Roces entre Rusia y Georgia por la región separatista de Osetia del Sur
Las tensiones entre Rusia y Georgia se han recrudecido en los últimos días a causa de la región separatista de Osetia del Sur, después de que el Parlamento georgiano exigiera la retirada de las fuerzas de paz rusas que, en virtud de un acuerdo de 1992, actúan en aquel territorio junto con militares georgianos y osetios. Desde su independencia en 1991, Georgia no controla ni Osetia del Sur ni Abjasia, pese a que estas dos regiones le son reconocidas internacionalmente como parte del Estado.
La escalada de tensión ha tenido lugar tanto sobre el terreno como en el ámbito verbal. Ayer los osetios impidieron un relevo de las fuerzas de paz georgianas, que planean aumentar su contingente actual de 100 hombres hasta 330, algo que está dentro de sus atribuciones, puesto que cada una de las fuerzas pacificadoras tiene derecho a un máximo de 500 hombres. El Parlamento georgiano quiere sustituir a los soldados rusos por un contingente bajo mando internacional y acusa a Rusia de anexión. La Duma rusa ha respondido alegando que la retirada de las tropas conllevaría múltiples peligros, entre ellos una posible catástrofe humanitaria y una eventual limpieza étnica. Ucrania se ha ofrecido a participar en una fuerza internacional en la zona bajo el mando de la ONU o de la OSCE.
Moscú ha repartido generosamente pasaportes rusos entre los habitantes de Osetia del Sur y de Abjasia, de tal manera que en la actualidad hay dos importantes contingentes de ciudadanos rusos residiendo en estas regiones. Oficialmente, Rusia reconoce la integridad territorial de Georgia. Sin embargo, en los últimos tiempos, y a medida que se acepta internacionalmente la "normalización" en la región separatista rusa de Chechenia, Moscú impulsa una nueva argumentación, de acuerdo con la cual deben encontrarse soluciones especiales para los "Estados no reconocidos" surgidos de la desintegración de la URSS.
Precedentes internacionales
En este sentido, el Kremlin busca precedentes internacionales, como Kosovo o el Sáhara Occidental. El reconocimiento de la independencia de Kosovo, por ejemplo, activaría posiblemente una argumentación más agresiva por parte del Kremlin para los territorios que, teniendo una personalidad propia, no fueron reconocidos como Estados en 1991 por formar parte administrativamente de alguna de las 15 repúblicas soviéticas. Éste es el caso de las dos regiones secesionistas georgianas, el Trandsniéster en Moldavia y la región del Alto Karabaj en Azerbaiyán.
En Rusia, la animosidad respecto a los dirigentes georgianos se reflejó el sábado en el programa de televisión La política real, del canal NTV. En él, el politólogo Gleb Pavlovski acusó al presidente Mijaíl Saakashvili de estar implicado en la preparación de una guerra en el Caúcaso para ayudar a los demócratas norteamericanos a crear dificultades al presidente George Bush, a costa de Georgia y el Cáucaso. Pavlovski manifestó que "el Gobierno de Tbilisi está completamente loco".
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