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Crónica:FÚTBOL | 15ª jornada de Liga
Crónica
Texto informativo con interpretación

Sergio Ramos se pone los galones

El joven sevillano, que jugó de medio centro, marca un gol y sostiene al Madrid ante un Málaga que creció al final

Santiago Segurola

Sergio Ramos no espera a nadie. Tiene madera de líder y lo demuestra en cada partido, sin reparar en su edad, ni en la jerarquía de un equipo trufado de viejas estrellas, ni en las dificultades de una temporada que ya ha visto el despido del entrenador. Sergio Ramos hizo un partido heroico en Riazor en una noche terrible para el Madrid. Desde ese día, está escrito que tiene cuerda para largos años en el Madrid y en la selección. En Málaga sostuvo al equipo en el desabrido arranque del partido, se impuso en todas las zonas del campo, sacó al Madrid de apuros con un cabezazo perfecto y se erigió en la figura de un encuentro desigual. El Madrid aprovechó media hora de indiscutible autoridad para ganar el duelo, pero se volvió comodón en la segunda parte y estuvo a punto de complicarse la vida.

MÁLAGA 0 - REAL MADRID 2

Málaga: Arnau; Alexis, Fernando Sanz (Morales, m. 73), César Navas, Valcarce (Castro, m. 85); Anderson, Rodríguez; Edgar, Hidalgo (Esteban, m. 56), Nacho; y Salva.

Real Madrid: Casillas; Salgado, Helguera, Pavón, Roberto Carlos; Sergio Ramos, Guti; Robinho (Diogo, m. 87), Baptista (Pablo García, m. 85), Zidane; y Ronaldo.

Goles: 0-1. M. 34. Sergio Ramos remata de cabeza, libre de marca, un córner lanzado por Zidane. 0-2. M. 38. Zurdazo de Robinho desde la frontal del área tras regatear a un defensa.

Árbitro: Daudén Ibáñez. Amonestó a César Navas, Salva, Sergio Ramos, Anderson, Fernando Sanz y Valcarce.

Unos 23.000 espectadores en La Rosaleda.

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La importancia de Sergio Ramos es capital porque transmite casi todo lo que le ha faltado al Madrid durante los últimos años: compromiso total con el equipo, actividad constante, energía competitiva y recursos futbolísticos más que estimables. No es un esteta, pero tiene precisión en la pegada larga, se defiende en el juego corto, comete pocos errores, gana la mayoría de los balones divididos y es implacable en el juego aéreo, especialmente en el área rival. Además, añade una formidable presencia de ánimo en los malos momentos, cualidad bastante rara en el actual Madrid. Ramos jugó como medio centro, la posición que le otorgó Luxemburgo en aquel partido de Riazor. No es su posición natural, pero poco importa. El chico es indispensable en cualquier lugar. Fue el héroe del partido, que también dejó algún destello de Robinho y la actitud camorrista de Morales. Entró a última hora y metió en problemas al Madrid, que le teme desde sus años en Osasuna. Morales, un tallo de casi dos metros que tiene los pies de cemento, incomoda como pocos delanteros a la defensa del Madrid. Lo sabe y además acentúa el rasgo con unos modos desafiantes. El caso es que el Madrid se achicó y pasó algún mal trago en los últimos momentos del partido. Hasta entonces, su victoria pareció incontestable.

El Madrid no jugó bien, pero ofreció algunos detalles interesantes. Desapareció Pablo García de la alineación y Guti se retrasó para acompañar a Sergio Ramos. No hizo el partido de su vida, pero jugó con criterio, serenidad y sacrificio. Es probable que pueda mezclar bien su juego con Sergio Ramos, con otro dato interesante: resulta muy difícil jugar junto a Ramos sin impregnarse de su ejemplar actitud. Cualquiera que no lo haga, queda en evidencia. Es el examen que deberá pasar Guti. Ése y su destino en el equipo cuando vuelva Beckham, a quien nadie echó de menos en La Rosaleda. Tampoco a Pablo García. El Madrid apenas necesitó de Ronaldo, que sólo se destapó con una fulgurante acción en el segundo tiempo, y de Baptista, cuya participación en el juego es casi inexistente. Está a la búsqueda de su sitio, que es el del mediopunta cazagoles, y no se siente seguro de su contribución a un equipo en crisis.

Antes de que Sergio Ramos desequilibrara el partido con su gol, el Málaga pretendió llevar al Madrid a un terreno que le disgusta. Cometió muchas faltas -20 en el primer tiempo-, trabó el encuentro siempre que pudo y esperó alguna oportunidad. Casi siempre hay alguna frente al Madrid. La tuvo Salva en una buena jugada que cerró con un zurdazo desviado por Casillas. Hasta entonces, el fútbol era una guerra de trincheras. El Málaga apretaba a los centrocampistas del Madrid y no encontraba demasiada respuesta. El vacío sólo lo llenaba Ramos, al que hizo justicia el gol. El encuentro cambió totalmente en ese momento. Robinho se estiró en tres jugadas y dio razones para pensar que es un jugador más que notable, cosa que se ha puesto en duda durante las últimas semanas. De su atronadora llegada a España apenas había recuerdo. De las tres jugadas una fue gol: una buena pared con Zidane, un amago del que salió con algo de fortuna y un remate impresionante. El Madrid no sólo ganaba, parecía rejuvenecido. Los dos fichajes más cotizados del verano le daban una victoria clara.

El partido se rompió en el segundo acto por las prisas del Málaga y por la seguridad que tenía el Madrid de cazar a su rival al contragolpe. Pudo hacerlo, pero por el camino se aburguesó, defecto constante en un equipo que necesita la máxima tensión posible. El Málaga mejoró con el ingreso del joven Esteban y, todavía más, con la aparición de Morales, viejo protagonista en combates contra la defensa madridista. Uno puso el juego, el otro tiró por la brusquedad. Y lo que se antojaba una sencilla victoria, se convirtió en un azaroso final, con remates del Málaga, intervenciones de Casillas, desafíos de Morales y una cierta sensación de estupor en el Madrid, donde un jugador se mantuvo firme de principio a fin. Fue Sergio Ramos. Tiene 19 años. Ya es un líder.

Helguera, Sergio Ramos, Salgado, Zidane, Baptista y Ronaldo celebran el gol de Robinho, que señala al cielo.
Helguera, Sergio Ramos, Salgado, Zidane, Baptista y Ronaldo celebran el gol de Robinho, que señala al cielo.ASSOCIATED PRESS

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