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Los diputados ratifican la Constitución europea con sólo 19 votos en contra

Zapatero valora el paso como "una nueva señal positiva" para el resto de los países

El Congreso de los Diputados ratificó ayer por 311 votos a favor y 19 en contra la Constitución europea, aprobada el pasado 20 de febrero por el 76,73% de los españoles que participaron en el referéndum, con una abstención del 58%. El apoyo muy mayoritario de los partidos -votaron en contra ERC, IU, EA, BNG, Nafarroa Bai, Chunta Aragonesista y un parlamentario no identificado, que probablemente equivocó el sufragio- deja la tramitación de la Carta Magna pendiente sólo de la ratificación por el Senado, que se celebrará próximamente en lectura única.

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El presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, valoró el voto de la Cámara como "una nueva señal positiva" para Europa, que prolonga "el mejor punto de referencia y la señal de compromiso inestimable" que, según recordó ayer, fue el referéndum.

El presidente hizo estas consideraciones al inicio de un debate que, por ser el cuarto sobre este tema en los últimos diez meses, resultó reiterativo y cansino.

Zapatero hubo de lidiar los sarcasmos de líder del PP, Mariano Rajoy, y denunciar "la incoherencia" de sus aliados políticos -ERC e IU-, que mantuvieron el voto negativo aun reconociendo que el referéndum expresó "la voluntad popular" favorable al tratado europeo.

Rajoy tendió a atribuir al PP incluso el mérito del resultado de la consulta de febrero y presentó a su partido como un factor decisivo en la votación de ayer, aun cuando la matemática más simple indica que el Gobierno alcanzaba la mayoría absoluta de 176 votos necesarios para la aprobación del proyecto de ley con sólo el apoyo del PSOE, CiU y CC.

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"El Gobierno no puede asegurar la mayoría que el decoro de esta ley reclama. No puede", afirmó, no obstante, Rajoy, tras señalar, frente a las denuncias de ambigüedad formuladas en su día por los socialistas, que "de no ser por el empeño del Partido Popular tal vez las cosas hubieran discurrido de otra manera" en el referéndum. Y proclamó que, "fiel a sus convicciones", su grupo se disponía a "sostener de nuevo al Gobierno, porque es un Gobierno débil y está en juego el interés de España". "Usted no tiene razón, porque este partido tan denostado resulta ser el único seguro cuando están en juego las cosas serias", añadió.

Rajoy recurrió luego a su personal sentido de la ironía, convertido por el uso en un manierismo muy celebrado en la bancada de los populares, para comparar con Perogrullo al ministro de Exteriores, Miguel Ángel Moratinos, y ridiculizar los planes de Zapatero de participar en la campaña para el referéndum francés del 29 de mayo.

"Yo no renuncio al optimismo, y confío en que la razón se imponga y Francia ratifique la Constitución. Este optimismo se ha visto muy acrecentado al conocer que el señor Zapatero asistirá al cierre de la campaña francesa", comentó. "Estoy seguro", prosiguió, "que tras el fuerte impacto que la presencia, las palabras y el talante de su señoría produjeron en la Asamblea Nacional Francesa, arrastrará a sus correligionarios para lograr que el referéndum francés nos regale con un masivo ".

"Espero que este discurso no se lea en las cancillerías europeas, por el buen nombre de España, ya que el prestigio de un país también se mide por la talla intelectual de la oposición", replicó el portavoz del PSOE, Alfredo Pérez Rubalcaba, tras decir que la intervención de Rajoy estaba "más pensada para un programa de televisión, como el Club de la Comedia".

El propio presidente entró al trapo de estas provocaciones cuando aconsejó a Rajoy que, más que por Francia, debería preocuparse "por lo que ha pasado en Euskadi y por lo que puede pasar en Galicia". El líder del PP encontró "sorprendente" este salto al debate de política interior, que también fue criticado por el portavoz de CiU, Josep Antoni Duran i Lleida. Zapatero dijo que sólo había tratado de contestar a Rajoy "con una broma". Por lo demás, evitó responder a las preguntas del líder popular sobre las consecuencias de un eventual fracaso del referéndum en Francia con el argumento de que ningún dirigente europeo lo ha hecho hasta ahora, porque "el que desea que salga el , trabaja por el ".

A ERC e IU, Zapatero les hizo ver que el resultado del referéndum es políticamente vinculante, aunque jurídicamente no lo sea. Pero en la votación final, confluyeron en el PSOE, PP, CiU, PNV y CC.

El presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero (de espaldas), durante su intervención en el pleno del Congreso.
El presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero (de espaldas), durante su intervención en el pleno del Congreso.RICARDO GUTIÉRREZ

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