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LA CRISIS DEL CARMEL

La indignación de los vecinos del Carmel bloquea los accesos por la ronda de Dalt

El Gobierno de Zapatero ofrece su ayuda y Maragall anuncia un plan para rehabilitar el barrio

Lluís Pellicer

Lo que al principio debía ser sólo una concentración de apoyo a los afectados del Carmel se convirtió en una manifestación de más de dos horas en la que unas 2.000 personas cortaron el túnel de la Rovira y la ronda de Dalt. Ésta sufrió retenciones de hasta cinco kilómetros. Los vecinos exigieron responsabilidades a las administraciones y criticaron a los ingenieros encargados de la obra. La marcha estuvo encabezada por la pancarta Vivienda digna para todos. El Gobierno prometió ayudas para atender a los afectados, mientras que el presidente Pasqual Maragall anunció un plan integral para rehabilitar el barrio.

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Tres ancianas se lanzan con decisión a una de las salidas de la ronda de Dalt, paran el primer coche que llega y se sientan sobre el capó. Con toda la tranquilidad del mundo espetan al conductor: "¡Quieto, ahí te quedas!". Mientras, varios jóvenes retiran una valla y cortan con conos la calzada principal de la Ronda de Dalt. "¡Solidaridad con el Carmel!", reclaman a los coductores.

Más de 2.000 personas sin aparente experiencia contestataria conviertieron en un infierno la circulación en las principales vías de acceso a la ciudad por el norte. "¡No tenemos casa, no tenemos prisa!", vocearon. Salían para mostrar su indignación por todo lo sucedido desde que el pasado 28 de enero un socavón se tragó el inmueble número 12 del pasaje de Calafell y obligó a desalojar a más de mil vecinos, que siguen sin poder ir a sus casas.

En la cabecera de la marcha se turnaron algunos de los rostros que se han hecho conocidos a raíz de esta crisis, desde José Luis Agaya, el tendero del inmueble número 6 de Conca de Tremp que ya no podrá recuperar su género, hasta el peluquero José Pizarro, al que ayer no dejaron entrar en su vivienda.

Los accesos a Barcelona por la ronda quedaron en todo caso bloqueados durante más de una hora con retenciones de hasta cinco kilómetros. La intención inicial de los organizadores, la Asamblea de Jóvenes de Horta-Guinardó, era efectuar una concentración delante del centro cívico de Boca Nord, a escasos metros de la zona afectada por los hundimientos. A lo sumo, se hablaba de cortar el túnel de la Rovira. Sin embargo, la indignación fue haciendo mella en los ánimos del colectivo y los vecinos comenzaron a avanzar de forma espontánea por la avenida del Estatut hasta llegar a la ronda de Dalt. "¡A las rondas, sin miedo!", gritaban. Según avanzaban, decenas de personas se quedaban custsodiando las calles cortadas para cerrar el acceso a todo el barrio.

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Corearon toda clase de consignas, desde "¡el Carmel también es Barcelona!" hasta "¡menos problemas y más claridad!". Se prodigaron críticas al consistorio y se pidió la dimisión del alcalde de Barcelona, Joan Clos. "Clos, dimite, el Carmel no te admite", vocearon. También se pidieron responsabilidades a los técnicos que planificaron la prolongación del la línea 5 del metro. "¡Ingenieros, chapuceros!", se gritó. A pesar de la indignación, la marcha transcurrió sin incidentes. No se perdió la calma, salvo cuando algún vehículo intentaba saltarse el bloqueo de los vecinos. "¡Tranquilidad!", se recomendaba a gritos.La manifestación arrancó con mucha tensión después de que varios de los afectados por el socavón abroncaran al vicepresidente de la Asociación de Vecinos del Carmel, Antonio González, por no haber apoyado a "los vecinos que se manifiestan". "¡Fernando [González, presidente de la entidad] habla mucho y hace poco. Tendría que estar aquí, a nuestro lado!", le espetaron. "¡Habéis aparecido demasiado tarde!", recriminaron.

El vicepresidente de la asociación, muy nervioso y afectado, les respondió: "¿Por qué os manifestáis? Esperemos. Y cuando sea el momento, estaremos con vosotros. Todavía no hay nada claro", aseguró. Desde la entidad, ya por la mañana, se desautorizó la concentración al considerar que era "inoportuna". "Primero es necesario que nos organicemos bien, que cada edificio elija a un representante y que se integre en los trabajos que vamos a llevar a cabo con una comisión de expertos independientes", explicó González a los vecinos.

Los afectados que ayer acudieron al barrio estaban si cabe más desconcertados y nerviosos, puesto que la mayoría no pudo entrar a sus casas para seguir retirando sus pertenencias. Desde el Departamento de Política Territorial se aseguró que el "proceso para retirar objetos" se había "paralizado" después de que los vecinos accedieran a sus viviendas hasta altas horas de la madrugada del viernes.

Rumores y especulaciones

Sin embargo, los impedimentos para recoger pertenencias dio pie a varias especulaciones. Por el barrio se rumoreó que un edificio entero había cedido, lo cual había hecho ampliar el perímetro de seguridad. Lo que en realidad había sucedido es que un muro que quedaba del inmueble número 10, el que se derribó el lunes, había descendido como consecuencia del asentamiento del hormigón, según Política Territorial. El inicio de los trabajos para rellenar el túnel de maniobra, añadieron, impidió que los vecinos puedan acceder a las viviendas más cercanas a los socavones.

Todo ello no llegó a los afectados por los desalojos, que llegaron al barrio tras escuchar que se acababa de ampliar el perímetro de seguridad. Juan Selfa y Rosa López, por ejemplo, se desplazaron desde el hotel donde se hospedan para retirar algunas de sus pertenencias. "Nos morimos de ganas de volver a casa. En cambio, si antes teníamos fe en el trabajo de las administraciones, ahora la hemos perdido", explicó López.

En otra esquina Yolanda Gordillo consolaba a su madre, que lloraba porque creía que su casa iba a ser derribada. "Vivimos en el pasaje de Calafell y no nos han dicho nada sobre el estado de nuestro inmueble", se lamentaba. De hecho, las administraciones siguen pidiendo a los vecinos que no siembren la alarma a causa del estado de salud de algunos de los afectados. En los últimos días, se ha atendido a evacuados sobre todo por crisis de ansiedad.

La manifestación por el socavón del Carmel corta la Ronda de Dalt y paraliza el tráfico.
La manifestación por el socavón del Carmel corta la Ronda de Dalt y paraliza el tráfico.GIANLUNCA BATTISTA

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Sobre la firma

Lluís Pellicer
Es jefe de sección de Nacional de EL PAÍS. Antes fue jefe de Economía, corresponsal en Bruselas y redactor en Barcelona. Ha cubierto la crisis inmobiliaria de 2008, las reuniones del BCE y las cumbres del FMI. Licenciado en Periodismo por la Universitat Autònoma de Barcelona, ha cursado el programa de desarrollo directivo de IESE.

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