Cosa de hombres
Esta última semana he seguido el III Congreso Internacional de la Lengua Española con todo lujo de detalles desde las páginas de este periódico, y aún estoy anonadada al comprobar que esto de la lengua española, el castellano, es sólo cosa de hombres -a las fotos e intervenciones me remito-.
Pero una cosa es que los cargos representativos, de esto y de todo, los ostenten los hombres, y otra muy diferente es el regodeo del señor Roberto Fontanarrosa, que disertó sobre el efecto terapéutico de las palabrotas y no tuvo empacho de comenzar su discurso diciendo: "En Rosario hay bellas mujeres y buen fútbol: ¿qué más puede ambicionar un intelectual?"... fue interrumpido una y otra vez por las carcajadas del respetable.
Más adelante se preguntaba este mismo "intelectual": ¿quién define lo vulgar? Los intelectuales, supongo.