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Reportaje:

5.000 madrileños viven en chabolas

Las autoridades municipales y regionales han necesitado veinte años para acabar con sólo 1.200 infraviviendas

Madrid, según los estudios del Instituto Nacional de Estadística, es la comunidad autónoma más rica de España, donde sólo un 9,9% de las personas subsiste con menos de 369 euros mensuales (umbral de pobreza relativa). Sin embargo, existe una cara oculta, unida a la extrema pobreza, que los narcotraficantes aprovechan para sus negocios: persisten 1.400 chabolas en las que viven, según datos oficiales, unas 5.000 personas. En 1986, en la región quedaban 2.674 infraviviendas. Es decir, han sido necesarios 20 años para eliminar 1.200 chabolas.

Se trata de chamizos levantados con cartones y chapas, fríos y húmedos en invierno y abrasadores en verano. Para que éstos tengan luz y agua, sus inquilinos piratean las redes eléctricas y las tuberías de los alrededores.

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Las últimas casas de cartón
El otro Madrid está en Villaverde

El 90% de las chabolas están situadas en la capital. El poblado de Pitis, un asentamiento de chamizos pegado a la vía del ferrocarril que cruza el monte del Pardo, es uno de los más antiguos que quedan en la ciudad. Tiene 19 años de historia. Las cifras burocráticas lo señalan como "desmantelado", pues la mayoría de sus 99 chabolas fueron derribadas gracias al Programa de Eliminación de Infravivienda del Ayuntamiento de la capital. No obstante, la Comunidad reconoce que en el poblado aún quedan habitantes en una decena de infraviviendas, pendientes de que una orden judicial ordene su desalojo.

Ésta es la historia que a menudo ocurre con los asentamientos de chabolas en la región: cuando se hace pública la decisión de las administraciones de eliminar un poblado, después de haber hecho recuento de las personas que viven en él, llegan nuevos habitantes y ponen en pie sus casas de cartón, con la esperanza de que los incluyan en los realojos. "La única manera que tenemos de evitarlo es que, en cuanto pongan cuatro palos, sean derribados, porque si entra una familia a vivir, para desalojarlos hay que recurrir a todo un proceso judicial", explica María José González, responsable del Área Social del Instituto de Realojamiento.

Pero existe, además, otro tipo de poblado, el que está dominado por la droga. Entrar en El Salobral es sumergirse en el ambiente más degradado y paupérrimo de la capital. Esta zona, en el límite del distrito de Villaverde, es uno de los mayores centros de venta de droga de Europa. Infraviviendas de madera, niños desnutridos y drogadictos en busca de su chute diario es el triste panorama de este otro Madrid.

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Una familia, frente a una de las chabolas existentes en el distrito de Villaverde.
Una familia, frente a una de las chabolas existentes en el distrito de Villaverde.GORKA LEJARCEGI

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