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OPERACIÓN FURIA FANTASMA

Rumsfeld: "Un Irak libre no puede tener zonas controladas por terroristas"

El secretario de Defensa estadounidense afirma que la operación militar "llevará su tiempo"

Donald Rumsfeld, secretario de Defensa de EE UU, dijo ayer que "una parte de Irak no puede estar bajo control de asesinos, terroristas y restos del régimen de Sadam Husein", y subrayó que el Gobierno de Irak había pedido ayuda a la coalición para acabar con los rebeldes. Acompañado por el general Richard Myers, jefe de Estado Mayor, aseguró que no podía imaginar "otra cosa que no sea el éxito" de la operación, pero advirtió de que "llevará su tiempo" y que va a ser difícil. El jefe del Pentágono sostiene que "una victoria en Faluya supondrá un golpe muy importante para los terroristas".

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"Un país como Irak no puede permitirse, si quiere salir adelante, que haya santuarios para gente que está decidida a matar inocentes, a intentar derribar al Gobierno y a intimidar a ministros y a jefes de policía. (...) Es una gente decidida a eso, una gente que corta cabezas, que mata... Esto no se puede permitir, el algo que hay que frenar", dijo el jefe del Pentágono.

Rumsfeld, quizá pensando en que la primera ofensiva sobre Faluya se detuvo abruptamente en abril, dijo que se han hecho "todos los esfuerzos posibles para alcanzar una solución política", pero que "han elegido el camino de la violencia". Por eso, "a petición del Gobierno iraquí, los soldados de la coalición están ayudando al Ejército de Irak a llevar a cabo esta operación coordinada defensiva en Faluya, para restaurar la ley y el orden en la zona", y añadió: "El éxito de esta operación asestará un golpe a los terroristas en todo el país y hará que Irak se aparte un poco más de la posibilidad de un futuro violento para aproximarse a uno de libertad".

El secretario de Defensa no supo o no quiso precisar si tenía información sobre el paradero del líder de Al Qaeda en Irak, el jordano Abu Musab al Zarqaui, ni aceptó calificar de "final".

El general Myers coincidió en que "la victoria en esta operación está prácticamente asegurada". Ni uno ni otro entraron en cálculos sobre el número de civiles que quedan en Faluya; se cree que han huido entre el 50% y el 70% de sus 300.000 habitantes, y Rumsfeld recordó que se habían hecho numerosos llamamientos para que la población saliera de la ciudad en previsión del ataque que empezó ayer.

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En la batalla participan entre 10.000 y 13.000 marines y fuerzas especiales estadounidenses junto a 2.000 comandos del Ejército iraquí. Su presencia contribuye a legitimar la operación y les sitúa en una buena posición para ocupar las zonas eventualmente reconquistadas a los insurgentes.

Rusmfeld se había mantenido en segundo plano en la recta final de las elecciones, y su futuro en la Administración es incierto. Ayer rechazó todas las preguntas sobre su continuidad. El secretario de Defensa, de todas formas y por lo que pueda servir como orientación, arrancó su intervención hablando de los cambios realizados en las Fuerzas Armadas en los últimos cuatro años y afirmó que el Ejército es ahora "más rápido y más fuerte" y dio a entender que aún tenía que completar su misión al frente del Pentágono.

El jueves, en su primera conferencia de prensa tras la victoria electoral, George W. Bush, preguntado por la que se consideraba inminente operación sobre Faluya, se limitó a decir que "los insurgentes serán derrotados". Bush reiteró el apoyo de EE UU al Gobierno iraquí "para conseguir nuestro objetivo, que es la celebración de las elecciones en el camino de la estabilidad y seguiremos también entrenando a sus tropas".

En cuanto a un posible refuerzo del despliegue, Bush volvió a decir lo que ha afirmado en varias ocasiones: "Nuestros mandos tendrán lo que necesiten para completar sus misiones". The New York Times argumentaba ayer que si no se aplasta la insurgencia y no se celebran elecciones creíbles en enero, "Washington tendrá que reconsiderar a la baja sus objetivos", pero que, mientras tanto, "es necesario aumentar la fuerza actual y los recursos necesarios para que la actual política tenga alguna posibilidad de éxito". En opinión del diario, eso supone "un mínimo de otras dos divisiones de combate, unos 40.000 soldados más, aparte de los 140.000 previstos para el periodo electoral iraquí".

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