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Reportaje:

La bondad de los 'petrodólares'

Los altos precios del crudo favorecen la salud de las finanzas rusas, aunque persiste la lenta fuga de capitales

La situación económica de Rusia no podría ser mejor. Su crecimiento es estable -el PIB aumentó un 7,2% en 2003 y este año será del orden del 6,9%-, la cotización del rublo también es favorable y los altos precios del petróleo han elevado las reservas del Banco Central y del Fondo de Estabilización. Además, Rusia paga religiosamente su deuda exterior.

Pero no todo es tan sencillo. La economía rusa, a pesar de este bello cuadro, mantiene signos preocupantes, como la lenta fuga de capitales y la brusca disminución del ritmo de crecimiento de la producción industrial.

La inflación es aún alta si se compara con la europea. Este año alcanzará el 10% y el objetivo para 2005 es situarla entre el 7,5% y el 8,5%
La fuga de capitales se ha incrementado cinco veces en enero-septiembre de este año respecto a 2003, hasta totalizar 8.800 millones de euros
El PIB ha aumentado un 7,2% en 2003 y este año crecerá en torno al 6,9%, aunque preocupa la actual caída de la producción industrial
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Además, la inflación rusa aún es alta si se la compara con los países de la Unión Europea, pero en comparación con el desenfreno de los primeros años de Borís Yeltsin (más del 1.000%) y de lo ocurrido después de la crisis de 1998 (300%), el Gobierno ha hecho grandes progresos. El año pasado fue del 12%, y este año, según un pronóstico hecho este mes por el ministro de Finanzas, Alexéi Kudrin, será de un 10%, quizá con algunas décimas. La meta para 2005 es reducir la inflación al 7,5%-8,5%. A pesar de la paulatina disminución de este índice, el Fondo Monetario Internacional ha criticado a Rusia por prestar, en su opinión, menos atención de la debida a la inflación.

Y las arcas de Rusia están llenas: las reservas del Banco Central llegaron este mes a cerca de 79.000 millones de euros, mientras que el Fondo de Estabilización -creado por si los precios del petróleo caen bruscamente- ya se acerca a los 10.000 millones y se calcula que para principios de 2005 ronde los 16.000 millones de euros. Es decir, que Rusia podría vivir un año entero sin ganar un solo céntimo.

Esta bonanza se debe primordialmente a las exportaciones de petróleo, que en los primeros nueve meses de este año crecieron un 18,5% frente al mismo periodo de 2003, elevándose a 135.048.000 toneladas (3,6 millones de barriles diarios). Paradójicamente, el crudo es al mismo tiempo una de las principales fuentes de los problemas que en estos momentos sufre Rusia.

Alta corrupción

La lluvia de petrodólares ha hecho que Rusia no sepa qué hacer con ellos, y en lugar de invertirlos en desarrollar la economía nacional, los tiene en bancos extranjeros y en bonos de otros países. El problema principal es que se teme que con el altísimo nivel de corrupción que existe hoy en el país, el dinero que se destine a programas de inversión no será utilizado para esos fines, sino que al final desaparecerá sin que se hayan alcanzado los objetivos planteados.

Algunos economistas, como Andréi Beloúsov, director del Centro de Pronóstico Macroeconómico, se quejan de que con la actual política Rusia está ayudando a Europa y Estados Unidos. El liberal Yevgueni Yasin, ex ministro de Economía, es aún más categórico: "Precisamente con ese dinero ruso George Bush cierra los agujeros que tiene el presupuesto norteamericano y conduce la guerra en Irak".

Pero, ¿qué hacer con los petrodólares que se juntan en el Fondo de Estabilización si la infraestructura del país no está preparada para absorberlos? Ése es el principal tema de discusión.

El mismo Yasin afirma que si se reparten las reservas en Rusia -por ejemplo, en programas sociales-, la inflación se desatará. "Sucederá algo parecido a la liberalización de 1991", cuando los precios se dispararon. Beloúsov también es consciente de que "no es conveniente traer de vuelta las divisas a Rusia", porque "el dólar se volvería barato y el rublo caro". El resultado sería que la industria rusa quebraría, explica.

Fuga de capitales

Pero el exceso de dinero no es el principal dolor de cabeza que tiene Rusia. La fuga de capitales ha aumentado de forma impresionante, según el Banco Central, en enero-septiembre, en cinco veces más frente al mismo periodo del año pasado, superando los 8.800 millones de euros. El vicegobernador de la entidad emisora rusa, Alexéi Ulukáyev, opina que este año la fuga de capitales alcanzará los 9.600 millones.

Y este pronóstico es optimista: los expertos del Centro de Desarrollo piensan que para fines de 2004 la fuga será de un mínimo de 13.600 millones y puede incluso que llegue a los 16.000 millones de euros. La atracción de Rusia como país donde conviene invertir descendió al undécimo lugar (desde el octavo el año pasado) en la clasificación de la compañía AT Kearney. Estos procesos se deben, en parte, a que otros países, como China o India, se han vuelto mucho más atractivos para los inversores y, en parte, a razones exclusivamente internas de Rusia. En el emperoramiento del clima inversor ha influido indudablemente el acoso a la petrolera Yukos y el encarcelamiento de Mijaíl Jodorkovski. Además, el ritmo de las reformas en el país ha disminuido y es bastante menor del que esperaba el mundo de los negocios hace un año. Por último, la serie de atentados terroristas que ha azotado a Rusia también contribuye a deteriorar su imagen. El ritmo de crecimiento industrial de Rusia bajó en el tercer trimestre. Así, en septiembre la producción industrial media diaria creció sólo en el 0,2% -0,5% menos que el trimestre anterior-, lo que significa que este año el crecimiento industrial de Rusia alcanzará un máximo del 6,5% si en los meses que quedan no se logra cambiar la tendencia.

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