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Mueren 30 inmigrantes al naufragar dos pateras en El Aaiún

La ONU dice que el Sáhara no entra en el pacto con Rabat sobre costas

La emigración clandestina desde el Sáhara Occidental a las islas Canarias disminuye, pero sigue siendo mortífera. El fin de semana pasado las autoridades marroquíes empezaron a recoger en las playas de El Aaiún cadáveres de subsaharianos ahogados y ayer ya sumaban 30. Otros 61, todos de Malí, fueron detenidos y sus relatos confirman que al menos dos pateras naufragaron el 12 y 13 de marzo.

El wali [gobernador] de El Aaiún, Mohamed Rharrabi, tuvo la desagradable sorpresa de ver como el mar devolvía los cuerpos sin vida de subsaharianos en una playa situada a escasos metros de su residencia oficial. Las autoridades marroquíes confirmaron que se han recuperado 30 cadáveres e ignoraban si podían hallar con alguno más. De los relatos de los supervivientes detenidos sacan, sin embargo, la impresión de que no hay más desaparecidos en las aguas.

Las embarcaciones que zarpan de la costa sahariana intentan llegar hasta Fuerteventura, distante de unos 90 kilómetros por la ruta más corta. En 2004 se produjo un cambio de tendencia en la llegada de inmigrantes en pateras desde el Sáhara Occidental hacia Canarias. Si hasta entonces el incremento había sido constante año tras año, en los últimos 12 meses se registró una caída del 10%. De 9.382 personas interceptadas en 2003 se pasó a 8.426; esto es, 956 extranjeros menos. También disminuyeron los naufragios.

Los expertos vinculan el descenso con la mayor colaboración de las autoridades marroquíes, que ocupan la antigua colonia española desde 1976, en la lucha contra la inmigración ilegal -24.000 aspirantes a emigrar clandestinamente fueron detenidos durante los 10 primeros meses de 2004-. También, con la ampliación del Sistema Integral de Vigilancia Exterior (SIVE). Este sistema, que España ha instalado en casi toda la costa andaluza, está también siendo desplegado en el archipiélago canario.

Los secretarios de Estado de Seguridad y de Inmigración, Antonio Camacho y Consuelo Rumí, se pronunciaron el 25 de enero en Rabat por ayudar a Marruecos a disponer de su propio SIVE en su costa atlántica, en el Sáhara Occidental y a lo largo de la frontera argelina.

La financiación de una versión de este sistema no plantearía problemas. La Unión Europea puso, en diciembre pasado, 40 millones de euros a disposición de Marruecos para que mejore el control de sus fronteras. La dificultad es, más bien, de índole política.

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La MINURSO, el contingente de Naciones Unidas desplegado en el Sáhara Occidental, se ha puesto en contacto con el Ministerio del Interior español para pedirle aclaraciones sobre el proyecto, según fuentes diplomáticas, y recordarle de paso que el territorio de la antigua colonia no está, legalmente, administrado por Marruecos. Rabat no puede ser, por tanto, interlocutor para poner en marcha allí un proyecto de cooperación.

Fuentes jurídicas comunitarias señalan, sin embargo, que el programa MEDA, del que se podría echar mano, serviría para blindar las fronteras de Marruecos y no las de un territorio en disputa como el Sáhara Occidental.

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