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Maragall pide excusas a la Iglesia católica por bromear con una corona de espinas

El presidente catalán se reúne con el arzobispo de Barcelona tras una dura nota del Episcopado

Menos de 24 horas después de concluir su periplo por Oriente Próximo, el presidente de la Generalitat de Cataluña, Pasqual Maragall, se vio obligado ayer a pedir excusas por el incidente ocurrido en Jerusalén, cuando bromeó junto a su consejero de Economía, Antoni Castells, y el líder de Esquerra, Josep Lluís Carod, con una corona de espinas. El episodio provocó un aluvión de críticas. La Conferencia Episcopal emitió ayer un duro comunicado, al igual que portavoces de las comunidades judía y musulmana. Maragall se reunió con el arzobispo de Barcelona para reiterarle su "respeto" hacia todas las creencias.

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El encuentro con el arzobispo Lluís Martínez Sistach fue el primer acto de Maragall en Barcelona después de su viaje oficial a Israel y Palestina. El presidente catalán aclaró que tanto él como Carod actuaron "sin malicia" y que no era su intención "faltar al respeto" a ninguna confesión religiosa, según una nota de prensa emitida por el departamento de Presidencia. Maragall atribuyó la polémica vivida estos días a un "malentendido" y lamentó que algunas personas se hayan sentido ofendidas tras bromear con una corona de espinas que había comprado en una tienda especializada en recuerdos religiosos de la Tierra Santa.

La presión sobre Maragall se había acrecentado en las últimas horas, después de que la Conferencia Episcopal expresara ayer su "enérgica protesta" ante lo sucedido. A los obispos les molestó que el presidente y Carod utilizaran la corona, símbolo de la pasión de Jesucristo, "como objeto de bromas y risas". Pero también les disgustó profundamente el lugar donde lo hicieron: a la salida del templo Santo Sepulcro.

La Iglesia católica recibió la solidaridad de las otras dos grandes religiones monoteístas. El portavoz de la comunidad judía en España, Antonio Chinchetru, manifestó que el incidente mostró "una mala imagen" del país y pidió a los dirigentes que se abstengan de "cualquier tipo de mofa" de este tipo. En la misma línea, el secretario general de la Comisión Islámica, Riay Tatari, pidió "respeto" para todas las confesiones.

Ese mismo respeto es el que reclamaba el secretario general de CiU, Josep Antoni Duran, desde que las imágenes de la polémica llegaron a las televisiones. Duran exigió ayer mismo a Maragall y a su Gobierno que pida perdón "al pueblo de Cataluña" por una actitud que tildó de "indigna e indecorosa".

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Más contundente aún fue Ángel Acebes, secretario general del PP. Según afirmó, "Maragall y Carod han traspasado los límites del esperpento. Es patético y propio de bufones envalentonados por la dejación de Zapatero que estos dos personales obligaran a retirar símbolos de España, como lo es la bandera, y se burlaran de símbolos católicos".

El más pequeño de los socios del Gobierno tripartito catalán, Iniciativa per Catalunya Verds, centró sus críticas en Carod Rovira. No tanto por la broma con la corona como por la actitud mantenida por el líder de ERC durante el viaje a Oriente Próximo, en el que protagonizó otro incidente al ausentarse del homenaje al ex primer ministro israelí Isaac Rabin por no estar presente la bandera catalana.

Críticas de Iniciativa

El vicepresidente de los ecosocialistas, Jaume Bosch, consideró que el comportamiento de Carod creó "problemas" a Maragall y denunció "errores" y falta de coordinación en el reciente viaje de la delegación catalana. Bosch se mostró favorable a que los líderes de los partidos catalanes acompañen al presidente de la Generalitat en sus desplazamientos al exterior, siempre y cuando sepan "que van en representación de Cataluña".

Sin embargo, los partidos de los políticos implicados, PSC y Esquerra, restaron importancia a la polémica. El secretario de Organización de los socialistas catalanes, José Zaragoza, lamentó que estas "anécdotas" hayan tapado "el éxito político del viaje", en el que Maragall se entrevistó con los máximos dirigentes de Israel y de la Autoridad Nacional Palestina. Zaragoza opinó que fue una "buena idea" incorporar a Carod a la comitiva de Oriente Próximo, y avanzó que en próximos viajes está previsto que el presidente del PP catalán, Josep Piqué, o el de Iniciativa, Joan Saura, también acompañen a Maragall.

Por su parte, el primer consejero de la Generalitat, el republicano Josep Bargalló, lanzó ayer un capote a su jefe de filas. Bargalló justificó la actuación de Carod y lamentó que los políticos deban comportarse "como robots" en los viajes institucionales. El propio Carod quiso zanjar ayer la polémica. Rehusó hacer declaraciones "para no dar facilidades al adversario" y afirmó que, diga lo que diga, siempre habrá quien le critique.

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