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TEATRO

'Quijote', de Margallo y Sánchez, vuelve triunfante al Círculo

Pocas veces se ha visto mayor unanimidad en crítica y en público a la hora de valorar la puesta en escena de un texto que pertenece desde hace siglos al imaginario colectivo. Quijote, de Juan Margallo y Santiago Sánchez, este último también director, ha suscitado un entusiasmo general que para entenderlo sólo hay que acudir al Círculo de Bellas Artes y dejarse arrastrar a la aventura protagonizada por Vicente Cuesta y Sandro Cordero.

El tema no es original este año, pero hay que reconocer que ellos, los componentes de la compañía Lóm-Imprebís, junto con el magnífico grupo de títeres Bambalina, dieron primero. En cualquier caso, lo que importa es que este Quijote se considera uno de los más interesantes que se han visto en escena, y hay quien ha visto todos los que han pasado por nuestro país en los últimos sesenta años.

Ahora es el Círculo de Bellas Artes el que repone este exitoso espectáculo, que, tras su estreno el pasado año en este mismo espacio al que ahora regresa, la sala Fernando de Rojas, ha recorrido gran parte del territorio español.

Quijote parte del texto íntegro de Cervantes, que han versionado Juan Margallo, uno de los pilares más sólidos del teatro independiente español, y Santiago Sánchez, quien también se ha responsabilizado de la puesta en escena.

"Quizá la mayor virtud de nuestro Quijote sea que ha tratado de sumar, a la riqueza de la novela, los medios propios del teatro, sin olvidarnos de la comedia, la humanidad de sus personajes o el juego sin fin al que se lanzan los protagonistas a través de múltiples recursos escénicos", señala Sánchez, fundador de esta compañía, con la que ha puesto en pie otros conocidos espectáculos como Galileo, de Bertolt Brecht (también con Vicente Cuesta de protagonista), o La mujer invisible, de Kay Adehesad.

El montaje cuenta con un reparto de 11 actores de diferentes procedencias, con conocimientos de distintas técnicas teatrales y musicales: teatro de texto, improvisación, teatro de objetos, de sombras, canto, violín, violonchelo, guitarra, saxo, acordeón... y músicos en directo que dan vida a los diferentes personajes de Quijote. En el papel del hidalgo, Vicente Cuesta, y en el de Sancho Panza, el actor Sandro Cordero. Como en otros montajes de este grupo, se cuenta con el escenógrafo Dino Ibáñez y la diseñadora de vestuario Sue Plummer.

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Pocas veces la crítica ha sido más unánime, ya que todas las críticas han sido rotundamente positivas. Desde este periódico el crítico teatral Haro Tecglen apuntaba: "Es una aproximación al Quijote real, al de la novela, mejor que los resúmenes y abreviaturas que suelen usarse en los colegios". No hay que olvidar que el montaje, que permanecerá en la capital hasta el 3 de abril, está teniendo muy buena acogida entre niños y jóvenes y de hecho se hacen funciones especiales para ellos, previamente programadas.

El director afirma que muy pocas veces se ha abordado teatralmente desde una visión adulta y global la obra de Cervantes: "Parece cada día más imprescindible abordar desde la esencia teatral la metáfora de un personaje inmerso en una sociedad gris y opresiva a la vez que es capaz de imaginar otros mundos posibles y, con ello, hacerlos realidad", concluye.

Tanto los autores como los actores creen que hay que reivindicar la utopía que encierra el personaje de Cervantes, así como ese proceso de amistad y aprendizaje mutuo que se establece entre Don Quijote y Sancho.

"Si Cervantes combinó los más diferentes estilos literarios, en nuestra puesta en escena se encontrarán las más variadas técnicas teatrales al servicio de contar la historia de una manera sencilla y popular, como siempre fue el objetivo del autor con su obra", concluye Sánchez.

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