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El secreto mejor guardado

Las memorias de José Manuel Mendizabal sufren un paréntesis de tres años a partir de 1939, cuando los presos de su batallón son trasladados a la prisión de Burgos, tristemente célebre por las duras condiciones de vida que sufrieron allí los reclusos. El relato comienza otra vez el 1 de enero de 1942. Temeroso de perder sus diarios, Mañul camufla algunas de las anotaciones intercalando palabras clave en euskera e inglés. Así, los muertos son "ilas" y el director de la prisión "zuzendari".

Conscientes de que su suerte depende del devenir de la contienda mundial, los presos intentan mantenerse al tanto de la actualidad internacional a través del "izparringi" (periódico) y de un segundo medio, que Mañul denomina "broadcasting". "El secreto mejor guardado", apunta en las anotaciones que complementan la transcripción uno de sus compañeros, José Manuel Iradi. "Andini, jefe de electricistas de la empresa Euskalduna, solía reparar las radios de los guardianes. Se las arregló para birlarles a cada una de las que llevaban una o dos piezas", explica, "para así poder fabricar una radio". Iradi señala que los únicos que conocían la existencia de ese aparato eran el citado Andini y Juan Ajuriaguerra. Todo parece indicar que el teniente Mendizábal también supo de él.

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