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Crónica:FÚTBOL | Espectacular segunda jornada de la Liga de Campeones: 31 goles en ocho partidos
Crónica
Texto informativo con interpretación

¡Raúl!

El capitán, en una noche épica para él, levanta al Madrid cuando se encontraba al borde del abismo ante el Roma

Santiago Segurola

El Madrid eligió la noche más imprevista para darse a la épica. Encabezado por Raúl, autor de un partido glorioso, superó todas las dificultades que encontró en un choque que parecía su tumba. Durante mucho tiempo estuvo en el alambre, al borde de una crisis colosal. Cansada de soportar malas noticias, la afición se preparó para lo peor después de los dos tantos del Roma. Era el típico encuentro de consecuencias imprevisibles, porque la crisis superaba con mucho la decepción de la derrota. Allí se cuestionaba el peculiar modelo del equipo, la caducidad de las estrellas y la figura del presidente. Todo esto en septiembre, en el puro arranque de la temporada, cuando cualquier equipo tiene garantizado el crédito, por pequeño que sea. Pero después del gol de Cassano, el Madrid parecía condenado a un año trágico. Pero surgió Raúl, lo que se sabe de Raúl, lo que se ponía en duda de Raúl. Irrumpió el jugador cuya voluntad está por encima de cualquier límite. En medio del sufrimiento del equipo y de la hinchada, Raúl llevó literalmente al Madrid a la victoria. Marcó dos goles, fue decisivo en otro y siempre tuvo la pinta de superar todos los obstáculos del encuentro.

REAL MADRID 4 - ROMA 2

Real Madrid: Casillas; Salgado, Helguera, Samuel, Roberto Carlos; Beckham, Celades (Guti, m. 64); Figo, Raúl (Pavón, m. 82), Zidane; y Ronaldo (Raúl Bravo, m. 85).

Roma: Pelizzoli; Panucci, Dellas, Cufré, Candela Sartor, m. 60); Mancini, Dacourt, De Rossi (Mido, m. 76), Perrotta; Totti y Cassano.

Goles: 0-1. M. 3. Dellas mete entre los defensas, por donde entra De Rossi, que eleva ante Casillas. 0-2. M. 21. Totti envía al hueco, Perrotta deja pasar y Cassano marca de disparo raso. 1-2. M. 39. Figo cede a Raúl, quien lanza desde fuera del área, el balón toca en un defensa y se cuela. 2-2. M. 53. Figo, de penalti por empujón de Panucci a Raúl. 3-2. M. 73. Figo envía raso al área pequeña y Raúl se adelanta a un defensa. 4-2. M. 79. Zapatazao de Roberto Carlos desde fuera del área que entra por la escuadra.

Árbitro: Valentin Ivanov (Rusia). Amonestó a Celades, Helguera y Samuel.

Unos 45.000 espectadores en el Bernabéu.

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Peleado con el gol durante casi seis meses, misteriosamente abandonado por el don del fútbol, Raúl había penado entre la curiosidad y la compresión de los aficionados, que no acertaban a entender los problemas del jugador que ha sido bandera del Madrid en los últimos diez años. En su caso, los problemas tenían un carácter dramático, pues pocos futbolistas se sienten más comprometidos con su profesión. Se le veía sufriente en el campo, en busca de goles y de juego. En sus dificultades se apreciaban todos los problemas del equipo. Termómetro del Madrid durante toda su carrera como jugador, a nadie extrañaba que la profunda crisis de los últimos meses coincidiera con la dura travesía de Raúl. Fue ayer, en un partido extremadamente complicado, frente a un rival de prestigio, cuando Raúl apareció con toda su grandeza. En el momento más difícil y ante la censura del Bernabéu al Madrid, Raúl regresó a su condición de futbolista excepcional.

No tuvo tregua el Madrid, que encajó el primer gol de saque. El tanto de De Rossi llegó en el tercer minuto, ante el estupor de jugadores y aficionados. Un gol, por cierto, que recordó las habituales concesiones defensivas del Madrid. Todos miraron a Dellas, que elevó la pelota sobre la defensa. Desde atrás llegó De Rossi para sorprender a Casillas y a aquella fila de estatuas. La enérgica reacción del Madrid no tuvo consecuencias. Su juego, que no era ni bueno ni malo, tenía un punto de coraje y de desorganización. Pero el Madrid estaba expuesto a la cornada del Roma en cada contragolpe. El equipo italiano jugó bien durante el primer tiempo, con orden y astucia. Sin un ariete convencional, Cassano y Totti se retrasaban hasta la media punta y producían pánico en los rígidos y muy nerviosos centrales del Madrid. El Madrid empujaba con todo, pero el Roma amenazaba con el gol. Lo concretó en otro error defensivo del Madrid. La misma parálisis del primer gol se repitió en el segundo, anotado por Cassano. El partido quedó para la tragedia o para la epopeya. No había término medio. Fue la epopeya.

Más que jugar un gran partido, el Madrid lo conquistó. Raúl se encargó personalmente de conseguirlo. Tuvo el mérito de aclarar el horizonte con el primer tanto. Se ayudó de la fortuna. El central desvió ligeramente la pelota, que superó al portero. Pero Raúl había comenzado a desplegarse mucho antes, refractario a una derrota que se antojaba segura. No fue así. El segundo tiempo fue un contundente ejercicio de determinación, algo que al Madrid le resulta más sencillo en la Copa de Europa. Esta vez se sentía exigido además por la gravedad del momento. Uno a uno comenzaron a aparecer sus mejores futbolistas. A Raúl se añadió Figo.Y a Figo le siguió Roberto Carlos. Zidane cobró importancia. Salgado utilizó la banda derecha con tanta frecuencia no hubo manera de detenerle. El equipo italiano, agolpado en su área, se preparó para resistir, pero el penalti de Panucci a Raúl acabó con sus planes. Marcó Figo y todo lo que sucedió abundó en la idea de una gran noche para el Madrid. El ingreso de Guti por Celades añadió las condiciones necesarias para la victoria. Guti comenzó a tirar pases precisos, profundos, dañinos para la defensa del Roma. El asedio se hizo insostenible para el Roma, definitivamente abatido con el segundo tanto de Raúl. Desvió el tiro de Figo y lo llevó a la red. El típico gol de Raúl. Había regresado el jugador bandera del Madrid. A la hinchada, siempre tan cambiante en el Bernabéu, le dio un ataque de entusiasmo. Se olvidaron todas las diferencias con el equipo y con los futbolistas más criticados. Se olvidaron de los abucheos de Roberto Carlos y lo convirtieron en un estallido de felicidad tras el maravilloso remate del lateral en el cuarto tanto. Esa noche miserable se convirtió allí mismo en un partido memorable. Cómo es el fútbol.

Raúl celebra su segundo gol, el tercero del Madrid, ante la desolación de Pelizzoli y Panucci.
Raúl celebra su segundo gol, el tercero del Madrid, ante la desolación de Pelizzoli y Panucci.MIGUEL GENER

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