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Un islamista británico, condenado a siete años por incitar al odio y al asesinato

Abu Hamza defiende el martirio y asegura que Hitler fue un enviado de Dios contra los judíos

La justicia británica condenó ayer a siete años de cárcel a Abu Hamza al Masri, el más polémico predicador islamista del Reino Unido. Hamza, de 47 años, fue considerado culpable tras cuatro semanas de juicio de 11 de las 15 acusaciones que pesaban sobre él. El jurado le consideró responsable de incitación al asesinato y al odio racial contra los judíos. En prisión desde 2004, podría salir en libertad en menos de tres años, pero entonces deberá afrontar acusaciones de mucho más calado: EE UU ha pedido su extradición como sospechoso de terrorismo y puede condenarle a 100 años.

Británico por matrimonio y egipcio de origen, Mustafá Kamel Mustafá, como se llama en realidad Abú Hamza, ha sido un personaje de permanente actualidad en la prensa británica. Apodado el capitán Garfio porque perdió un ojo y las dos manos en Afganistán -él asegura que desactivando una mina; otros creen que manipulando un explosivo que estalló antes de tiempo-, se hizo famoso en los últimos años noventa y los primeros años del siglo XXI por sus sanguinarias soflamas. Durante años, la policía no hizo nada por impedirlas, quizá porque la mezquita que él controlaba, en Finsbury Park, en el norte de Londres, era un nido de radicales con enorme valor para los servicios secretos.

La mezquita fue inspeccionada en 1999 y la policía le requisó 725 cintas y una enciclopedia de 10 volúmenes sobre la guerra santa que luego le devolvió. Ahora ha sido condenado por aquel libro, definido en el juicio como un manual sobre terrorismo, y por las soflamas contenidas en aquellas cintas y en otras posteriores. La defensora de Hamza, Mudassar Arani, que ayer anunció que recurrirá la sentencia, se basó en ése y otros hechos para denunciar que su cliente es un prisionero político, "un prisionero de su fe", que no ha recibido un juicio justo "porque no le han dejado presentar todas las pruebas" y porque ha sido condenado de antemano por la prensa.

La mezquita de Finsbury Park fue tomada por la policía por segunda vez en enero de 2003. Entonces fue clausurada, pero tampoco se presentaron cargos contra el clérigo, que siguió incitando a la guerra santa con sus sermones, pronunciados ahora en la calle, frente a la mezquita cerrada. En mayo de 2004, Hamza fue encarcelado preventivamente después de que EE UU pidiera su extradición como "terrorista de ámbito global". Según Washington, estaría implicado en un secuestro de 16 turistas en Yemen en el que murieron cuatro de ellos y en el intento de crear un campo de instrucción de terroristas en Oregón. De ser extraditado puede ser condenado a cadena perpetua.

Cinco meses después, Londres se decidió a presentar cargos contra el ex clérigo. El jurado ha podido ver nueve horas de grabaciones de vídeo y de audio y 600 páginas con pasajes de sus soflamas en las mezquitas de Finsbury Park, Whitechapel (este de Londres), Luton y Blackburn. Soflamas en las que defiende el derecho de un musulmán a matar a un no creyente, aunque sea inocente, defiende a los terroristas suicidas ("No son suicidas, son mártires", asegura), pide la muerte de quienes otorgan licencias para comerciar con vino y ataca lo mismo a los sacerdotes homosexuales que a la industria del turismo, la familia real británica o las mujeres con biquini. Soflamas en las que define a los judíos como "hijos de los monos" contra los que Dios "envió a Hitler". "Los judíos nunca abandonarán Palestina. Los judíos serán enterrados allí. Es el deseo de Dios", dice.

Sentencia en mal momento

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Éstas y otras proclamas llevaron al jurado a declararle culpable de seis cargos de incitación al asesinato, tres de incitación al odio racial, uno de posesión de cintas que incitan al odio racial y uno de posesión de una enciclopedia terrorista. Fue declarado no culpable de tres acusaciones de incitación al asesinato y otro cargo de odio racial.

Aunque famoso, Abu Hamza no es una figura popular entre los sectores más moderados de la comunidad musulmana. Pero la sentencia de ayer llega en mal momento porque coincide no sólo con la polémica que enfrenta a medio mundo sobre los límites de la libertad de expresión a propósito de las caricaturas sobre Mahoma, sino porque hace unos días la justicia absolvió a dos dirigentes del Partido Nacional Británico (BNP) acusados de odio racial. Ambos habían sido filmados en secreto por un equipo de la BBC arengando a sus correligionarios sobre los peligros del Islam y de la comunidad musulmana en el Reino Unido. Muchos musulmanes creen que la extrema derecha y ellos han sido tratados con distinto rasero.

Abu Hamza, en marzo de 2004, frente a la mezquita de Finsbury Park.
Abu Hamza, en marzo de 2004, frente a la mezquita de Finsbury Park.REUTERS

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