_
_
_
_
_
GUIÑOS
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Ayer y hoy

El Museo Marítimo de Bilbao acoge una magnífica exposición sobre ese matrimonio indisoluble que se da entre Ría y Puerto. Su título (Ayer y hoy) explica por sí mismo el contenido de la muestra. Se trata de un ejercicio de refotografía, tan antigua como la propia disciplina, una repetición de imágenes realizadas con anterioridad desde una perspectiva y condiciones lumínicas semejantes. Dicho así puede resultar un ejercicio aparentemente sencillo, pero nada más lejos de la realidad. Buscar la hora del día, una condición atmosférica semejante, la misma altura de marea, el punto de vista más ajustado o ponerse en la mente de quien primero descubrió aquel paisaje resulta enormemente complicado. Se trata de volver la mirada hacia atrás para constatar el paso del tiempo, comparar el antes y el después de un lugar determinado. En este contrastar el hoy con el ayer la fotografía ofrece resultados impactantes. Es cuando mejor responde a su función de refrescar la memoria, sobre todo si se trata de un espacio intervenido por el hombre hasta límites inabordables como es el tramo fluvial entre el puente de San Antón y el Abra.

El encargado de llevar adelante esta tarea ha sido José Luis Ramírez (Santander, 1935) en una iniciativa patrocinada por el Puerto de Bilbao. El fotógrafo tiene una trayectoria muy amplia en el tratamiento de paisajes, como se trataba en este caso. Además, su formación como ingeniero ha servido para poner en evidencia su buen ojo de cartógrafo. Por ello, ha sabido encontrar las referencias geográficas adecuadas, aquellas que pueden resultar aparentemente inmutables al paso del tiempo. Esta destreza explica su acierto en la localización del punto de vista más ajustado a la imagen manejada como referencia inicial.

El libro que acompaña a la exposición tiene un original diseño. En sus páginas se compara, a derecha e izquierda, la referencia del pasado y la situación actual. El efecto visual es muy acertado, pero gana en espectacularidad con los desplegables a doble página al inicio de sus cuatro capítulos. De esta manera, siguiendo el cauce de la Ría, de arriba abajo, se van contrastando imágenes tomadas en el camino de San Antón al Guggenheim, Deusto a Zorroza, Lutxana a Portugalete y entre Getxo y Santurtzi. En algunos puntos las escenas de actividades portuarias han desaparecido, han sido sustituidas por edificios emblemáticos, paseos o viviendas. Cuanto más nos acercamos al océano, mayor es el ajetreo naval, aunque los terrenos dedicados antaño a huerta y sembrados hoy se han convertido en colmenas de hormigón. Un libro para la nostalgia en la compañía de unas deliciosas imágenes fotográficas.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
Suscríbete

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_