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Las 'estrellas' no pueden brillar en La Línea de Guatemala

Un documental plasma las reivindicaciones de un grupo de prostitutas guatemaltecas

Cuenta Marina que de una borrachera un amante le sacó el ojo, otro le regaló uno de cristal, y ella en otra borrachera lo perdió. El marido de Vilma la abandonó por su hija mayor, le quitó a sus hijos pequeños y la precipitó a la prostitución y, más tarde, a los brazos de Lupe y del lesbianismo. A Valeria su madre la echó de casa y le quitó a su hija cuando ella le dijo que su marido -su padrastro- había intentado abusar de ella. Todas ellas fueron a parar a La Línea. "Que es donde vive la escoria de Guatemala, un leprosario donde las putas se venden por dos dólares", dice el sevillano Chema Rodríguez, director del documental Estrellas de La Línea.

Allí se encontraron con otras mujeres a quienes la vida también ha situado en la frontera de la miseria. "No sabemos quiénes son más violentos, la policía, los clientes o nuestras propias parejas", dice Vilma. "Porque Lupe no está siempre así de calladita", apostilla, mientras ladea la cabeza hacia su compañera, a quien el comentario ha pillado desprevenida.

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A la dignidad por el balón

Querían dignidad, respeto y visibilidad, y Chema Rodríguez -guionista de La gran final- les propuso una reivindicación en clave futbolística. "Querían demostrar que no son animales raros, sino gente corriente con hijos, pasiones y sueños, y yo les propuse un medio distinto para hacerlo", explica Rodríguez.

El equipo Estrellas de La Línea se inscribió en un torneo de fútbol. Y llegó el día del primer partido. Cuando la organización se enteró de "su condición", pasó lo que sabían -y hasta esperaban- que iba a pasar: quejas, insultos, expulsión de la Liga y, más tarde, prensa y solidaridad.

"Hubo mucho rechazo, pero también mucho apoyo de gente que les regaló balones o camisetas, y que hizo posible que el equipo pudiera jugar 20 partidos", apunta Rodríguez. Hoy ya serán 21, ayer las estrellas jugaron contra un equipo de vagabundos en Madrid.

"No es un cuento de hadas. Es un documental", recuerda Andrés Zepeda, ayudante de dirección. Aunque reconocen que ahora son más visibles y, por primera vez, las han tratado con respeto.

Y es que, insisten, el respeto es una meta ambiciosa en un país como Guatemala, donde mueren cada día dos mujeres a causa de la violencia. "A mí mi trabajo me gusta porque no hago daño a nadie", comenta Carol.

Ahora están contentas, peinadas y maquilladas para la presentación del documental, a pesar de que su vida sigue prácticamente igual. "Ellas son socias del proyecto, en el momento en que se venda empezarán a recibir un dinero que les puede ayudar a cambiar sus vidas", señala Rodríguez. De momento, Estrellas de La Línea ya ha sido premiada en los festivales de Berlín y Málaga. Y Kimberley -el entrenador "o la entrenadora" del equipo- ha podido cumplir uno de sus sueños: lucir una blusita, que él/ella se había diseñado, en la alfombra roja de Berlín. "Yo me sentí pura Julia Roberts".

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