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Reportaje:LAS PÉRDIDAS DEL CAMPO ANDALUZ

Seguros congelados

Los agricultores achacan la baja contratación de pólizas en los invernaderos a que excluyen los riesgos más habituales

Alejandro Bolaños

Las costas de Almería y Granada amanecieron nevadas a finales de la semana pasada. Una noticia insólita que fue acogida con simpatía por los vecinos. El frío dejó también una sucesión de madrugadas con temperaturas bajo cero. Otro hecho insólito que llenó de preocupación a los productores de una de las zonas agrícolas más prósperas de Europa. Las heladas traspasaron los plásticos y quebraron el equilibrio de temperatura y humedad que se cultiva en los invernaderos. En unos pocos días, la cosecha de invierno de hortalizas, la primera y más rentable del año, se perdió en centenares de explotaciones. El temporal descubrió aún otro cuestión insólita más: existe un seguro que cubre el riesgo de heladas, pero cubre menos de un 5% de la superficie cultivada.

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El frío ha afectado a muchos cultivos (frutales, cítricos, frutos secos) en todas las provincias andaluzas, pero las asociaciones agrarias coinciden en que las mayores pérdidas se registran en las explotaciones de Almería y Granada, que concentran más del 60% del perjuicio económico (calculado en 1.420 millones de euros por la asociación COAG). Y, aunque la viabilidad de la mayoría de los invernaderos no está en entredicho (tienen aún dos o tres cosechas por delante este año), su economía ha quedado muy tocada. Y la falta de seguros les impedirá recuperar una parte de las pérdidas.

"La escasa demanda del seguro no es una cuestión económica, en este caso creo que la razón ha sido que había una sensación de riesgo muy baja", mantiene Fernando Burgaz, director general de la Entidad Estatal de Seguros Agrarios (Enesa). Este organismo, dependiente del Ministerio de Agricultura, se gasta al año más de 220 millones de euros en subvencionar las primas de los seguros que pagan los agricultores. Enesa, que realiza una función "sin precedentes" en Europa a juicio de las organizaciones agrarias, diseña los seguros con el sector y las aseguradoras (reunidas en Agroseguro) pero tiene la última palabra al definir las condiciones y la cobertura de riesgos.

Las organizaciones agrarias conceden que los riesgos climatológicos que cubre el seguro para cultivos bajo plástico (heladas, inundaciones, pedrisco) no son habituales en la zona y que eso ha podido influir en su baja contratación. "Temperaturas de cuatro o cinco grados bajo es una situación bastante excepcional en la costa de Almería", señala el director del gabinete técnico de UPA, Juan Diego Pérez, quien admite que "hay que hacer un mayor esfuerzo de mentalización entre los agricultores para que se aseguren". Pero el dirigente de UPA añade que en esa falta de contratación también pesa lo poco que devuelve el seguro al agricultor.

"En el caso de las heladas, se indemniza el 80% del valor de la producción asegurada siempre que se arruine toda , y ese valor se calcula con precios que tienen poco que ver con los del mercado", explica Pérez. Las diferencias entre el precio de mercado y el precio que se utiliza en las indemnizaciones varía según la hortaliza y la zona, pero puede llegar a ser del 200%. "Se revisan año a año, pero sólo incluyen el valor del producto en la planta", matiza el director general de Enesa. "Tampoco se pueden subir mucho los precios que se usan para indemnizar, porque si no el coste del seguro se dispara, pero tendría que estar más cerca del valor del mercado", agrega el dirigente de UPA.

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El coste tampoco parece la razón de la baja contratación del seguro. "Es similar al de cítricos o frutales, y en ellos el grado de cobertura supera el 50% de la superficie cultivada", argumenta el director de Enesa. Celia Serrano, técnica de COAG, explica como funciona el seguro. Si, por ejemplo, un agricultor de Los Palacios (Sevilla) asegura 12.000 kilogramos de tomate, tendría asegurada una indemnización de 6.000 euros (menos de la mitad de su precio real) en caso de que toda la producción asegurada se perdiese por una helada. Esa póliza tendría un coste anual de 303 euros, pero el agricultor paga poco más que la mitad (169 euros); el resto es subvencionado por Enesa (27%) y la Consejería de Agricultura (13,5%).

Plagas y enfermedades

Hay otros seguros con más subvenciones (en algunos cultivos ronda el 60%), pero el coste económico es asumible. "En un invernadero del Campo de Dalías, el pago del seguro le supondría a un agricultor el 0,4% del valor de su producción". "El problema está en que el seguro de cultivos bajo plástico, como pasa también en la fresa, no se adecúa a los riesgos que detectan los agricultores en la zona", insiste Celia Serrano. Para los agricultores almerienses y granadinos de la costa, una helada o el pedrizo es una adversidad climatológica muy improbable. Lo que en realidad temen los propietarios de invernaderos son las enfermedades y las plagas. "La virosis te puede levantar toda la cosecha en un santiamén y hay invernaderos afectados todos los años", recalca la técnica de COAG.

"El seguro tiene imperfecciones, hace dos años que trabajamos para incorporar nuevos riesgos", explica el director general de Enesa, que sí cree que incluir plagas y enfermedades aumentaría la contratación de seguros en los invernaderos andaluces. De hecho, Enesa puso en marcha la campaña pasada una "experiencia piloto" con el seguro del tomate de invierno, en el que incluyó la cobertura de la virosis. La pretensión del organismo estatal es extender esa cobertura a todas las hortalizas bajo plástico, aunque las organizaciones agrarias critican que, en caso de virosis, la indemnizacion se limita a asumir los costes de levantar la cosecha y replantar. "Vamos a ser generosos en el cálculo de esos costes, pero no se incluirá el valor de la producción perdida", advierte Burgaz.

Las heladas no arruinarán a las explotaciones, pero sí deja a los agricultores, ya endeudados para costear las altas inversiones en infraestructuras y químicos, en una situación muy precaria. Casi descartada la ayuda directa, a la que la UE pone dificultades, las organizaciones agrarias valoran las exenciones fiscales aprobadas por el Gobierno, pero reclaman que las Administraciones asuman el pago de intereses este año para aliviar sus maltrechas finanzas.

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