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Tribuna:Atenas 2004 | La opinión
Tribuna
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Grecia empieza con muy buen pie

Su historia en el mundo del deporte tiene algunas páginas brillantes, pero hemos de reconocer que en el mundo del arte y del teatro sus páginas lo son mucho más: son la auténtica cuna de nuestra civilización, la fuente donde todos hemos bebido. No es de extrañar, pues, que hayan realizado una Ceremonia Olímpica excepcional. Aunque, en este caso, ellos hayan bebido un poquito de las fuentes de Barcelona -los tambores de Calanda, la cometa-flecha encendiendo los aros olímpicos, el barquito de papel como el que se llevó al Cobi en la Clausura y la tela azul cubriendo a todos los deportistas, en nuestro caso la gran bandera olímpica-.

Hasta Barcelona, las Ceremonias Olímpicas fueron dominadas por tres estilos bien marcados. En Moscú las hizo el ejército, con perfección militar. En Los Ángeles dominó un cierto estilo Hollywood-Disney, con 80 pianistas y otros tantos pianos de cola blancos interpretando, creo, a Gershwin como uno de sus números estelares. Y en Seúl predominó el colorista folclore asiático de enormes dragones y serpientes. Barcelona rompió con todos esos moldes dando a las Ceremonias Olímpicas una nueva dimensión que Atlanta no supo entender regresando al pasado. En cambio Sidney, fichó como responsable de sus Ceremonias a un colaborador nuestro de Barcelona, que fue fiel a esa ruptura de moldes y supo hacer unas Ceremonias que, según Juan Antonio Samaranch, fueron las mejores de la historia, igualando las de Barcelona.

Ahora creo que podemos decir, con toda la modestia y al mismo tiempo con todo el orgullo, que, doce años depués, las Ceremonias Olímpicas de Barcelona han sido superadas. ¡Ya era hora! Por fin el uso de las nuevas tecnologías y de la iluminación, aparecidas en estos últimos doce años, ha sido realizado con sentido. Y desde el primer momento de la Ceremonia, que, naturalmente, empezó de noche. Por fin el agua se ha podido utilizar y eliminar rápidamente de un estadio, tal como se demostró que se podía hacer en los Campeonatos del Mundo de natación en el pabellón Sant Jordi, de Barcelona. Por fin se ha demostrado que no se es menos griego, y sí más universal, utilizando en un momento clave, el de la transformación de las esculturas griegas, una extraordinaria pieza musical de Mahler en vez de otra pieza más de música griega, por otra parte ya perfectamente representada durante toda la Ceremonia. En definitiva, es evidente que Dimitris Papaioannou no ha tenido limitaciones para escoger la música, las imágenes y el mejor especialista de fuegos artificiales, valenciano, ni el comité las tuvo para encargar la cubierta del estadio Olímpico a otro valenciano, el arquitecto Santiago Calatrava, cubierta que, por cierto, se supo utilizar muy bien durante la Ceremonia con juegos de luz y fuegos.

Dicho esto, pienso que sólo faltan ocho años para que alguien tenga hecho ya un extraordinario trabajo para Madrid que supere las Ceremonias de Atenas y también las de Pekín. Pero antes Madrid deberá conseguir la nominación frente a ciudades tan importantes como Nueva York, Moscú, Londres y París. Una odisea.

Lluís Bassat fue presidente de Ovideo Bassat Sport, creadores y realizadores de las Ceremonias Olímpicas de Barcelona.

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