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Reportaje:

China fondea en el Puerto de Barcelona

El grupo Hutchison gana el concurso para la ampliación de la institución portuaria

Claudi Pérez

China se ha convertido en la fábrica del mundo. Ése es uno de los grandes tópicos de la globalización, y los tópicos contienen siempre grandes dosis de realidad. Pero la fábrica está lejos, y el transporte es fundamental para no lastrar la competitividad de los productos chinos. Hong Kong, Shangai y Singapur son los principales puertos del mundo, y los operadores portuarios asiáticos han tomado ya el control de los grandes puertos occidentales. Barcelona es el último ejemplo, de la mano de Hutchison.

Hutchison invertirá 660 millones en la capital catalana y convertirá Barcelona en su centro de operaciones en el Mediterráneo

Li Ka Shing es una de las mayores fortunas de Asia. Llegó a Hong Kong procedente de China en los años cuarenta del siglo pasado y ha amasado un patrimonio personal que la revista Forbes cifra en unos 13.000 millones de dólares. Mister Li está al frente de Hutchison Wampoa, un conglomerado con intereses en varios sectores, y punta de lanza de un nuevo fenómeno empresarial: las inversiones directas de empresas chinas en Occidente. Hutchison se ha dado a conocer en Europa con la compra de la cadena francesa de perfumerías Mariannaud y con el despliegue de las redes de telefonía móvil de tercera generación en Italia y el Reino Unido, y por poco también en España. Ahora, su división de puertos -líder mundial en tráfico de contenedores- ha dado la campanada con la adjudicación de una concesión por un periodo de 30 años en el Puerto de Barcelona.

Hutchison tiene previsto adquirir el 70% de Terminal de Contenedores -el segundo operador portuario español- en un plazo de tres meses para empezar a construir la nueva terminal de contenedores del Puerto de Barcelona. Un total de 93 hectáreas que permitirán incrementar el tráfico de contenedores hasta los 4,5 millones anuales, cerca de las cifras de los grandes puertos del norte de Europa. Con una inversión de 660 millones de euros a lo largo de la vida de la concesión, la compañía tiene previsto crear 600 empleos directos y 2.000 indirectos.

Pero al margen del peso cuantitativo de la operación, hay también aspectos cualitativos que han tenido un gran peso en el concurso, que ha dejado fuera las ofertas de la multinacional Dubai Ports y de TCB, líder en España por tráfico de contenedores. El principal activo de Hutchison es precisamente su origen. El objetivo declarado del Puerto de Barcelona con la ampliación era "ser la puerta de entrada del Mediterráneo para los grandes puertos del Sureste asiático", explicó Joaquim Coello, presidente de la Autoridad Portuaria de Barcelona (APB). Hutchison es el principal operador en los principales: Singapur, Hong Kong y Shanghai. Y su declaración de intenciones tras la adjudicación de Barcelona coincide con la de Coello: "Barcelona va a ser nuestro puerto clave en el sur de Europa", aseguró el director general de Hutchison, John Meredith, el pasado 1 de junio.

Lazos con Xfera

Con intereses en Egipto y Turquía, Hutchison convertirá Barcelona en su hub -centro de operaciones- del Mediterráneo, y participará también en varios proyectos de áreas logísticas en ciudades del sur de Europa, que se convertirán en puertos secos de la APB. El objetivo de la institución portuaria es que, cuando la terminal esté plenamente operativa, la mitad del tráfico de Barcelona "llegue de los grandes puertos del sureste asiático".

Pero los lazos de Hutchison con España no se limitan a los puertos. Florentino Pérez se sacó de la manga el nombre del grupo chino para mantener la licencia de telefonía móvil de tercera generación de Xfera, pese a que no llegaron a entablarse negociaciones formales entre las dos compañías. Hutchison nunca ha confirmado estos contactos. Finalmente no será en telecomunicaciones, pero el grupo chino tiene ya listo su desembarco en España de la mano de su filial de puertos.

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Sobre la firma

Claudi Pérez
Director adjunto de EL PAÍS. Excorresponsal político y económico, exredactor jefe de política nacional, excorresponsal en Bruselas durante toda la crisis del euro y anteriormente especialista en asuntos económicos internacionales. Premio Salvador de Madariaga. Madrid, y antes Bruselas, y aún antes Barcelona.

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