual pérdida", desarrolla Parker. El islam reconoce la propiedad privada y no se opone a que el capital sea compensado como factor productivo, o a que sus propietarios reciban una parte de la plusvalía generada. Lo que no tienen es derecho a un porcentaje fijo.

"Se trata de un sistema fiduciario en el que el banco actúa como gestor de los fondos mudarib entre el propietario del capital y su usuario. A cambio, el banco cobra unos honorarios", añade el experto. En otros casos, el banco participa con los inversores y reparten el beneficio de acuerdo con su parte musharaka. "No debe confundirse el no pagar intereses con que sea gratuito", subraya Parker, que insiste en que se trata de una "gestión financiera con un una ética de justicia social muy fuerte".

Un fondo islámico no puede invertir en empresas que contradigan los principios de la sharía como, por ejemplo, casinos o casas de apuestas, destilerías, tabaqueras, industrias relacionadas con la producción y procesamiento de carne de cerdo, o con la pornografía.

"La mayoría de los países árabes e islámicos tiene sistemas basados en la financiación convencional occidental, pero en las dos últimas décadas se ha producido un movimiento de musulmanes que desean llevar sus asuntos de acuerdo con sus creencias", señala De Anca. Esa experta es autora del estudio Inversión con valores: la inversión islámica frente a la inversión ética que compara esa tendencia con la creciente popularidad de la inversión ética en Occidente.

"Los fondos islámicos pueden ser éticos, pero los fondos éticos no necesariamente son islámicos", precisa Parker. "Las compañías listadas en éstos tienen que cumplir también ciertos porcentajes financieros, como, por ejemplo, que sus ingresos por intereses no superen el 5% o que su deuda no llegue al 33% de sus activos", añade.

En 2005, un total de 250 instituciones islámicas operaba en medio centenar de países gestionando activos y fondos equivalentes a 400.000 millones de dólares (unos 316.000 millones de euros). En Irán y Pakistán, el sistema financiero es completamente islámico. En el resto de los países musulmanes, los bancos islámicos coexisten, y compiten, con los convencionales.

"Algunos musulmanes optan por el sistema financiero islámico por una cuestión de fe; otros, por experiencia, y no menos lo hacen porque simplemente da mayores rendimientos", manifiesta Parker, para quien no existe un cliente tipo. "La banca islámica no es sólo para los musulmanes. Cualquiera que esté interesado en el sistema puede participar", subraya antes de recordar que uno de los primeros clientes en abrir una cuenta en el Islamic Bank of Britain fue un cristiano. "En Malaisia, por ejemplo, algunos bancos [islámicos] tienen hasta un 70% de clientes que no son musulmanes, especialmente malaisios, chinos o indios", dice Parquer. Entre los grandes bancos europeos, sólo el Santander carece de experiencia conocida en este terreno, añade.

Normas muy duras

Con todo es Malaisia el país con el marco legal y los controles más avanzados en este campo. De acuerdo con este analista, "sus regulaciones obligatorias y normas contra el lavado de dinero son, en algunos aspectos, más duras que las de los países europeos". Así, la banca islámica ha conseguido hacerse con un 12% del sector, aunque el Gobierno de Kuala Lumpur aspira a que llegue al 20% para finales de 2010. También en los países árabes del golfo Pérsico está aumentando su peso. Arabia Saudí es uno de los principales actores porque cuenta con el mayor depósito de fondos islámicos, pero carece de la infraestructura legal.

"La demanda latente de productos de banca islámica en el Golfo es enorme", concluye Parker, "y además, se están abriendo nuevos mercados". Siria acaba de dar licencias a tres bancos islámicos para operar en el país. Líbano aprobó el año pasado una ley específica y también ha autorizado tres bancos. Algunos de éstos subrayan que el mercado está creciendo entre el 30% y el 40% anual, como el Arcapita Bank de Bahrain. "La evolución del sector en la UE es más moderada", afirma Parker. Aun así, HSBC Amanah, ABC International y Ahli United Bank de Londres anuncian un aumento lento pero sostenido de sus hipotecas islámicas y otros productos.

Oficina de Citibank (Nueva York), la primera compañía occidental en tener su propio banco islámico.
Oficina de Citibank (Nueva York), la primera compañía occidental en tener su propio banco islámico.ASSOCIATED PRESS

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Sobre la firma

Ángeles Espinosa
Analista sobre asuntos del mundo árabe e islámico. Ex corresponsal en Dubái, Teherán, Bagdad, El Cairo y Beirut. Ha escrito 'El tiempo de las mujeres', 'El Reino del Desierto' y 'Días de Guerra'. Licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense (Madrid) y Máster en Relaciones Internacionales por SAIS (Washington DC).

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