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La nieve agrava la situación de los supervivientes del seísmo de Pakistán

Las primeras grandes nevadas agravaron ayer la situación por la que atraviesan los supervivientes del terremoto de Pakistán, que el 8 de octubre causó 73.000 muertos. El mal tiempo ha impedido por tercer día el vuelo de los helicópteros y las nieves han bloqueado numerosas carreteras, lo que ha obligado a las autoridades a suspender el reparto de ayuda humanitaria. Naciones Unidas considera que la crudeza del invierno representa un reto sobre la capacidad de todos para socorrer a los cerca de dos millones de personas que perdieron sus casas en el seísmo.

"Hace mucho frío y todo está mojado. En estas condiciones no podremos sobrevivir", asegura entre lágrimas Shakina, madre de tres hijos, quien trata de entrar en calor ante una fogata en un campamento en Muzaffarabad, capital de la Cachemira paquistaní.

Shakina no es la única con problemas. Cientos de miles de supervivientes, que se hallan repartidos en campos de desplazados, la mayoría situados cerca de las aldeas arrasadas, soportan las bajas temperaturas. Algunos viven en tiendas de campaña donadas y que se hallan preparadas para el frío de la zona; otros han levantado chabolas con los restos de sus viviendas o con parte de las ayudas recibidas.

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