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Columna
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Usar y agitar

Un amigo me invita a ver cuatro horas seguidas de anuncios recogidos tras un año de selección por distintas cadenas españolas. Después de sobrevivir a la paliza, concluyo que la publicidad intenta convertir a los hombres en niños, cambiando los juguetes clásicos por una nueva juguetería tecnológica (automovilística, telefónica). A las niñas, en cambio, las transforma en mujeres prematuras. La suma: un mundo de Lolitas y Peterpanes.

Agitar

El modelo audiovisual de la democracia alimenta vicios incurables. El más totalitario tolera que las autonómicas no puedan verse en abierto en toda España. Ahora las estatales empiezan a importar algunos éxitos autonómicos. Es el caso de Buenafuente (Antena 3), del sector humorístico de Las cerezas (TVE) y de Agitación + IVA (Tele 5), diseñado por los padres del Vaya semanita de ETB. En sus primeras entregas, Agitación + IVA demostró naturalidad en la interpretación, buen oído en los diálogos y humor transnacional a lomos de gags bastante cañeros (un error: incluir uno sobre pisos en cabinas telefónicas que ya he visto tres veces en un año; un acierto: atreverse con temas tan sentimentalmente sagrados como Mar adentro).

Singular

Del programa destaca la guasa sobre los contrastes identitarios de la singular España plural. Si algunos gags funcionan gracias al mecanismo de invertir situaciones sentimentales, profesionales o familiares, es en el ámbito de la actualidad donde A+I resulta más innovador. Hacer una parodia del muñeco del futuro hijo de los Príncipes, Don Pelayo, constituye un sano atrevimiento, más aún si se subraya con la oferta de premiar con una infanta de regalo a quien llame a determinado número de teléfono. Si bromear sobre la muerte se entiende como una forma de exorcismo (en eso consiste el humor), en ese contexto hay que situar los gags sobre terrorismo y algunas de sus circunstancias.

Tabú

Hace tiempo que Vaya semanita incluye el sarcasmo como instrumento para conjurar la violencia. Pero como fuera del País Vasco no se emite, choca ver a dos guardias civiles jugando a un Quién es quién antiterrorista. Y más si el gag incluye la coletilla de "Si compras el juego, te regalan un zulo hinchable". Por un lado, celebras con hurras que los tabúes se incorporen al corpus del humor. Por otro, te preguntas dónde está la gracia. A otro nivel, la actualización de los chistes regionales en nacional-autonómicos permite reírse de los delirios antropológicos con una saludable mala leche. Que los andaluces finjan tener acento o que un cantautor de derechas se defina como el Raimon de la calle Serrano nos acerca a un humor valiente, que no rehúye las miserias de la actualidad. Más miseria: en TNT (Tele 5), Jordi González anunció la fecha del fin del mundo. "No os riáis", dijo con ironía. Y sonó la fecha: 13 de abril de 2029. Me quedó una duda, Jordi: ¿por la tarde o por la mañana?

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