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De la dinastía egipcia a las aves mensajeras

Ginés Donaire

Los orígenes de la paloma doméstica se sitúan en la India, desde donde se extendió a Europa. Existen grabados de la cuarta dinastía egipcia (más de tres mil años antes de Cristo) donde ya se citaba la paloma. Hay constancia de que en el siglo V antes de C. las palomas blancas se empleaban para enviar mensajes y para dar realce a los vencedores de los Juegos Olímpicos. La derrota de Napoleón en Waterloo fue conocida por el inglés Rotschild 50 horas antes que el gobierno gracias a un mensaje llevado por una paloma.

Durante la Guerra Civil española, la crianza de palomas buchonas estuvo a punto de desaparecer como consecuencia de las necesidades primarias que existían en la sociedad, donde sobrevivir ya era todo un reto diario. Durante la primera mitad del siglo pasado cada criador cultivaba un poco a su gusto y utilizaba los criterios prácticos de selección, enfocado todo a la captura de palomas ajenas con que llenar el puchero. "Esto le fue dando a la raza un carácter que le marcaría hasta nuestros días, pues en su patrón genético lleva las dotes clásicas de seducción y conservación, ya que en ocasiones el cazador se convertía en pieza cazada", asegura Juan Espinosa.

La cría y cultivo de estas aves se fue extendiendo por toda Andalucía y la cultura árabe, y dejó en cada provincia una variedad con su características propias. Así, en ciudades como Granada existía el buchón granadino, en Sevilla el laudino sevillano y el colillano, en Málaga el veleño, en Cádiz el gaditano y en Jaén se conocía como raza antigua o valenciano.

En la actualidad existen clubs del buchón jiennense en distintos puntos del mundo, donde se cultiva y trabaja esta raza. Sirva como ejemplo el de Miami, que preside Vicente Sánchez, un cubano afincado en Estados Unidos. Vicente es un estudioso de esta raza que ha visitado muchos palomares españoles y recopilado miles de fotografías. En España son incalculables los aficionados que se dedican a la cría de estas aves.

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