Jefes más jóvenes para Heineken

La cervecera holandesa Heineken, la cuarta del mundo, cambia de jefe. Y lo hace con valentía. Jean Francois van Boxmeer, el que será nuevo presidente del consejo de administración de la marca holandesa por excelencia, es belga y tiene 43 años. Una edad casi tierna para acceder a un puesto de esta responsabilidad, y en un momento delicado. A la vista de los últimos resultados, que presentan una reducción de un 33% de las ganancias netas obtenidas en 2004 hasta dejarlas en 537 millones de euros, la compañía ha decidido emprender una profunda reorganización. Por una vez, sin embargo, tanto el presidente saliente, el holandés Thony Ruys, de 57 años, como los expertos, coinciden en su análisis sobre las causas de las malas cifras registradas. En realidad se trata principalmente de una: la baja cotización del dólar que ha entorpecido la venta de cervezas de exportación en Estados Unidos.

Los beneficios y la cotización bursátil de la firma se han reducido en un tercio, debido a la debilidad del dólar frente al euro

El nuevo presidente ha afirmado que el recambio en la dirección no supondrá una nueva estrategia comercial para continuar creciendo

A pesar de que nadie parece rechazar dicho argumento, lo cierto es que durante la presidencia de Ruys la cotización bursátil de Heineken se ha reducido también en un tercio. La casa ha descendido, además, del segundo al cuarto puesto en volumen de producción (122 millones de hectolitros anuales). Una situación poco placentera, que Ruys ha admitido con deportividad y hasta con un juego de palabras. "Da igual cuánta cerveza bebas si el dólar está por los suelos", vino a decir al anunciar esta semana que se retiraría un año y medio antes de lo previsto. Los portavoces de Heineken añadirían, con otra floritura verbal, que el nuevo consejo de administración pasará a tener tres miembros en lugar de los cinco actuales. "Lo nuestro es vender un producto, la cerveza. Y para eso no se necesita tanta gente como en un Parlamento", afirmaron.

Nuevo triunvirato

El nuevo triunvirato de Heineken, que concentra las direcciones operativa y financiera junto con la presidencia misma, presenta otra característica singular. Sus titulares, Marc Bolland (45 años), René Hooft Graafland ( 46 años) y el propio Van Boxmeer, respectivamente, son considerados muy jóvenes para los puestos que ocuparán a partir de octubre. Un hecho que la trayectoria del "belga", como se ha nombrado sin rubor estos días al futuro presidente de la casa en la prensa holandesa, parece compensar. Lleva toda su vida profesional en Heineken, donde entró hace dos décadas y para quien trabajó en África, Polonia e Italia. Hoy vive en Amsterdam a poca distancia del cuartel general de la cervecera. Tiene a su favor asimismo que se le juzga como una persona asequible y amable, "que cae bien y hace mejor su trabajo". Una opinión compartida por la familia Heineken, poseedora de la mayoría de las acciones y que hace oír su voz en los nombramientos importantes.

Según Van Boxmeer, los cambios que le han aupado a la jefatura de la cervecera no se traducirán en una modificación a corto plazo de la estrategia comercial. "Nuestra política seguirá siendo la misma. Crecer en los mercados donde estamos implantados y ampliar allí donde haya posibilidades de hacerlo". Sí es verdad que en la nueva estructura de Heineken habrá menos intermediarios y una mayor delimitación de las funciones. Su colega y director operativo, Marc Bolland, recibirá los informes de la evolución de las regiones del mundo donde opera la compañía recogidos por los cinco responsables de las mismas. Dichos resultados serán estudiados luego por el resto de la cúpula, es decir, el director financiero y el presidente.

A pesar de que la nacionalidad belga de Van Boxmeer ha sido resaltada en Holanda, el nombramiento de un extranjero al frente de una gran empresa nacional ha dejado de ser una novedad. Al menos 14 de las 25 grandes casas holandesas que cotizan en la Bolsa de Amsterdam están en la misma situación.