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Piqué mantiene al PP en la ponencia del Estatut pese a la advertencia de Rajoy contra las reformas

Enric Company

La rotunda advertencia de Mariano Rajoy de que el Partido Popular (PP) apoyará únicamente la reforma constitucional que se derive de la Constitución europea, y ninguna más, no afecta al debate estatutario en Cataluña. El presidente del PP de Cataluña, Josep Piqué, aseguró ayer que su partido seguirá participando en la ponencia parlamentaria para la reforma del Estatuto de Autonomía.

Piqué mantiene un difícil equilibrio entre la fidelidad a la política de confrontación con el Gobierno de Rodríguez Zapatero y sus aliados, por una parte, y su apuesta por sacar al PP de la marginalidad política en Cataluña, por otra. En el debate del Estatuto catalán se esfuerza por no quedar descolgado de la reforma.

Después de la reunión del comité ejecutivo del PP catalán, la primera desde el reciente congreso, Piqué advirtió, no obstante, de que los trabajos de la ponencia que elabora la reforma del Estatuto están "llenos de dificultades" y manifestó su convicción de que este proceso será "más largo y costoso" de lo que se preveía. Mucho más largo de lo que pretendía el presidente de la Generalitat, Pasqual Maragall, que perseguía tener a punto el proyecto de reforma para finales de abril.

El dirigente del PP puso por ejemplo el desacuerdo registrado el miércoles en la ponencia sobre la inclusión en el Estatuto de una carta de derechos sociales y económicos. "Y todavía no hemos entrado en el apartado de las competencias y la financiación, que serán las más difíciles", señaló.

Pero también más allá de estos aspectos puede haber dificultades insalvables si el PP catalán se ve obligado a seguir la línea marcada ayer por Rajoy. La pretensión de los demás partidos catalanes es que la reforma del Estatut vaya acompañada de una serie de propuestas para la reforma de leyes orgánicas e incluso de algunas reformas de la Constitución que se consideran imprescindibles, como la del Senado, entre otras.

Piqué hizo hacer responsables a los socialistas y a sus aliados de la creciente tensión política provocada sobre todo por la reforma de los nombramientos judiciales emprendida por el Gobierno. En el origen de esta tensión incluyó, no obstante, otros asuntos, con dedicatoria especial para el líder de Esquerra Republicana, Josep Lluís Carod, por pedir el boicoteo de la candidatura olímpica de Madrid.

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El PP no es responsable, dijo, de que desde Cataluña se niegue apoyo a Madrid, ni de las acusaciones de golpismo, ni de la polémica sobre el si catalán o valenciano, ni de los enfrentamientos con la iglesia católica. Advirtió, además, de que posiciones como la de Carod terminan por perjudicar a Cataluña. Como ejemplo explicó que en la capital de España se ha lanzado ya una campaña para no consumir cava catalán en las fiestas navideñas. "Que Carod se lo explique a los productors de cava", dijo.

Todo esto no impidió que el presidente Maragall expresara su inquietud por la decisión del PP de abandonar el Congreso de los Diputados, el jueves, antes de la votación de la reforma judicial. Este es un comportamiento "que pasará a la historia", dijo Maragall porque es una actitud que no tienen "ni los grupúsculos más radicales".

El conseller en cap del Gobierno catalán, Josep Bargalló, advirtió de que al oponerse a las reformas constitucionales, Mariano Rajoy "va contra la historia". No obstante, señaló también que en el PP catalán "hay gente más juiciosa, centrada y de tradición democrática que en Madrid", en alusión a Piqué y a sus esfuerzos por marcar para un perfil propio en el PP catalán.

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