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La muerte de un pentapléjico

Jorge León pidió a un grupo pro eutanasia que una persona le ayudase a morir

DMD Madrid le aconsejó que solicitara al médico la sedación antes de ser desconectado

Ana Alfageme

El 21 de marzo pidió ayuda para quitarse la vida a través de Internet. Unos meses antes, Jorge León, el pentapléjico que murió el jueves pasado en Valladolid, había contactado con la Asociación para el Derecho a Morir Dignamente (DMD) de Madrid. Lo hizo por correo electrónico y fue contundente: sólo necesitaba una persona que le diese a beber un sedante, y cuando se hubiera dormido, le desconectase del respirador. DMD le sugirió que renunciase a la ventilación mecánica, una medida considerada extraordinaria, y que sus médicos le aplicaran sedación. También le pidió una entrevista. Él, cortésmente, rehusó.

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El 21 de marzo en su blog (diario en Internet), Jorge León proporcionaba su dirección y su teléfono para que alguien se pusiese en contacto con él y le ayudase a morir. Precisaba que esa persona no debería localizarle mediante correo electrónico, para no dejar pistas. Hace seis meses, recuerda un miembro de DMD Madrid, el pentapléjico, de 53 años, titulado en enfermería, había enviado un correo electrónico a la asociación madrileña que aboga por la legalización de la eutanasia y que tiene 500 socios. De hecho, Jorge era uno de ellos. Su primer contacto con la asociación había sido, según recuerda la misma fuente, hace ahora dos años.

Esta vez, la última, "fue muy claro en su demanda. Quería morir. Decía que lo tenía todo listo, todo pensado, incluso había hecho previsiones económicas, y que sólo necesitaba que una persona le machacase las pastillas tranquilizantes, para disolverlas en líquido y después le acercase a la boca el preparado", rememora un miembro de DMD Madrid que ha pedido no ser identificado. "Así se quedaría dormido y evitaría sufrir los ahogos cuando le fuese retirado el respirador". Jorge también relataba que no tenía cargas familiares y que sus allegados estaban de acuerdo con su decisión, según la misma fuente.

La asociación no le ofreció el tipo de ayuda que el pentapléjico, que sólo podía mover los labios, precisaba. "Le contestamos por la misma vía, por correo electrónico, contándole que él podía evitar el respirador porque se considera un tratamiento médico extraordinario, y por tanto prescindible, de acuerdo con la Ley General de Sanidad", prosigue este socio de DMD; "le sugerimos que acudiese a sus médicos para pedirles una sedación previa a la retirada del respirador, pero insistimos en que el proceso se realizase en un entorno médico. También le planteamos la posibilidad de desplazarnos a Valladolid para mantener una entrevista personal y discutir este tipo de cosas". El pentapléjico respondió, siempre por correo electrónico. "Rechazó que fuésemos a entrevistarnos con él, decía que no quería que nos desplazásemos en vano y que, de momento, no era necesario, que estaba preguntando a otras personas para llevar a cabo su plan. Nos dejó su teléfono", recuerda la misma fuente de DMD Madrid, "y no volvimos a saber de él".

"Creo que él deseaba tener el control absoluto de cuándo morir y cómo, quizá por ser enfermero. No quería perder ese control, ni mucho menos dejarlo en manos médicas", prosigue este asociado de DMD, "para él la intervención de un médico, la sedación, los cuidados paliativos, eran paños calientes. Se notaba que llevaba pensando mucho tiempo en ello".

La misma fuente manifiesta su solidaridad con quienes hayan ayudado a morir a Jorge León y añade, tras recordar una frase que aquél escribió con un puntero manejado por los labios -"¿Cómo podemos separar el derecho a vivir nuestra vida libremente del derecho a vivir nuestra muerte libremente?"-: "Es inadmisible que en la sociedad del bienestar existan personas condenadas a aguantar una situación a su juicio demasiado penosa, personas cuyo sufrimiento es sistemáticamente ignorado por políticos, médicos y juristas que anteponen la vida -vida deteriorada que no se desea- a valores propios de una sociedad democrática como son la libertad de cada persona para decidir sobre su vida y su muerte". También reclama al Gobierno que tome medidas legislativas para que personas como Fernando León no se vean obligadas a buscar soluciones al margen de la asistencia sanitaria.

Por otra parte, la asociación de lesionados medulares (Aspaym) de Castilla y León conocía las peticiones de Jorge León, socio de la entidad, según informó a Europa Press Francisco Sardón, su presidente, pero no medió para no interferir en su intimidad. El hermano del pentapléjico había acudido a visitar las instalaciones de una residencia que la asociación tiene previsto inaugurar este año para trasladar allí al enfermo.

Jorge León, en su casa de Valladolid.
Jorge León, en su casa de Valladolid.EL NORTE DE CASTILLA / HENAR SASTRE

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Sobre la firma

Ana Alfageme
Es reportera de El País Semanal. Sus intereses profesionales giran en torno a los derechos sociales, la salud, el feminismo y la cultura. Ha desarrollado su carrera en EL PAÍS, donde ha sido redactora jefa de Madrid, Proyectos Especiales y Redes Sociales. Ejerció como médica antes de ingresar en el Máster de Periodismo de la UAM y EL PAÍS.

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