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Necrológica:
Perfil
Texto con interpretación sobre una persona, que incluye declaraciones

Paolo Sylos-Labini, economista

En política, era liberal-socialista y uno de los críticos más tenaces de Silvio Berlusconi

El pasado 7 de diciembre ha muerto en Roma, a los 85 años, el conocido economista italiano Paolo Sylos-Labini, que había nacido en esa misma ciudad el 30 de octubre de 1920. De origen medio español, medio sorrentino, Sylos estudió Derecho en Italia, pero se especializó en Economía en la Universidad de Harvard -donde estudió, entre otros maestros, con Schumpeter- y en Cambridge (Reino Unido).

En su carrera profesional, fue profesor de Economía en las universidades de Catania y Bolonia, antes de radicarse en la Universidad La Sapienza de Roma, donde era actualmente catedrático emérito. Miembro de la Asociación de economistas italianos y de la American Economic Society, había sido galardonado con diversos premios de Economía, como el Saint Vincent o el Feltrinelli, y otros, como el Premio Speciale per la Cultura en Italia.

Sylos-Labini hizo aportaciones interesantes a la teoría económica, pero se preocupó al mismo tiempo por cuestiones de economía aplicada y política económica, tanto en relación con los problemas de su país, especialmente del sur menos desarrollado, como de los países realmente subdesarrollados, así como por la dimensión pública y política del economista en cuanto político, intelectual y ciudadano.

Como economista teórico, fue autor de diversas obras relevantes, la más conocida de las cuales es su Oligopolio y progreso técnico (1957), editada en español por Oikos-Tau. En este libro, Sylos desarrolla un modelo de fijación de precios límite basado en barreras de entrada (precios de exclusión), y centra su análisis en el caso del oligopolio homogéneo con tecnología caracterizada por discontinuidades técnicas y economías de escala. En él, el precio lo fija la empresa más grande y eficiente, de forma que sea aceptable para las empresas ya instaladas y a la vez impida la entrada de nuevas empresas.

Si hubiera que citar una segunda aportación teórica, elegiríamos un reciente artículo de 1995 en el que reclama un cambio radical en la interpretación de la función de producción agregada de tipo Cobb-Douglas, basándose en que las funciones estimadas empíricamente desde los años treinta no se comportan normalmente de forma "correcta". En la mayoría de casos, los coeficientes no suman 1, y a veces tienen un valor negativo, lo que significa una contradicción. Sylos propone reinterpretar esa función, de forma que no se use para explicar la distribución entre factores productivos, sino para identificar el papel del progreso técnico ahorrador de trabajo en el proceso de acumulación y crecimiento.

Otras obras de economía de Sylos Labini tienen que ver con las relaciones entre nuevas tecnologías y desempleo; las fuerzas impulsoras del desarrollo y el declive económico; la conexión entre el crecimiento macroeconómico y los ciclos; la relación entre productividad, comportamiento sindical e inflación; o la comparación entre las economías capitalistas y las planificadas. Más recientemente se interesaba cada vez más por la historia del pensamiento económico, terreno en el que siempre, y no sólo en su reciente Torniamo ai classici, ha sostenido la superioridad del enfoque dinámico de los clásicos y Marx (a pesar de lo crítico que se mostró siempre con este autor en el terreno político) frente a la esterilidad de la estática neoclásica.

Aparte de temas estrictamente económicos, Sylos se preocupó también de cuestiones sociológicas y políticas. En dos populares libros propios sucesivos y en un comentario editorial al libro del sindicalista trotskista Livio Maitan, por la definición de las clases en la sociedad contemporánea, mostrándose un claro exponente de la teoría de la creciente "clase media", y un crítico de la teoría marxista de la proletarización social. Y su creciente participación en la vida pública y su preocupación por la situación política y moral de la Italia actual lo llevaron a convertirse en uno de los más tenaces críticos de la figura de Berlusconi. El título de uno de sus libros recientes, Un paese a civiltà limitata. Intervista su etica, politica ed economia, testimonia fielmente de estas preocupaciones ciudadanas.

Recordemos que en el terreno económico-político, Sylos-Labini se consideraba "un reformista", firme defensor de la socialdemocracia, y consideraba el ejemplo sueco como el único modelo de sociedad capaz de superar la miseria mediante un sistema de "mercado regulado". Más exactamente, Labini se veía a sí mismo como un liberal socialista, o un socialista liberal en la tradición de Roselli o Bobbio. Y es que la cuestión de los destinos de la sociedad capitalista atrajo mucho a un autor que siempre se mostró muy preocupado -pero poco complaciente- por la obra de Marx. Nada de eso ha impedido que en su despedida hayan coincidido los elogios de diferentes intelectuales, políticos y sindicalistas que alguna vez fueron marxistas.

El alcalde de Roma, Walter Veltroni, alabó la "pasión moral y civil" de Sylos. Michele Salvati afirmaba en el Corriere della Sera el día siguiente al fallecimiento de Labini: "Escribo de un tirón, bajo el impulso de una fuerte conmoción. En un país de enanos, nos ha dejado un gigante".

Diego Guerrero es profesor de Economía Política en la Universidad Complutense de Madrid.

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