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Reportaje:DOPAJE

Alerta, cobalto en la sangre

Los especialistas advierten del posible uso del metal, muy tóxico, peligroso y no prohibido, como sustituto de la EPO para aumentar el transporte de oxígeno

Carlos Arribas

¿Repoxygen? No. ¿Hematide? No, hombre, no. ¿Cera? Tampoco, tampoco. ¿EPO clásica, transfusiones? Nada, nada, ni por asomo. ¿Oxyglobin? Que no, frío, frío.

En unos tiempos en los que no hay en que la Agencia Mundial Antidopaje (AMA), el Comité Olímpico Internacional (COI) o las decenas de organismos nacionales que luchan contra el dopaje no advierten de los peligros de la manipulación genética, de nuevas técnicas, de un futuro oscuro e incontrolable, el mayor peligro parece, sin embargo, no provenir de las variadas y sofisticadas sustancias que se inventan en laboratorios de última generación, sino en un polvo que se vende por kilos en almacenes de productos químicos a 165 euros los mil gramos y que responde al nombre de cloruro de cobalto.

La voz de alarma la han dado tres investigadores de Verona (Italia), G. Lippi, M. Franchini y G. C. Guidi, que han publicado en el British Journal of Sports Medicine un estudio justamente titulado: "Administración de cloruro de cobalto a deportistas. ¿Una alternativa al dopaje sanguíneo?"

La teoría es simple, los peligros, tremendos: el cloruro de cobalto provoca que llegue menos oxígeno a los tejidos del cuerpo humano, acción ante la que el organismo, que siempre busca la compensación, el equilibrio, reacciona acelerando la fabricación de glóbulos rojos, los encargados de trasnportar el oxígeno por la sangre para llevarlo a todos los rincones.

Más claro: el cloruro de cobalto hace lo que hace la EPO recombinante, el producto que ha acabado con la carrera de Roberto heras o Johann Muelegg. Con alguna diferencia, por supuesto. Una es que la sal de cobalto, un metal, no está incluida en la lista de sustancias prohibidas y que, por lo tanto, no se busca por los laboratorios en los análisis antidopaje. Otra es que el cobalto es bastante más peligroso que la EPO.

En los años 50 y 60 se administraba cobalto conjuntamente con hierro para tratar la anemia de las mujeres embarazadas, los niños y los enfermos de riñón sometidos a diálisis. Después se retiró del mercado debido a su elevada toxicidad.

"El cobalto, que forma parte esencial de la vitamina B12, es, como el hierro, muy beneficioso para los humanos porque estimula la producción de eritrocitos o glóbulos rojos", explica el doctor Joan Lluís Vives Corrons, del hospital Clínico de Barcelona. "Administrado a grandes dosis, a dosis farmacológicas, el cobalto puede ejercer un efecto estimulante de la eritropoyesis pero a estas dosis puede ser tóxico para la salud y producir vómitos y náuseas, problemas de visión, problemas cardíacos y sobre todo, lesiones de la glándula tiroides, como el bocio. Se han publicado intoxicaciones por cobalto en bebedores de cerveza a la cual se le ha agregado este metal como estabilizador de la espuma. Es por todo ello que si en un tiempo se intentó su empleo a altas dosis como estimulante de la eritropoyesis, fue rápidamente desechado por sus efectos colaterales".

Las dosis de ls que hablan los investigadores italianos en su estudio llegan a los 30 miligramos por kilo de peso y día, es decir, para una persona de 70 kilos, unos dos gramos diarios, una dosis casi tóxica. "El cobalto, al ser un metal, se acumula en el hígado, en los riñones y en el corazón", explican Lippi y sus colegas. "Por lo que proviocan hepatotoxicidad, nefrotoxicidad y daño y disfunción a los órganos vitales". Los profesores de Verona, sin embargo, no tienen ninguna prueba, ni científica ni anecdótica de que haya deportistas tomando cloruro de cobalto para aumentar su hematocrito y su hemoglobina. Y una rápida, poco fiable y anónima encuesta entre médicos deportivos, deportistas, autoridades antidopaje, técnicos y entrenadores españoles sólo ha tenido como respuesta el no. Ni lo conocían, ni lo habían usado, ni siquiera sabían que podía usarse. Con una excepción. Un técnico reconoció que en las analíticas de algunos de sus deportistas se habían encontrado niveles altos de cobalto en sangre, sin saber exactamente a qué se debía.

"Si se extendiera el uso de cloruro de cobalto entre los deportistas como método de dopaje, se produciría, una vez más, una de las paradojas más habituales que provoca la lucha contra el dopaje", explica Fernando Hernández, jefe del servicio de hematología del hospital La Paz, de Madrid. "Como está prohibida, y es detectable, la EPO, una sustancia que usada bajo control no ofrece ningún peligro, ningún problema, los deportistas recurren clandestinamente a métodos más peligrosos, a mayores riesgos para su salud. Uno de ellos podría ser el cobalto, o las autotransfusiones sin control de su sangre, o así".

El comité científico de la AMA está estudiando la inclusión de cloruro de cobalto en la lista de sustancias prohibidas, con lo que se podría atajar rápida y fácilmente el posible problema. "Los únicos medicamentos estimulantes de la eritropoyesis que contienen cobalto son los preparados farmacológicos a base de hidroxicobalamina y, que yo sepa, no han sido nunca empleados como agentes dopantes ya que al ser necesario administrarlos a dosis muy elevadas (farmacológicas) producirían efectos tóxicos y su detección en sangre sería fácil", explica Vives Corrons.

Un técnico en un laboratorio antidopaje en Australia.
Un técnico en un laboratorio antidopaje en Australia.REUTERS

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Sobre la firma

Carlos Arribas
Periodista de EL PAÍS desde 1990. Cubre regularmente los Juegos Olímpicos, las principales competiciones de ciclismo y atletismo y las noticias de dopaje.

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