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Tribuna:COYUNTURA NACIONAL
Tribuna
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Los beneficios se moderan

Esta semana hemos conocido el último de los tres principales informes semestrales sobre previsiones que publican los organismos internacionales durante el otoño, concretamente el de la OCDE. Como los dos anteriores (el del FMI en septiembre y el de la Comisión Europea a mediados de noviembre), los pronósticos para los dos próximos años, tanto para la economía mundial como para la española, son positivos (gráfico izquierdo). El optimismo cunde a lo largo y ancho de este mundo (con importantes excepciones en la siempre atormentada Europa) tras constatar que los desequilibrios financieros generados en los últimos años (déficit americano o español, por poner algún ejemplo) no suponen grandes problemas mientras haya ahorro y liquidez suficiente en el mundo y se permita a los mercados financieros globalizados que hagan su trabajo sin controles e intromisiones de los gobiernos. Tampoco las fuertes subidas de los precios del petróleo han hecho aparecer las otrora tan temidas espirales inflacionistas, ya que la competencia internacional (otra vez la globalización) mantiene a raya a los salarios. Por otra parte, la pérdida de poder adquisitivo que se produce en los países importadores de petróleo es más que compensada por las enormes ganancias derivadas de la revalorización de los activos mobiliarios e inmobiliarios (efecto riqueza). Estamos sentados en una ola de prosperidad mundial en la que las empresas obtienen rentabilidades muy elevadas, y ya saben, cuando los beneficios de las empresas van bien, todo va bien. No olvidemos que el motor de la economía es el beneficio. ¿Que existen riesgos? Por supuesto: adicionales subidas del precio de la energía y una corrección desordenada de los desequilibrios de las balanzas de pagos, con la consiguiente crisis financiera y económica mundial. Pero, como no sabemos si estos riesgos llegarán, y cuándo, a materializarse, las previsiones siguen situadas en un escenario central básicamente positivo.

A la desaceleración del valor añadido bruto se une la evolución en sentido contrario de los costes laborales

Hablando de beneficios, también esta semana hemos conocido los resultados de las empresas de la Central de Balances del Banco de España hasta el tercer trimestre del año, que suponen un cierto punto de inflexión en la positiva trayectoria de los últimos años. A pesar de que para el conjunto de la economía el PIB/VAB mantiene una senda de ligera aceleración, el VAB generado por estas empresas se desacelera notablemente (gráfico central). Como señala el Banco de España, la incoherencia podría explicarse por el hecho de que la muestra de la Central de Balances Trimestral es muy pequeña y sesgada hacia la gran empresa, además de que no están bien representados los sectores más dinámicos de la economía española en los últimos años: la construcción y muchos servicios. A esta desaceleración del VAB se une la evolución en sentido contrario de los costes laborales (aunque mantienen la tónica de incrementos moderados) y, sobre todo, de los gastos financieros a causa del aumento del endeudamiento. A pesar de que también crecen fuertemente los ingresos financieros, por los dividendos obtenidos por las filiales en el extranjero, todo ello deriva en una desaceleración importante (especialmente intensa en el sector industrial) del resultado ordinario neto, el indicador más idóneo para valorar la rentabilidad empresarial. Empezamos a observar lo que, creo yo, será la pauta del próximo año: menor crecimiento de los beneficios por aumento de los costes de los inputs, laborales y financieros, aunque manteniendo alta la rentabilidad.

Ángel Laborda es director de coyuntura de la Fundación de las Cajas de Ahorros (FUNCAS).

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