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Reportaje:

Las bondades de la soja, en tela de juicio

Los expertos advierten de que no se han demostrado los beneficios de este vegetal en la menopausia

En los últimos tres años las ventas de suplementos a base de soja en las farmacias y centros de dietética se han disparado. En los prospectos de estos productos se ensalzan las particularidades de las isoflavonas de la soja, estrógenos naturales con una estructura similar a los de la mujer, que desaparecen repentinamente con la llegada de la menopausia. Entre las indicaciones de estos suplementos figuran el alivio de sofocos, alteraciones de la piel, sequedad vaginal y prevención de problemas asociados al climaterio a largo plazo, como la fragilidad de los huesos o las complicaciones cardiovasculares.

¿Pero posee realmente la soja este prometedor potencial terapéutico? El debate está abierto y numerosos ginecólogos y especialistas en fitoterapia empiezan a advertir de que no se ha realizado todavía ningún estudio lo suficientemente amplio para asegurar que este vegetal es tan beneficioso como se proclama.

"La soja ha sido respaldada por un 'boom' comercial sin aval científico"
"Ni tanta soja, ni tan poca terapia hormonal sustitutoria", dicen los expertos en menopausia

Precisamente la ausencia de estudios con suficiente base científica que avalen las propiedades atribuidas a la soja ha llevado a la Sociedad Española para el Estudio de la Menopausia (AEEM) a divulgar un documento en el que se advierte a ginecólogos, médicos de familia, y a la población en general de que probablemente se está sobrevalorando el poder terapéutico de este vegetal (rico en estrógenos naturales) para contrarrestar los efectos de la menopausia.

En el documento, cuyo redactado final se consensuará el próximo jueves, los expertos en el estudio de la menopausia pretenden, asimismo, despojar a la terapia hormonal sustitutoria (tratamientos basados en estrógeno y progesterona para sustituir las hormonas perdidas con la menopausia) de la maldición que acompaña a este tratamiento desde el año 2002, cuando un amplio estudio clínico que se estaba realizando en Estados Unidos con 16.000 mujeres menopáusicas se paralizó al observarse que los fármacos incrementaban de forma significativa el riesgo de sufrir cáncer de mama y de útero y de enfermedades cardiovasculares.

"Ni tanta soja ni tan poca terapia hormonal sustitutoria". Así puede resumirse la advertencia que hará pública la AEEM, según adelanta Joaquim Calaf, miembro de esta asociación y jefe del Servicio de Ginecología del Hospital Sant Pau de Barcelona. "En dosis bajas y periodos de tiempo limitados, la terapia hormonal sustitutoria sigue siendo la mejor alternativa para determinadas mujeres menopáusicas que no presentan contraindicaciones en su uso", explica la ginecóloga del Hospital Clínico de Barcelona Magdalena Duran, coordinadora del grupo de fitoterapia de la Asociación Española para el Estudio de la Menopausia.

Con las malas noticias sobre la terapia hormonal (que fue considerada como la fórmula para la eterna juventud femenina), el número de usuarias del tratamiento descendió en picado -en España, donde la utilizaban medio millón de mujeres, la tasa de abandonos se situó en el 58% el año pasado-, y se inició, paralelamente un meteórico ascenso del consumo de soja y complementos de este vegetal ricos en isoflavonas como remedio natural contra los síntomas de la menopausia.

¿Por qué esta fe, probablemente desmesurada, en este vegetal? "La soja ha sido respaldada por un boom comercial no avalado por estudios científicos serios", destaca Carme Coll, directora del programa de atención a la mujer del Barcelonès Nord del Instituto Catalán de la Salud (ICS). "Estudios preliminares están sugiriendo que otros vegetales, carentes de isoflavonas, podrían tener estos efectos atribuidos a la soja", agrega Coll.

La alerta contra la infundada exaltación a la soja se ha reforzado con la reciente publicación en The Journal of the American Medical Association (JAMA) de un estudio que concluía que los estrógenos naturales de la soja no mejoran las funciones cognitivas, ni la densidad de los huesos ni los niveles de colesterol en las mujeres postmenopáusicas.

En el trabajo, realizado por la University Medical Center de Utrecht (Holanda), participaron 202 mujeres de entre 60 y 75 años. Siguiendo el método del doble ciego, a la mitad del grupo se les suministró durante un año y diariamente 25,6 gramos de proteína de soja que contenía 99 miligramos de isoflavonas. La otra mitad recibió placebo. Los autores del trabajo no observaron ninguna diferencia entre las mujeres que tomaron placebo y las que ingirieron soja sobre su rendimiento cognitivo, ni en los niveles de lípidos en sangre ni en la densidad mineral de los huesos, tres funciones que se ven alteradas con el repentino declive de hormonas al aparecer el climaterio.

Si no hay estudios científicos serios sobre las supuestas bondades de la soja, tampoco los hay que analicen su inocuidad tomada en grandes cantidades. "Precisamente uno de los problemas de las cápsulas de soja es que contienen fitoestrógenos en cantidades muy variables", señala Magdalena Duran.

La Asociación Española para el Estudio de la Menopausia reclama que se patrocinen estudios científicos amplios sobre los beneficios o perjuicios del consumo de soja. Mientras tanto, y en plena eclosión del consumo de soja, la controversia está más viva que nunca.

Mientras un trabajo realizado con animales de laboratorio en Estados Unidos y publicado en The Journal Endocrinology and Metabolism mostraba que, a niveles dietéticos, los estrógenos de la soja no estimulaban el crecimiento celular, otros trabajos han sugerido que el consumo de este vegetal en grandes cantidades puede aumentar el riesgo de cáncer de mama, entre otros problemas de salud.

Mientras no se realicen los estudios científicos necesarios, los expertos recomiendan precaución. "La soja no es la panacea, no es la fuente de la eterna juventud ni de la eterna salud, pero un consumo moderado no tiene por qué ser perjudicial", considera Joaquim Calaf. "Lo que sí parece comprobado es que la soja reduce el colesterol y que a muchas mujeres les alivia los sofocos si presentan una sintomatología leve o moderada", agrega Magdalena Duran. "En estos casos", puntualiza la ginecóloga y especialista en fitoterapia, "la soja es una opción para las mujeres que quieren evitar la terapia hormonal sustitutoria".

Los expertos coinciden en que ha contribuido a ensalzar la soja el hecho de que varios estudios epidemiológicos en Japón han demostrado que las mujeres que consumen soja toda su vida tienen tasas de cáncer mamario ligeramente inferiores a las de aquellas que no la consumen y que las pacientes con cáncer de mama tienen mayor tasa de supervivencia que las occidentales. Sin embargo, los especialistas consultados señalan que otros factores dietéticos, de estilo de vida o genéticos, podrían estar influyendo en la menor tasa de cáncer de mama entre las japonesas.

Suplementos dietéticos a base de soja en una farmacia de Barcelona. 

/ MARCEL·LÍ SÀENZ
Suplementos dietéticos a base de soja en una farmacia de Barcelona. / MARCEL·LÍ SÀENZ

El auge de las isoflavonas

Los fármacos basados en isoflavonas de la soja suponen el 95% de las plantas medicinales que se dispensan en las farmacias como remedio natural a los síntomas de la menopausia. Las ventas de estos productos se han disparado en las farmacias españolas desde 2002, cuando la terapia hormonal sustitutoria fue desacreditada en Estados Unidos al observarse que sus riesgos superaban sus ventajas. El Centro de Investigación sobre Fitoterapia (Infito) informa de que en 2002 se dispensaron 1,2 millones de envases en las farmacias españolas, una cifra que se elevó a 1,7 millones en 2003, lo que supone un incremento del 29% en tan sólo un año. Andalucía fue la comunidad donde más aumentaron las ventas de estos productos de soja en las oficinas de farmacia, con un incremento del 40%.

La entidad calcula que las ventas de estos productos habrá experimentado un aumento aún más acusado a finales de 2004.

Infito afirma que la mayoría de ginecólogos ha prescrito alguna vez plantas medicinales, mayoritariamente extractos de soja, para contrarrestar los síntomas del climaterio en la mujer, y agrega que el 30% de los facultativos los recomienda habitualmente. Las españolas optan mayoritariamente por adquirir estos preparados fitoterápicos en las farmacias y sólo una minoría los compra en centros de dietética, según Infito.

El auge de los productos de soja ha tenido especial repercusión en Estados Unidos. Desde 2001, la venta de estos productos ha aumentado el 44%, y alcanzaron una facturación de 3.900 millones de dólares el año pasado. Pero mientras en este país ha aumentado el consumo de soja y derivados (leche de soja, brotes o tofu), los suplementos dietéticos a base de extracto de este vegetal (mayoritariamente en comprimidos) han empezado a disminuir, probablemente a causa de la preocupación que generan en las consumidoras los riesgos que podrían tener para la salud, dada las elevadas concentraciones de isoflavonas que estos componentes suelen llevar.

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