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Hamás dice que no cederá al chantaje económico de la comunidad internacional

Los integristas consideran injustas las condiciones que se les exigen para formar Gobierno

La amenaza del Cuarteto (EE UU, UE, Naciones Unidas y Rusia) no abruma a la dirección del Movimiento de Resistencia Islámica. Exige la comunidad internacional que cualquier Gobierno palestino que forme Hamás deberá reconocer el Estado de Israel y renunciar al terrorismo. Pero los fundamentalistas no están dispuestos a ceder a esas exigencias. "Son una condiciones injustas", declaró ayer Ismail Haniya, uno de los líderes de Hamás en Gaza. "Somos inmunes a la intimidación y al chantaje", escribió en el diario The Guardian Jaled Meshal, dirigente exiliado en Damasco.

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La dependencia de la Administración palestina de los fondos del exterior es casi absoluta. Con esos recursos cubre alrededor del 80% de su presupuesto y Hamás es consciente de que la continuidad de la ayuda internacional, con la que se abonan los salarios de 140.000 funcionarios, es crucial.

Haniya apuntó que la "asistencia es vital para un pueblo que vive sometido a la ocupación". Pero también sostienen los fundamentalistas que varios países de la UE y Estados árabes les han comunicado que no cesarán sus aportaciones. "No renunciaremos a nuestros derechos como hizo Al Fatah. La Autoridad Nacional Palestina hizo todo tipo de concesiones y no consiguió nada. No vamos a repetir la experiencia. Es Israel quien debe ceder", destacó a este periódico Jalil Nofal, uno de los máximos responsables de Hamás.

Israel, sin embargo, no se apresta a concesión alguna. No ya en cuanto a las exigencias de los partidos palestinos de que el Estado judío debe obedecer las resoluciones de la ONU, que exigen desde hace casi 40 años la retirada de los territorios ocupados. El Gobierno de Ehud Olmert, sucesor de Ariel Sharon, está revisando la política de transferir automáticamente los impuestos que el Ejecutivo retiene a los trabajadores palestinos empleados en Israel y las tasas aduaneras que recolectan en nombre de la ANP en los puertos israelíes. "Muy probablemente detendremos esas transferencias", dijo el portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores, Mark Regev. "Es una decisión irresponsable", comentó el ministro de Economía palestino, Mazen Sonoqrot. "Nos roban nuestro dinero", concluyó Mushir al Masri, de Hamás.

Sólo Jordania y Siria han anunciado que continuarán su respaldo a la ANP, sin importar el partido que gobierne. Aunque hay más de gesto político -dos tercios de la población jordana es de origen palestino y cientos de miles de refugiados residen en Siria- que de verdadera capacidad de sustituir a Bruselas y Washington en su papel de donantes. No son precisamente Ammán y Damasco potencias económicas capaces de destinar cuantiosos recursos. El ministro de Exteriores sirio, Faruk al Shara, propuso ayer, según la agencia oficial siria Sana, que las naciones árabes compensen a la Autoridad Palestina si las potencias occidentales cumplen su amenaza.

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Es evidente que la mayoría de los palestinos eran conscientes de esos riesgos antes de acudir el 25 de enero a las urnas. Y, pese a ello, votaron en masa por la organización islamista, que se apoderó de 74 de los 132 escaños. Se sienten agraviados. Opinan que para Israel sólo hay zanahorias, mientras que el palo siempre se esgrime hacia los palestinos. En las calles de Gaza las advertencias del Cuarteto provocan una reacción que mezcla indignación y desprecio.

Jaled Meshal, dirigente de Hamás, durante una conferencia de prensa ayer en Damasco, donde se encuentra exiliado.
Jaled Meshal, dirigente de Hamás, durante una conferencia de prensa ayer en Damasco, donde se encuentra exiliado.ASSOCIATED PRESS

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