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Entrevista:PEDRO MANTEROLA | Director del Museo Oteiza de Alzuza

"Corremos el riesgo de convertir a Oteiza en un personaje legendario"

Pedro Manterola Armisén tomó posesión de su cargo como director del Museo Oteiza de Alzuza el 16 de julio. Pintor, escritor, decano de la Facultad de Bellas Artes de la UPV entre 1981 y 1984 y director de la Cátedra Oteiza en la UPNA, Manterola, de 68 años, es uno de los mayores expertos en la obra del artista vasco.

Pregunta. ¿Qué le impulsó a aceptar la dirección del museo?

Respuesta. No lo sé. La respuesta es ésa. Sí tengo razones, pero ninguna sería suficiente para responder a la pregunta.

P. En su día, usted rechazó ser miembro del patronato de la fundación, pese a los deseos del propio Oteiza.

R. Así es. Jorge y yo compartimos una larga mistad y me nombró. Le dije que no, pero él me seguía convocando a reuniones del patronato, hasta que al final se cansó de mis negativas.

"Me conformo con que los conflictos en el patronato no interfieran en mi trabajo"
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"La exposición de Bilbao se ha proyectado con un criterio riguroso en extremo"

P. ¿Aceptó dirigir su museo por amor al artista y su obra?

R. Yo le quería, le quería de esa manera encarnizada que era él. Como persona era un hombre con las virtudes y los defectos exacerbados de los artistas, virtudes y defectos gigantescos. Era una persona insólita, el centro de su propia vida. Quizá no sentía odio ni amor por nadie. Su personalidad absorbía por completo todo lo que ocurría a su alrededor.

P. Y de trato complejo...

R. Sí. Al final me fui alejando de él. No reñimos nunca realmente. Soy de los pocos que no reñí con Jorge. Habría que aplicar el aforismo de que a la gente se le mide por sus enemigos, por aquellos con los que lucha. El que lucha con un ladrón es un ladrón, el que lo hace contra un tigre, es un tigre, y el que lucha contra un dios, es un dios. Jorge se pasó la vida luchando contra sí mismo.

P. ¿Con qué realidad se ha encontrado en Alzuza?

R. Con la obra artística de un gigante de la escultura. Tenemos el peligro de prolongar una historia falsa, arbitraria, que da lugar a todas las confusiones, que es hablar de la persona de Jorge Oteiza, como si todo lo demás fueran más o menos producciones subalternas o accesorias de una personalidad gigantesca que es su obra de arte. Aunque Jorge defendió eso precisamente, asegurando que la verdadera obra de arte es el artista, continuar por ahí tiene el peligro de convertirlo en un personaje legendario, hacer que sea un mito, que nadie sepa nada de la obra de Oteiza y mucho de esa oscuridad de él. El museo debe enseñar que Oteiza fue un escultor extraordinario, pero que él mismo, por sus conflictos de personalidad, no contribuyó a difundir el producto de su inmenso talento como hubiera sido deseable.

P. ¿Por dónde ha comenzado su trabajo?

R. Estoy tomando contacto con los miembros del equipo técnico y con los problemas del museo. Estamos trabajando para formular un proyecto global del museo. Espero que esté en condiciones de ser sometido a la consideración del patronato a finales del verano.

P. El patronato acordó iniciar la elaboración del catálogo razonado de la obra del escultor. ¿Es una de las prioridades?

R. Sí. El catálogo es un documento esencial, pero muy costoso y complicado. Incluye la elaboración de las fichas técnicas y documentales, los repertorios bibliográficos y los índices. Convendría distinguir dos niveles en la catalogación: el primero, la obra de Oteiza en el museo; el segundo, la totalidad de su obra. Por supuesto, en ninguno de los dos casos puede limitarse a la obra escultórica.

P. Algunas fuentes destacan que las últimas polémicas judiciales y las investigaciones de presuntas falsificaciones han contribuido a devaluar enormemente la cotización de Oteiza en el mercado. ¿Qué opina?

R. Es verdad. Se diría que estamos llegando a un punto en el que ninguna galería seria va a querer relacionarse comercialmente con la escultura de Oteiza. Al parecer, circula un número impreciso de obras reproducidas. El mercado del arte es especialmente sensible a estas circunstancias.

P. La fundación cederá obra del legado para las exposiciones de los museos Guggenheim de Bilbao y Nueva York. ¿Es precisa esa itinerancia internacional que el propio artista quiso impulsar al final de su vida?

R. Oteiza es un artista de minorías fuera de nuestras fronteras. Las dos exposiciones, y especialmente la de Nueva York, pueden abrir una situación nueva en su reconocimiento internacional. Pero, a mi juicio, hay un aspecto más interesante. La exposición de Bilbao, según he podido comprobar, se ha proyectado con un criterio extremadamente riguroso. Los comisarios se han esforzado en presentar la obra de Oteiza poniendo especial atención en el desarrollo de su discurso experimental, de excepcional valor, pero poco y mal conocido. Es un planteamiento necesario si se quiere rescatar la obra de Oteiza de la oscuridad un tanto legendaria en la que algunos parecen querer sepultarla.

P. ¿Siguen faltando esculturas en el museo?

R. Respecto a las obras que por una u otra causa se hallaban en manos de terceras personas, hace pocos días se produjo la devolución de tres y espero que en breve se complete la del resto. Con todo, estamos realizando un nuevo inventario de la obra de Oteiza en el museo.

P. ¿En qué medida puede usted como director del museo contribuir a restañar las heridas abiertas en el patronato?

R. Ya me gustaría, pero no estoy seguro que pueda hacer semejante cosa, ni siquiera que me corresponda intentarlo. Me conformo con que los conflictos que no estén directamente relacionados con la obra de Oteiza o con el proyecto que estamos haciendo no interfieran en mi trabajo.

P. ¿Se han adoptado más medidas de seguridad del legado en Alzuza para preservar su estado y evitar nuevos robos?

R. Se han mejorado los sistemas de vigilancia interior y exterior. En cualquier caso, las medidas de seguridad deben ser objeto de revisión y renovación constante. Nunca es posible conseguir una seguridad total.

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