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La Universitat traduce el libro de Milosz que enojó a los estalinistas

'La ment captiva' fue criticado también por los capitalistas

Ferran Bono

La Universitat de València ha traducido al valenciano La ment captiva, un libro objeto de una notable polémica, del escritor polaco, fallecido en agosto a los 93 años, Czeslaw Milosz. El Premio Nobel de Literatura en 1980 describe en esta obra de 1953 el proceso de conversión de los intelectuales de su país en "esquizofrénicos servidores del sistema" estalinista, explica el traductor e introductor, Guillem Calaforra.

La ment captiva fue rechazado por los comunistas polacos y también por las autoridades de EE UU, que le negó el visado durante 9 años. Los exiliados polacos y los existencialistas franceses como Sartre también cargaron las tintas contra esta "crítica desde la izquierda de los regímenes totalitarios, de un color o de otro", según Calaforra.

Es la primera vez que se traduce al valenciano este libro del también exiliado Milosz, que lamentaba su fama de ensayista cuando él se consideraba sobre todo "un poeta". La ment captiva le convirtió en "héroe nacional de los indonesios que luchaban contra Sukarno", apunta Calaforra en el volumen que saldrá a la venta próximamente. La obra también tiene desde que apareció notables defensores, como Karl Jaspers o Gombrowicz. Con el paso del tiempo se ha convertido en un clásico que no pierde vigencia porque, a juicio de Calaforra, sus conceptos son útiles para la interpretación de la sociedad actual.

La ment captiva analiza los diversos factores que arrastran al intelectual hacia la aceptación del estalinismo como visión del mundo. Para ello habla de la "píldora de Murti-Bing". "El hecho de tomarla satisfaría un impulso verdaderamente intenso del ser humano: la necesidad de creer y de eliminar incertezas, de tener una convicción que lo explique todo, aunque el precio de esto sea la cautividad mental y aniquilamiento del pensamiento libre", explica el traductor y estudioso.

La obra, no obstante, fue leída bajo el filtro de la experiencia de cada uno con el estalinismo. De ahí las reacciones contradictorias que provocó. Algunos exiliados polacos sostenían que el autor mistificaba la situación real "con la intención de conseguir un poco de comprensión para los intelectuales orgánicos del estalinismo", a través del ketman. Calaforra propone una lectura de este concepto diferente a la idea "simplista" de que era una manera artificiosa de embellecer lo que era puro oportunismo, miedo a la represión o hipocresía. El ketman es el resultado de una disyunción extrema entre la esfera pública (actuación) y la esfera privada (convicción). De modo que el ciudadano finge ser un seguidor de las decisiones que odia interiormente, además de tener la convicción de ser superior. "Esta manera de actuar funciona como un antídoto contra la sumisión interior absoluta; es una constante en determinados contextos institucionales, organizados sobre la base de códigos de pensamientos prescritos", sostiene Calaforra.Agrega que determinadas estructuras como partidos políticos o la enseñanza privada y confesional, "el ketman es una forma de supervivencia inevitable".

El traductor destaca que uno de los grandes aciertos de Milosz en la caracterización del proceso de cautividad mediante instrumentos de la sociología de la religión, los rituales como medios de dominación. Esta maniobra analítica se puede aplicar también a otros ámbitos.

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Sobre la firma

Ferran Bono
Redactor de EL PAÍS en la Comunidad Valenciana. Con anterioridad, ha ejercido como jefe de sección de Cultura. Licenciado en Lengua Española y Filología Catalana por la Universitat de València y máster UAM-EL PAÍS, ha desarrollado la mayor parte de su trayectoria periodística en el campo de la cultura.

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