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"Esta ciudad es muy dura"

Con temperaturas por debajo de los cero grados, miles de neoyorquinos se armaron de estoicismo, gorro y bufanda y tomaron ayer la alternativa más barata para acudir al trabajo ante la huelga: caminar. Es lo mismo que tuvieron que hacer tras los atentados del 11-S o tras el apagón del verano de 2003, cuando por motivos diferentes el metro también dejó de funcionar y las calles y puentes de la ciudad se transformaron en riadas humanas. Pero esta vez, el frío convirtió la aventura de vivir sin transporte público en una auténtica pesadilla que los miembros de la Cruz Roja intentaban suavizar ofreciendo café y chocolate caliente a quienes entraban a pie en Manhattan procedentes de otros barrios.

El primero en dar ejemplo fue el alcalde, Michael Bloomberg, quien acudió al trabajo cruzando pacientemente el célebre puente de Brooklyn. "Vamos a demostrar que Nueva York funciona incluso cuando el metro y el autobús no lo hacen", declaró.

Otros prefirieron ponerle ruedas a su viaje y pese al frío acudieron al trabajo en bicicleta. "Estoy congelado, pero por una vez no me importa. Me alegro de que aún haya sindicatos con fuerza para apoyar a los trabajadores. Yo soy camarero y a mí no me defiende nadie, si ellos pueden pedir mejores salarios. Yo les apoyo", declaraba Alex Stonehill a las puertas del puente de Williamsburg.

Pero no todos se mostraban tan solidarios con la huelga. "Está bien que se les suba el sueldo, pero yo no puedo ir a trabajar a pie todos los días", se quejaba Andrea Colvent, reanimándose con un café en el improvisado chiringuito que la Cruz Roja había instalado a los pies del mismo puente.

Contra él casi se estrella Miguel Ángel Almate, un dominicano que decidió sacar del armario sus patines tras 10 años sin usarlos y apenas podía mantenerse en equilibrio. "No sé cómo he llegado hasta aquí. Llevo una hora patinando y aún me quedan otros treinta minutos de viaje. Esta huelga va a acabar con mi salud, pero yo no me puedo pagar un taxi para ir a trabajar y si no acudo al trabajo me echan. No hay piedad. Esta ciudad es muy dura".

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