_
_
_
_
Reportaje:

Mumbai no quiere ser Bombay

La ola de nacionalismo que recorre India lleva a muchas ciudades a cambiar sus nombres coloniales por otros autóctonos

India ha emprendido lo que su élite considera un camino sin retorno que conduce inexorablemente a convertir el país en una de las grandes potencias del siglo XXI y en este avance sus gobernantes han decidido dejar atrás algunos importantes vestigios de la era colonial, como son los nombres de varias de sus más afamadas ciudades. Entre ellas destaca Bombay, rebautizada Mumbai en 1997, durante el Gobierno ultranacionalista hindú de Shiv Sena. "Mumbai, Mumbai. Bombay finish", dice orgulloso a la extranjera uno de los muchos vendedores de garbanzos tostados del paseo marítimo que bordea la espléndida bahía de la ciudad.

La clase política sobre todo es la que ha puesto más empeño en el cambio de nombre, con el que pretende promocionar también el marati, la lengua de Maharastra, uno de los principales Estados de la Unión India y del que Mumbai es la capital. Los grandes comerciantes y hombres de negocios no parecen tan contentos con el cambio, aunque nadie lo critica abiertamente. "Revela la transición. Los chinos han impuesto Beijing. Aunque ahora le llamemos Bombay, en una década o dos se impondrá Mumbai", afirma Farhat Jamal, director del hotel Taj Mahal Palace, uno de los símbolos -se abrió en 1903-, junto con la estación Victoria, de la era británica, cuya impronta quedó marcada por toda la ciudad.

La clase política es la que más entusiasmo pone en rebautizar las localidades

Con 16 millones de habitantes, muchos de ellos llegados de otras regiones de India, la urbe que presume de ser la más cosmopolita y trepidante del Índico, trata, bajo la nueva identidad de Mumbai, de buscar sus raíces para establecerse mejor en la era de la globalización. No es la única ciudad india que ha tomado este sendero. Tal vez el cambio más radical sea el de Chennai, la antigua Madrás, capital del Estado de Tamil Nadu, la región de Asia con mayores perspectivas de crecimiento en los próximos 20 años. Madrás se rebautizó también en la década pasada con su nombre en telegu, el idioma local, y Chennai parece que se ha adoptado con bastante más rapidez que Mumbai.

Kolkata (Calcuta), capital del Estado de Bengala Occidental y Kochi (Cochin), del sureño de Kerala, son otros de los grandes nombres modificados. En la actualidad, los políticos de Bangalore, la capital de Karnataca ahora conocida como el Silicon Valley indio, barajan el cambio a Bengaluru, pero los habitantes, preocupados sobre todo por hacer de la ciudad el centro de referencia de Asia en cuanto a la industria del software y la tecnología de la información, no quieren que en su camino se introduzcan factores nacionalistas que puedan desviar la atención del objetivo.

Tras un tiempo de desconcierto (1998-2002) al no conseguir batir los índices de crecimiento económico de Bangalore, Hyderabad y otras ciudades indias, Mumbai parece haberse puesto las pilas en los dos últimos años, apoyada, sin duda, en el extraordinario comportamiento de su Bolsa, que ha aumentado la cotización de los valores en un 150%. Bollywood, que ya produce más películas que Hollywood y cuyo poder de atracción se multiplica y expande por todo el golfo Pérsico y Oriente Próximo, es otro revulsivo, que mantiene a la ciudad siempre en el primer plano de la actualidad.

Sin embargo, la mejora del nivel de vida sólo afecta a una ínfima minoría. La bonanza económica ha servido para convertir más que nunca la ciudad en un gigantesco asentamiento de chabolas. Huidos de un campo que no puede abastecer a 800 millones de personas, cientos de desarrapados llegan diariamente a Mumbai en busca de un futuro que nadie se preocupa en facilitar.

Según Vijay Mahajan, director de Bombay First, una institución creada por la Cámara de Comercio de Mumbai para estudiar y proponer soluciones a los problemas de la ciudad, "el 65% de sus habitantes viven en chabolas". Para Mahajan, que asegura que el gran freno es la "rampante corrupción de los políticos y de la policía locales", poco importa que se llame Bombay o Mumbai, Lo que quiere es que "los responsables bajen de sus despachos, miren, vean y hagan algo por acabar con el chabolismo y mejorar el transporte y las infraestructuras" de una ciudad que sueña con poderle hacer un día sombra a Londres.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_