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Reportaje:CUMBRE DE LA UE | Las posiciones

Turquía contiene la respiración mientras la UE ajusta sus cuentas

El Gobierno de Ankara teme las consecuencias del rechazo a la Carta europea e intenta pasar inadvertido en la cumbre

Juan Carlos Sanz

Los líderes de la UE van a pasar de puntillas sobre las aspiraciones de Turquía a convertirse en país miembro tras el no de franceses y holandeses a la Constitución europea. Los Veinticinco se limitarán a reiterar la necesidad de cumplir los acuerdos del pasado diciembre, cuando se fijó la fecha del 3 de octubre de este año para el inicio de las negociaciones de adhesión de Turquía. Los nombres de los países candidatos ni siquiera van a ser citados en la declaración final.

"En muchos países miembros, la gente cree que más de 70 millones de turcos musulmanes van a irrumpir en Europa para quedarse con todos los empleos", reconoce Volkan Vural, embajador de Turquía en España y uno de los principales expertos de la diplomacia de su país sobre la UE. En su opinión, cualquier mensaje contrario al recibido el año pasado para el inicio de las negociaciones "sería muy negativo". El Gobierno turco acaba de aprobar la reforma del Código Penal y se dispone a estampar su firma en un protocolo de unión aduanera de la UE que implica el reconocimiento de facto del Gobierno de Chipre -la Administración grecochipriota es la única con reconocimiento internacional-, con el que no mantiene relaciones desde la ocupación militar turca del norte de la isla, en 1974. Éste es el último requisito que Turquía debe cumplir antes del comienzo de las negociaciones de adhesión. El documento, que fue visado el lunes por la Comisión Europea, será rubricado, previsiblemente con discreción, en los próximos días.

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Los Veinticinco han preferido evitar problemas añadidos en una cumbre ya de por sí conflictiva por la crisis constitucional y las disputas financieras. El borrador preparado por los ministros de Exteriores prevé que la UE "reitere sus conclusiones de diciembre" y resalte "la necesidad de que se apliquen lo antes posible". Sería algo "inaceptable" si no fuera así, recalca el embajador Vural, "nosotros estamos ya en Europa, formamos parte de la Unión Aduanera y participamos en la estructura de defensa de la OTAN".

Los líderes turcos parecen empeñados en lanzar un mensaje de optimismo hacia Europa para poder desarrollar la economía y las instituciones democráticas de su país en paralelo al proceso de negociaciones con la UE. Como defiende el ministro de Economía y flamante jefe negociador de Turquía ante las instituciones europeas, Alí Babacan, "a partir del 3 de octubre se va a entrar en una fase crucial de transformaciones, y todo el sistema [legal y económico] turco será sometido a revisión de la A a la Z".

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El líder de la oposición turca, el socialdemócrata Deniz Baykal, que asistió el lunes en Madrid a una reunión de la Internacional Socialista, critica la ambigüedad de la UE hacia Turquía. "No se nos ha garantizado que al término de las negociaciones vayamos a ser miembro de pleno derecho de la Unión", argumenta el presidente del Partido Republicano del Pueblo. "Después del no en los referendos de Francia y Holanda, la situación es aún más ambigua. No podemos ser parte de Europa si no se nos toma en serio y sólo se piensa en Turquía como un país con un estatuto especial de asociación", advierte Baykal, mientras en Europa, las figuras políticas emergentes en Alemania, la candidata cristianodemócrata Angela Merkel, y en Francia, el líder del partido gubernamental y presunto aspirante al Elíseo, Nicolas Sarkozy, se muestran abiertamente hostiles a la entrada de pleno derecho de Turquía en la UE.

El Gobierno islamista moderado del primer ministro Recep Tayyip Erdogan también teme las consecuencias internas de un frenazo en el proceso de las negociaciones. El respaldo de la opinión pública turca a la integración en Europa ha decaído, según las encuestas. Frente al 70% de apoyo registrado en diciembre, tras la luz verde de Bruselas a las negociaciones, seis meses después ha descendido hasta el 60%.

Las medidas democratizadoras adoptadas por Turquía para acercarse a Europa, entre las que destaca un tímido reconocimiento de la identidad cultural de la minoría kurda, han reavivado también las brasas del nacionalismo turco más extremista. En lo que va de año se han sucedido los incidentes, con enfrentamientos tan absurdos como el registrado en abril en un café de Ankara donde un cruce de himnos patrióticos turcos y canciones nacionalistas kurdas acabó a tiros, con el resultado de tres muertos.

La decisión del Tribunal Europeo de Derechos Humanos de ordenar la repetición del juicio al líder de la guerrilla separatista kurda, Abdalá Ocalan, no ha cesado de exacerbar desde hace un mes la tensión nacionalista en Turquía. "El Gobierno ha intentado actuar con prudencia para informar a la sociedad turca de que sólo se trata de una revisión técnica y jurídica del caso", precisa el embajador de Turquía en Madrid.

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Sobre la firma

Juan Carlos Sanz
Es el corresponsal para el Magreb. Antes lo fue en Jerusalén durante siete años y, previamente, ejerció como jefe de Internacional. En 20 años como enviado de EL PAÍS ha cubierto conflictos en los Balcanes, Irak y Turquía, entre otros destinos. Es licenciado en Derecho por la Universidad de Zaragoza y máster en Periodismo por la Autónoma de Madrid.

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