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Reportaje:FÚTBOL | Fractura en la cúpula del club azulgrana

"Falta independencia y democracia"

La crisis del Barça explota con las dimisiones del vicepresidente Rosell y tres directivos en una junta que queda con 13 miembros

Sandro Rosell, vicepresidente deportivo del Barcelona; Josep Maria Bartomeu, ex responsable de las secciones profesionales del club hasta que fue destituido el pasado mes de febrero, y Jordi Moix dimitieron ayer de la directiva azulgrana. La decisión, según explicaron, tiene un argumento común: el proyecto en el que se enrolaron en la campaña electoral de hace dos años y que llevó a Joan Laporta a la presidencia respaldado por 28.000 socios se ha desvirtuado de tal manera que les resulta "irreconocible". La conquista del título de Liga, tras seis años de sequía, no ha evitado la erupción de la grave crisis de la directiva del Barça, de la que ya había dimitido el martes el responsable del área médica, Jordi Monés. La junta queda reducida a 13 componentes.

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Rosell y Bartomeu dimitieron horas antes de la junta extraordinaria convocada con urgencia para la tarde de ayer por el resto de vicepresidentes -Alfons Godall, Albert Vicens, Marc Ingla y Ferran Soriano- en la que pretendían forzarles a una dimisión a la que ambos se anticiparon. Moix, también próximo al círculo de Rosell pero amigo y estrecho colaborador de Laporta desde hace años, entró en la reunión, en la que presentó su dimisión porque, según alegó, el presidente le transmitió que había perdido su confianza en él. La directiva, formada por 17 miembros, se ve reducida a 13. Los estatutos del club exigen un mínimo de 14 directivos para dar validez a sus decisiones. Ahora, Laporta debe nombrar al menos a un nuevo directivo. En el Barça, al igual que en el Madrid -clubes que no son sociedades anónimas- los directivos deben avalar el 15% del total del presupuesto (200 millones).

Rosell denunció que del plan inicial ha desaparecido "la independencia, la transparencia y democracia en el seno de la junta". Por eso, en su carta abierta a los socios y seguidores, asegura: "Las diferencias no son nuestras, son de la gestión de Laporta con su programa electoral". Rotundo, añadió que "si se mantuviera el espíritu de Primero el Barça [lema de la candidatura] yo no dimitiría". En su carta, Rosell recomienda a Laporta: "Joan, no te olvides que el club es de los socios, ellos te eligieron y a ellos debes rendirles cuentas. El Barça ha de ser un club democrático siempre".

Reconociéndose perdedor, por haberse "equivocado al invertir horas y esfuerzos en un proyecto que él [Laporta] ha desvirtuado", el ex vicepresidente dio por sentado que su marcha servirá para que el presidente "se relaje, dé un golpe de timón y vuelva al origen, reencontrándose a sí mismo, solucionando su verdadero problema, que no es otro que haber traicionado la vocación de servicio al Barça". "Se ha olvidado de cumplir puntos básicos del programa", agregó. ¿Ejemplo? La falta de transparencia. "Me parece inaudito que un compañero de junta me diga que no me puede explicar las negociaciones en China para el patrocinio de la camiseta amparándose en una claúsula de confidencialidad. Espero que se vaya a China y vuelva con el dinerito. Me gusta que el Barça salga en el Financial Times, pero no para decir que hemos hecho un numerito". ¿Más razones de traición al programa? Las encontró Rosell, en alusión a la gestión del anterior presidente, Joan Gaspart: "Prometimos levantar las alfombras si éramos elegidos y no lo hicimos porque en la junta se decidió por votación no hacerlo, pero lo prometimos".

Reconoció que su primer desacuerdo con el presidente nació por la política de comunicación del club. "Lo dije en la junta y en presencia del responsable [Jordi Badía]. Un compañero me echó en cara que no me iba tan mal cuando las encuestas de popularidad encargadas desde la junta me valoraban más a mí que al presidente. Por eso mismo, le contesté, 'señal de que lo hace mal, puesto que el presidente debe ser el primero'". Tras asumir que se le ha puenteado numerosas veces -"si no iba a las reuniones con Rijkaard es porque no me las comunicaban", explicó- se negó a criticar ningún fichaje aunque no haya participado en varios de ellos: "Son nuestro patrimonio y no seré yo quien devalúe su valor".

Irremediablemente, apareció el nombre de Ronaldinho, para cuyo fichaje fue fundamental su amistad. "A estas horas estará durmiendo, porque está en Brasil", dijo Rosell, que la próxima semana asistirá al Argentina-Brasil y allí hablará con él. "No hay que sufrir por su continuidad. Seguirá dando muchas alegrías, porque no es un jugador mío, es un fichaje del Barça". Discrepó, sin embargo, de la idea del presidente, que le ofreció un contrato por diez años mediada la temporada pasada: "No estoy a favor de contratos tan largos. Si en dos años ha pasado todo lo que ha pasado, imaginad en diez".

Rosell mostró síntomas de indignación al evaluar la destitución de Josep Colomer como responsable del fútbol base: "Me parece increíble que se tome una decisión por el simple hecho de que seamos amigos, cuando el fútbol base ha logrado los mejores resultados desde hace mucho tiempo en todas las categorías". Señaló a Laporta como responsable de las decisiones, más allá del efecto que puedan causarle los consejos de su entorno: "Es él quien lidera y toma las decisiones. Es él quien debió gestionar mejor las discrepancias en la junta para que no acabara imponiéndose el pensamiento único. La democracia es respetar a las minorías, no imponerse sistemáticamente por mayoría". Explicó que la incorporación del cuñado de Laporta, Alejandro Echevarria, a la directiva se produjo con el objetivo de reforzar el departamento de seguridad. "Ha ido adquiriendo muchas funciones que en principio no le competían. Pero es uno de los directivos con los que se puede razonar, aunque ideológicamente él está en el Besós y yo en el Llobregat".

Rosell (izquierda) y Bartomeu, ayer tras anunciar su dimisión como directivos del Barça.
Rosell (izquierda) y Bartomeu, ayer tras anunciar su dimisión como directivos del Barça.JORDI ROVIRALTA

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