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Reportaje:ANÁLISIS: EL MAYOR CONFLICTO DEL MUNDO

En la cresta de la ola del fundamentalismo

Ángeles Espinosa

Irak inauguró el pasado 28 de junio una etapa clave para diseñar su futuro. Más allá del simbolismo de recuperar la soberanía, ese día empezó la cuenta atrás de un proceso político que debe desembocar en las ansiadas elecciones. Votar una Asamblea Nacional, elaborar el censo o establecer las reglas del juego para los partidos políticos son, con todo, tareas menores. Los iraquíes tienen que definir el tipo de Estado que desean: pluralista o confesional, democrático o intolerante. De su decisión depende que se controle la violencia que arrastran desde la guerra y que lleguen las inversiones extranjeras.

"Si en las elecciones, los iraquíes no apoyamos la tendencia religiosa y los integristas resultan ser una minoría, los inversores extranjeros tal vez arriesguen sus fortunas en Irak", aventura el catedrático de Economía Humam al Shamáa, quien, no obstante, duda que sea posible organizar elecciones en seis meses por la ausencia de estabilidad. "La inversión extranjera no sólo huye de la inseguridad, sino también de la inestabilidad política, social y religiosa", explica. "El dinero no va a venir mientras no vea claro el futuro".

"Las tendencias islamistas totalitarias, tanto chiíes como suníes, constituyen un problema", asegura el economista Al Shamáa, antiguo baazista

En su opinión, la principal incógnita es si va a triunfar el proyecto democrático. "Las tendencias islamistas totalitarias, tanto chiíes como suníes, constituyen un problema", asegura este antiguo baazista que defiende un modelo laico de Estado. "Incluso si se estabilizara el país, no veríamos inversiones extranjeras que renovaran nuestra infraestructura, excepto tal vez en los sectores más rentables".

Nadie está seguro de cuál será el resultado electoral. "Los norteamericanos infravaloraron el fanatismo religioso", apunta Al Shamáa. Políticos liberales como Adnan Pachachi, el candidato de la ONU que rechazó la presidencia de Irak ante la hostilidad de ciertos miembros del Consejo de Gobierno, se muestran convencidos de que "la mayoría de los iraquíes respaldan un proyecto liberal y democrático". Sin embargo, los sectores religiosos tienen otra opinión.

"El Gobierno provisional no refleja con fidelidad el carácter musulmán del pueblo iraquí", se queja el jeque Humam Báquer al Hamudi, consejero político de la Asamblea Suprema para la Revolución Islámica en Irak (ASRII). "Sólo tres de los 36 miembros del Ejecutivo, dos chiíes y un suní, son personalidades religiosas", constata, persuadido de que "la calle iraquí es musulmana".

"Lo que sucede es que los religiosos están bien organizados y se hacen oír", explicaba recientemente Pachachi a esta enviada, "y el resto, la mayoría silenciosa, incluye a gente de ideas políticas distintas: socialistas, capitalistas, comunistas, nacionalistas, liberales... que, aunque defienden programas políticos y económicos diferentes, desean un Estado laico y son conscientes de que es urgente parar la ola de fundamentalismo religioso".

Las encuestas respaldan esa visión, pero también indican la ausencia de líderes capaces de aunar al resto. Según el Centro de Investigación y Estudios Estratégicos de Irak (CIEEI), apenas un 10,5% de los iraquíes trabaja con o apoya a algún grupo o partido político, en tanto que un 48,2% asegura hacerlo respecto de un movimiento o grupo religioso. Si se les pregunta por la religión, un 21,7% se identifica como suní; un 26,5%, como chií, y el 50,1%, simplemente como musulmán (el resto se distribuye entre las minorías cristianas y otras). Sin embargo, cuando la cuestión es en qué doctrina creen, el 53,7% no responde, frente a un 24,7% que elige la suní, y un 21,7%, la chií. Estos porcentajes están muy lejos de los que obtiene cualquier político.

"Cuando les planteamos con una pregunta abierta a quién votarían si tuvieran la oportunidad de elegir a su presidente, un 42,3% aún no tiene clara su elección", destaca Saadún al Duleimi, director del CIEEI, un centro privado que promueve la sociedad civil y los valores democráticos. "Los resultados nos indican que el nuevo Gobierno no tiene el suficiente apoyo de los iraquíes", subraya este doctor en Psicología Social.

Sólo el vicepresidente Ibrahim al Yáfari obtiene un 16,5% de votos como candidato a la presidencia. El actual presidente, Ghazi al Yauer, logra un 2,3%, y el primer ministro, Ayad Alaui, un 1,6%. El resto de los políticos que a diario ocupan los titulares de la prensa local e internacional apenas obtienen un 1% de apoyo, a excepción del kurdo Yalal Talabaini (6,6%) y de Pachachi (4,8%). Sadam recibe un 1,7%.

"La vida política aún resulta poco atractiva para los iraquíes", explica Al Duleimi; "a pesar de todo el frenesí desplegado respecto al proceso de transición, el 85% de los encuestados manifiesta no tener ningún interés en designar o ser candidato, frente a un 3,3% que muestra inclinación por esas actividades". En su opinión, los asuntos políticos (Gobierno, elecciones, etcétera) no constituyen la prioridad del iraquí medio.

Las caras de siempre

"En nuestra encuesta de abril, la política era la tercera preocupación citada después de la seguridad y la economía; en la última, a finales de junio, pasó al cuarto lugar tras la salida de las tropas extranjeras", apunta. "Aun así, nos machacan cada día con el nuevo Gobierno y sus actividades, pero la gente no ve caras nuevas y va a juzgarlo por sus resultados: si mejora los servicios y la seguridad", resume.

De momento, los iraquíes se concentran en lo inmediato. Esta actitud hace aún más difícil pronosticar el futuro. "Es tan fácil equivocarse", se disculpa un diplomático europeo. En lo único que coinciden todos los consultados es en que la violencia no va a desaparecer antes de las elecciones. Aun así, más de la mitad de los iraquíes creen que ha valido la pena derribar a Sadam Husein, y cerca del 60%, que la situación económica de su país va a mejorar en los próximos seis meses.

Fieles creyentes chiítas muestran las navajas con las que acaban de producirse cortes en la abeza para festejar el día de la Ashura en la ciudad santa de Kerbala el pasado 11 de abril.
Fieles creyentes chiítas muestran las navajas con las que acaban de producirse cortes en la abeza para festejar el día de la Ashura en la ciudad santa de Kerbala el pasado 11 de abril.AP

Irak

ø 25.374.691 habitantes.

ø 437.000 kilómetros cuadrados.

ø Renta per cápita: unos 1.600 dólares.

ø Economía basada en el petróleo, que obtiene el 95% de las divisas.

ø Religión musulmana suní (30%) y chií (65%).

ø Estado en transición hacia una democracia.

ø Composición étnica: árabes, 75%; kurdos, 20%; turcomanos, asirios y otros, 5%.

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Sobre la firma

Ángeles Espinosa
Analista sobre asuntos del mundo árabe e islámico. Ex corresponsal en Dubái, Teherán, Bagdad, El Cairo y Beirut. Ha escrito 'El tiempo de las mujeres', 'El Reino del Desierto' y 'Días de Guerra'. Licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense (Madrid) y Máster en Relaciones Internacionales por SAIS (Washington DC).

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