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Maragall impulsará un nuevo "guión" para el 12 de octubre que reivindique la República española

Mas y Ridao critican al presidente por asistir al desfile, mientras que Piqué le felicita

Enric Company

Tras el alud de críticas por la inclusión en los actos del 12 de octubre en Madrid de un representante de la División Azul que luchó junto con los nazis en la Unión Soviética, el presidente Pasqual Maragall se comprometió ayer en el Parlament a impulsar que la celebración tenga el año próximo "otro carácter, otro lugar y otro guión". Entre los cambios que se pueden introducir en el ámbito de los símbolos y la recuperación de la memoria histórica, el presidente apuntó que la República española ha de dejar de ser considerada "un pasado que olvidar".

Maragall tuvo que dar explicaciones sobre su asistencia al desfile militar del 12 de octubre, tanto a sus aliados como a la oposición. Se las requirieron el republicano Joan Ridao y el convergente Artur Mas, que le criticaron. En cambio, el presidente del PP catalán, Josep Piqué, le felicitó.Al republicano, Maragall le aseguró que "lamenta" la "distinta apreciación" de los tres partidos del Gobierno que preside sobre la conveniencia de asistir a los actos del 12 de octbre. Pero le dijo también que esa presencia es fruto de su política de "implicarse para poder decidir". Precisamente por esto, y visto lo que ha sucedido este año en la celebración, le anunció que hará todo lo que esté en su mano para modificar el contenido del acto con vistas al año próximo. Su objetivo será lograr que gire en torno a la Constitución, "en línea con lo que también ha expresado Iniciativa per Catalunya Verds", dijo.

En la respuesta a Piqué, que le había felicitado por asistir al acto, Maragall especificó que así como la celebración de la Diada de l'Onze de Setembre constituyó un éxito, "la celebración que se ha hecho de la fiesta nacional española no ha sido lograda y debe mejorar".

Fue en el turno de Artur Mas cuando Maragall afirmó que su actuación fue fruto de su "deber institucional" y aseguró que "volvería a hacerlo sin ningún complejo". Se trata, dijo, de "un gesto meditado, necesario", del tipo de los "que hay que hacer entre las instituciones de Cataluña y de España" para establecer "un clima positivo y de acuerdo".

Maragall defendió que estas políticas no pueden hacerse "a medias". Y como ejemplo de las políticas de medias tintas, de estar y no estar, puso la actuación de su antecesor en la presidencia, Jordi Pujol, de quien recordó que en 2000 copresidió en Barcelona un desfile militar del Día de las Fuerzas Armadas que no fue muy distinto del que tuvo lugar el martes pasado en Madrid. "Yo no reclamo codecidir un día sí y un día no", añadió, sino "implicarse para decidir". Para lograr, entre otras cosas, que el Estado español se implique en el restablecimiento y el progreso de las instituciones catalanas y de su memoria histórica, como parte de un "proyecto francamente ilusionante" que es el de "hacer entender nuestra singularidad", dijo.

Fue en este punto cuando Maragall afirmó: "El guión del año que viene ha de ser diferente. Por ejemplo, la República española, la que hizo posible el primer estatuto, no puede seguir siendo considerada un pasado que olvidar".

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