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Aulas

Una asociación juvenil de Conil viaja a Marruecos para intercambiar juegos populares

Durante cuatro días los monitores de la asociación La Red de Conil (Cádiz) no pararon de jugar. Viajaron hasta Marruecos para conocer cómo unos colegas de la organización juvenil Tadamoun tratan cada día de entretener y divertir a los niños de un barrio de Tánger. Su objetivo era aprender los juegos populares de allí y, al mismo tiempo, llevar los de aquí. Un intercambio lúdico con el que han demostrado que las diferencias no son tantas y que, en el esparcimiento infantil al aire libre, se abren enormes posibilidades para mejorar la vida de los más pequeños.

La iniciativa forma parte del programa Ven a jugar, que auspician el Ayuntamiento de Conil y la Diputación gaditana. El primer paso del proyecto ha sido el viaje a Marruecos de 12 jóvenes conileños que han conocido de primera mano cómo trabajan allí las asociaciones de voluntarios con los niños. Isabel Trujillo, Inma García y Elisa Patiño son tres de esas jóvenes que tienen entre 18 y 25 años. Forman parte de la asociación La Red, que ha impulsado en las calles de Conil una experiencia para fomentar los juegos populares entre los más pequeños. El pañuelito, la rayuela o las cuatro esquinas, entre otros. "Son de toda la vida, los que conocían nuestros abuelos", asegura Isabel. También sirven grandes pelotas, cariocas y aros. Incluso la tela de un paracaídas, a la que han dado decenas de usos. "Tratamos de sacar a los niños a la calle. Viven demasiado pendientes del ordenador y de la televisión", añade Elisa.

De estas actividades, que suelen realizar cada sábado, han aprendido la importancia de los juegos para vencer el aislamiento de los niños, favorecer la creatividad y fomentar la cooperación entre ellos. Algo similar a lo que la asociación Tadamoun estaba realizando desde hace tiempo en Tánger.

Tras varios contactos, a mediados del pasado mes, 12 voluntarios de Conil viajaron hasta Marruecos para aprender de sus compañeros de trabajo marroquíes y llevar ellos su propia experiencia. Cada asociación eligió tres juegos. La conileña llevó el pañuelito, las cuatro esquinas y los pies quietos. La marroquí se decantó por el salta caballa, el match y las cinco piedras, juegos en los que apenas una piedra y un palo bastan para realizarlos.

La visita duró cuatro días y la experiencia quedará plasmada en un libro que recogerá los juegos populares de ambas orillas. Han aprendido que muchos juegos de allí son los mismos que aquí, aunque con diferente nombre. Algunos, en el viaje, han cambiado algún elemento; mientras que otros que se crearon en España, aunque actualmente han desaparecido, se mantienen al otro lado. Una delegación marroquí devolverá la visita entre octubre y noviembre.

Isabel, Inma y Elisa coinciden en que la experiencia les ha permitido mejorar también su labor profesional. "Nos han enseñado que no hacen falta muchos medios para trabajar con niños. A veces, en nuestra asociación, nos hemos preocupado cuando nos ha faltado una pelota o un aro pero en Marruecos aprendimos que lo más importante es la persona y la imaginación que se pueda tener para jugar e inventar nuevas cosas", apunta Isabel.De la visita a Tánger han surgido amigos y promesas de contactos futuros, incluso previos, a la visita oficial que se espera después de las vacaciones. Durante su viaje, recibieron muchos regalos, entre ellos, un cuadro con las dos orillas pintado por uno de sus anfitriones marroquíes. Las mismas dos orillas que esperan volver a cruzar para seguir jugando.

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