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Entrevista:ALBA TOSCANO | Presidenta de la comunidad judía La Javurá de Valencia

"España quiere al judío medieval y muerto"

Miquel Alberola

Pregunta. Es canadiense.

Respuesta. De hecho, tengo la doble nacionalidad: canadiense y estadounidense. Mi madre era de Canadá y mi padre de los Estados Unidos.

P. ¿Cuánto tiempo lleva en Valencia?

R. Dieciséis años. Tras el doctorado en Química obtuve una beca para realizar un curso y decidí quedarme. Quería aprender bien el español.

P. ¿De qué ha vivido?

R. De traducciones, clases de inglés, intérprete...

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P. Hay muy pocas mujeres al frente de comunidades judías.

R. El mío es el único caso en España.

P. ¿Qué es la Javurá?

R. Es una sinagoga.

P. ¿Y qué es exactamente una sinagoga?

R. Todos los días me lo pregunto. Qué es, qué quiero que sea... Primero, es un grupo de personas que quieren compartir cierta idea o forma de vivir. Compartimos la forma de pensar en la muerte, porque según como pienses en la muerte te dirigirás a la vida.

P. ¿Cómo ve la muerte?

R. Para nosotros la muerte es pasto de gusanos. No hay cielo ni infierno físico, no hay reencarnación. Dentro del judaísmo hay una amplia gama de actitudes, pero no existe el hereje ni la apostasía, lo que significa que no hay una última palabra sobre lo que es la muerte. Lo que nos distingue es cómo entramos en la vida. Dios hizo el mundo sin terminarlo para que el hombre lo mejore.

P. Si cero es ortodoxo y 10 reformista, ¿dónde se sitúa La Javurá?

R. En el cinco. Tras pasar cinco años con los ortodoxos, que provienen de Marruecos y son sefardíes, decidí que ésa no era mi cultura. También noté que en España no había literatura sobre los judíos contemporáneos. España quiere al judío medieval y muerto, como si entre la expulsión y hoy no hubiese pasado nada. Y uno de los rasgos del judaísmo es su plasticidad, su falta de dogma total. En ese sentido, cada sinagoga puede elegir un camino, y el de La Javurá es abrir las puertas a todos, mientras que otras personas quieren una sinagoga solamente para ellos, como una falla.

P. ¿Cuántas comunidades judías hay en Valencia?

R. Hay unos 120 judíos que han levantado la mano para decir que lo son. Hay tres grupos: la Comunidad Israelita, que es ortodoxa, sefardí y marroquí. Llegaron en la segunda mitad de los cincuenta y se reunieron por los mismos motivos que cualquier inmigrante: ayudarse mutuamente. Sin masa crítica no hay modo de fundar nada, y nosotros en 1997 fundamos La Javurá como una separación de los ortodoxos, porque las mujeres podían fregar el suelo pero no participar. El tercer grupo se fundó por el declive económico de Argentina. Llegaron aquí y los ortodoxos no querían saber nada de ellos: cultural y económicamente son muy distintos. Los acogimos en La Javurá y luego ellos fundaron su propia comunidad.

P. ¿Se relacionan?

R. Por su puesto, y también con las otras religiones. El presidente de una de las mezquitas de Valencia fue mi compañero en la Escuela Oficial de Idiomas. He visto nacer a sus hijos y compro los dulces a un argelino de la calle de Sueca. Charlamos muchísimo.

P. ¿Es posible convivir?

R. No hay ningún problema entre los musulmanes y los judíos. Los problemas vienen a través de la política y a menudo atizados por los intereses inmobiliarios cristianos en Tierra Santa. Un buen musulmán y un buen judío reconocen que somos parientes lejanos. Tenemos los mismos padres, compartimos la misma genealogía. Es como mirar las fotos de las dos familias de una boda: parecen dos bodas diferentes, pero son la misma.

EN DOS TRAZOS

Alba Toscano (Massachusetts, EE UU, 1950) es la única mujer al frente de una comunidad judía en España. Hija de un ingeniero italiano y una corista canadiense del Radio City Hall de Nueva York, llegó a Valencia a finales de los ochenta con una beca y decidió quedarse. En 1997 fundó una sinagoga conservador/masortí, La Javurá (el grupo), en la que, aparte del 'kabalat shabat', las traducciones para traer el judaísmo igualitario a España y las plantaciones de árboles en el 'tu b'shvat', realiza estudios y visitas ilustrativas por la judería de Valencia, cuyo cementerio estuvo en el suelo de El Corte Inglés de Pintor Sorolla.

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Sobre la firma

Miquel Alberola
Forma parte de la redacción de EL PAÍS desde 1995, en la que, entre otros cometidos, ha sido corresponsal en el Congreso de los Diputados, el Senado y la Casa del Rey en los años de congestión institucional y moción de censura. Fue delegado del periódico en la Comunidad Valenciana y, antes, subdirector del semanario El Temps.

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