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Miles de trabajadores colapsan Vigo por la huelga del metal

Los manifestantes se concentran ante la planta de Citroën, que tuvo que reducir su actividad

La ciudad de Vigo vivió ayer un día de caos, en la tercera jornada de huelga indefinida del sector del metal, con cortes de tráfico en los principales accesos de la ciudad, manifestaciones, coches quemados y contenedores de basura volcados. Unos 15.000 huelguistas llevaron sus protestas ante la fábrica de Citroën, donde cortaron el tráfico y lanzaron objetos para obstaculizar el cambio de turno de los trabajadores, en presencia de un fuerte dispositivo policial.

A los 22.000 trabajadores afectados por el convenio del sector, cuya negociación originó el conflicto, se sumaron ayer unos 600 empleados fijos de los grandes astilleros, en apoyo de las reivindicaciones de sus compañeros.

La huelga se convocó tras el fracaso de la mediación de la Consejería de Trabajo de la Xunta. Desde el jueves no existen negociaciones entre la patronal y los trabajadores, por lo que los sindicatos que convocaron la huelga acordaron ampliarla a todo el sector del metal en la provincia, que afectaría de esta manera a 37.000 trabajadores, pertenecientes a empresas como Citroën y sus auxiliares. El secretario comarcal de CC OO, José Cameselle, advirtió ayer de que la huelga "será durísima".

El seguimiento del paro a lo largo de estos días ha sido prácticamente total. Ni los grandes astilleros ni Citroën se rigen por el convenio que ha motivado la huelga indefinida, pero los sindicatos convocantes -UGT, CC OO y el nacionalista CIG- extenderán el conflicto a la totalidad del sector a partir del próximo jueves. La última huelga del metal en la provincia de Pontevedra ocurrió hace 12 años, se prolongó durante 23 días y provocó importantes disturbios, como los acontecidos ayer en Vigo, la mayor ciudad de Galicia.

Los altercados empezaron a primera hora de la mañana, con el corte de tráfico de los principales accesos y arterias de la ciudad, lo que provocó retenciones de varios kilómetros en entradas y salidas y colapsó la circulación en el centro urbano. A esas horas, varios miles de trabajadores del metal se concentraban para una asamblea informativa delante del ayuntamiento, desde donde se trasladaron en manifestación hasta la factoría de Citroën, a varios kilómetros de distancia, dejando a su paso un rastro de contenedores volcados, pequeñas hogueras, petardos y daños en el material urbano.

Quema de vehículos

La víspera, grupos de huelguistas quemaron seis vehículos de un concesionario, y ayer voltearon otro que pretendía circular por la zona donde transitaban los manifestantes.

La marcha fue seguida en todo momento por un helicóptero de la Policía Nacional, y a lo largo de su recorrido, furgones policiales vigilaron a los manifestantes y custodiaron la fábrica de Citroën, que tuvo que reducir su actividad.

La Subdelegación del Gobierno de Pontevedra reclamó el envío de refuerzos llegados desde Madrid y A Coruña, debido a la importancia de los disturbios de los dos días anteriores y para proteger la producción de la fábrica de vehículos. El único detenido fue un vecino de Vigo, al que según la policía se le encontró "material sospechoso", y que ha pasado a disposición judicial.

Los momentos de mayor tensión se vivieron en la fábrica de Citroën, donde se congregaron unos 7.000 manifestantes, que bloquearon los accesos a la factoría. Los huelguistas arrojaron huevos y objetos como botellas de plástico o conos de señalización a los trabajadores que abandonaban la planta y a los que se incorporaban a ella, a los que recibían entre insultos de "esquiroles". Uno de los objetos alcanzó a un fotógrafo de prensa y le provocó una brecha en una ceja. La fábrica estuvo protegida por 12 unidades de intervención policial y más de cuarenta agentes.

Cabeza de la manifestación que recorrió ayer las calles de Vigo.
Cabeza de la manifestación que recorrió ayer las calles de Vigo.EFE

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