¿Cisma a la vista?
Katharine Jefferts Schori, oceanógrafa, obispo de Nevada, casada y con una hija, ha sido elegida jefa de la Iglesia episcopaliana, la rama de los anglicanos en EE UU, con gran horror de los sectores conservadores que amenazan con un cisma. Resulta paradójico que la polémica surja en una de las confesiones que primero rompió el tabú femenino aunque fuera por razones de Estado. Enrique VIII, fundador de la Iglesia anglicana y causante del cisma con la Iglesia de Roma en 1531 por no autorizar su divorcio con Ana Bolena, permitió el casamiento de los clérigos. Ahora, quien se ha removido en el sillón ha sido el arzobispo de Canterbury, Rowan Williams, el jefe espiritual de la Iglesia anglicana. En 1992, los anglicanos provocaron otro terremoto al dar luz verde al sacerdocio femenino. Williams ha sido siempre un gran defensor de ello, pero no hasta el extremo de que una mujer pudiera ocupar la jefatura. De hecho, se ha limitado a expresar los mejores votos a la obispo Schori, pero no a felicitarla. Ésta apoyó en 2003 la elección del primer obispo gay episcopaliano, defiende el matrimonio homosexual, el preservativo y el darwinismo. ¿Anatema? Sus ideas están en sintonía con las de la sociedad occidental de hoy. El revuelo de su designación se calmará con el tiempo, incluso si hay escisión. Muy probablemente la elección marque una senda y en el futuro todo ello será considerado normal. Por el contrario, la Iglesia católica sigue rechazando el sacerdocio femenino y defendiendo el celibato sacerdotal basándonos en razones teológicas cada vez más difíciles de justificar, pero es muy verosímil que lo tenga que aceptar no muy tarde, cuando no le quede más remedio, si no quiere alejarse de la sociedad.
