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Reportaje:JUNTA DE ACCIONISTAS DEL BBVA

Una puesta en escena milimetrada

Francisco González midió minuciosamente su intervención inicial y evitó entrar en la arena política

Miguel Ángel Noceda

En un discurso de tres cuartos de hora, Francisco González midió minuciosamente los tiempos y la puesta en escena. La salida airosa de "ciertos acontecimientos", como él mismo definió el intento de Sacyr de entrar en el BBVA sin mencionar en un solo momento su nombre, le permitieron sacar pecho ante los más de 2.200 asistentes a la junta de accionistas de ayer (unos 1.700 directivos) en el palacio Euskalduna de Bilbao ("somos los más eficaces, uno de los más solventes y tenemos un buen equipo"). Y también quiso hacer un guiño de acercamiento dejando el atril y aproximándose al borde del escenario donde, de memoria, acabó su prédica. Allí, con continuos movimientos de brazos, González desgranó agradecimientos a accionistas, a clientes, a empleados... "Tengan mucha pasión, adelante", terminó.

Hubo 20 intervenciones que en su mayor parte se refirieron al intento de compra de Sacyr
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Y si el año pasado la junta del BBVA estuvo marcada por el inicio de la campaña electoral y el apoyo que González hizo de la política económica del Gobierno del PP, este año se guardó mucho de entrar en la arena política. No hubo referencias ni a las medidas económicas del Gobierno de Zapatero, ni al plan Ibarrretxe, ni a la situación del País Vasco, donde el BBVA tiene su sede. Eso sí, se animó a dar algunas recetas para mantener el crecimiento español, "claramente superior" a la media europea. A su juicio, es preciso "mantener la disciplina macroeconómica, atacar nuestros déficit de competitividad, estimular la mejora de productividad y recuperar nuestro retraso tecnológico, dedicando más recursos al I+D+i y mejorando la calidad de nuestro sistema educativo". "Tareas y compromisos", prosiguió, "que no sólo afectan al Gobierno, sino a toda la sociedad y a las empresas".

Lejos, pues, de mensajes políticos, este año la palma protagonista se la llevó Sacyr, sobre todo por la deriva que tomó la junta en el turno de ruegos y preguntas. Nada menos que 20 intervenciones, que alargaron la junta a más de cuatro horas, y ya fuera a favor (las que más, entre ellas las de los tres representantes sindicales), ya en contra, en la mayor parte de ellas estuvo presente el asunto Sacyr.

Lo que parecía que iba a ser un paseo triunfal, empezó a no ser tanto con la intervención de Jaime Queipo de Llano, quien, sin mentar a Sacyr, fue especialmente duro con el presidente y el consejo, del que criticó la falta de cumplimiento de los códigos de buen gobierno. "El presidente no puede tener las funciones del consejero delegado ni formar parte de la comisión ejecutiva", incidió apoyándose en las leyes de Sociedades Anónimas y de Valores. En ese sentido, calificó de "inexplicada" la baja del anterior vicepresidente, sin citar su nombre (Jesús María Caínzos), que era el único que ejercía "un resorte de control". Luego solicitó mayor participación del capital en el consejo, actualmente en torno al 1,2% y lo comparó con los de otros bancos españoles (el SCH, el 9,4% del capital en el consejo; el Popular, el 14,6%, y Bankinter, el 16,2%, dijo).

González, que no pudo ocultar su enfado, tildó de "lamentable" la intervención de Queipo de Llano y le espetó que "para gobernar bien es necesario que no haya conflicto de intereses". "En empresas como éstas es necesario garantizar la independencia de los consejeros", remachó. Y sobre la mención a Caínzos, que abandonó el banco por discrepancias con él, le señaló que le preguntase al ex vicepresidente sobre su marcha. Hizo mutis sobre la propuesta de modificar las funciones del presidente, pero fue el secretario del consejo, José Maldonado, quien explicó después que no procedía votarlo en la junta y que, si quería, buscase el respaldo de un 5% del capital para convocar una junta extraordinaria.

También fue duro con José Velasco, empleado del banco, que acusó al consejo de defender "su sillón" en el asedio de Sacyr. Velasco, que dijo que el consejo había vulnerado los criterios de gobierno corporativo al aceptar su teoría de la conspiración, censuró que sea necesario más porcentaje de votos para destituirlo (dos terceras partes) que para disolver la sociedad. Tampoco contestó a otro intervieniente que preguntó si había financiado a la familia Rato.

Otro accionista, Manuel Herrera, comparó los sueldos de los ejecutivos con los del Gobierno. El conjunto del Consejo de Ministros, subrayó, tiene unos ingresos de 1.328.000 euros mientras el presidente del BBVA cobra un 260% más; el consejero delegado, un 208%, y el secretario general, un 78%. "Además", dijo, "tengo entendido que el presidente tiene un plan de pensiones que pasa de los 50 millones". No hubo respuesta.

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Sobre la firma

Miguel Ángel Noceda
Corresponsal económico de EL PAÍS, en el que cumple ya 32 años y fue redactor-jefe de Economía durante 13. Es autor de los libros Radiografía del Empresariado Español y La Economía de la Democracia, este junto a los exministros Solchaga, Solbes y De Guindos. Recibió el premio de Periodismo Económico de la Asociación de Periodistas Europeos.

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